viernes, 22 de marzo de 2019

SKINNED DEEP

A Gabe Bartalos se le conoce, principalmente, por su prolífica carrera como técnico de efectos especiales y maquillaje. En este apartado, y para ahorrarnos el eterno listado de títulos, podemos destacar la cantera de bichos que pueblan el "Basket Case 2" de Frank Henenlotter. Todos ellos cortesía de Bartalos.
Pero al hombre no le basta con eso. Eventualmente le gusta hacer sus propias películas. "Skinned Deep" fue la primera de las dos que pueblan su currículo como director y guionista. Viéndolas se nota que hay amor invertido en ellas y que quedan bien lejos de ser meros productos de consumo. Son trabajos personales y que gastan un tono bastante extraño, delirante y alocado.
A simple vista "Skinned Deep" (apadrinada en su día por la revista "Fangoria") podría ser la eterna derivación de "La matanza de Texas". De hecho, hay una secuencia que directamente recuerda a su segunda parte, en la que Bartalos trabajó aplicando maquillajes. Una familia de chalados se dedican a la caza y captura de personas que seguidamente mutilan y devoran. Algunas de ellas lograrán zafarse y tomarse la revancha.
El aspecto que marca la diferencia es, primero, una estética barroca y recargada aunque también cruda y feista. Segundo, el estrambótico sentido del humor, en ocasiones tan bufo como surrealista. Si a todo ello le sumamos unas dósis de gore gran guiñolesco y que el film está rodado en unos bonitos 16 mm, surge un nuevo vínculo con otra película, la mejor de toda la filmografía de Peter Jackson: "Mal Gusto".
La mentada familia viene formada por un especie de hombre biomecánico con cortante dentadura de acero, un enano histriónico que lanza platos con mortal precisión (interpretado por "Leprechaun" himself, Warwick Davis. Y sí, Bartalos curró también en algunas películas del malvado duende), una abuela aparentemente angelical, un tipo con un cerebro gigantesco y otro del que no hablaré para no estropear la sorpresa. Sus víctimas son una familia paródicamente yanki y una panda de moteros de la tercera edad, entre los que localizamos al legendario Forrest J. Ackerman. El no menos legendario Captain Sensible, del grupo "The Damned", pone música a una secuencia hilarante protagonizada por el del gran cerebro (y que propició a sus autores problemas con la autoridad).
Tal ensalada da como resultado una película peculiar y bizarra, que podría pecar de intentar artificiosamente ser carne de culto, pero que no por ello es totalmente desdeñable. Tiene sus buenos momentos y sus buenas ideas. Curiosa.