“Fiebre de noche de verano” no es más que una de tantas
alemanadas de finales de los 70 y primeros ochenta que equivaldrían al destape
español, a las jaimitadas italianas o a las ficheras mexicanas, esto es,
películas de tetas tan inherentes a un momento concreto de la historia del
cine.
Por lo demás, aburrimiento somero en una película en la que
lo que predomina es el diálogo que se va combinando con las escenas de folleteo
y que ayudan a ir avanzando una trama que consiste en ir avanzando, valga la
redundancia, en coche, hacia algún lugar.
Nada del otro mundo ni nada destacable en más aspectos que
los que aquí cuento.
Decir, eso sí que el director Siggi Gotz, es también el
responsable de una comedia de similares características, pero más divertida,
como era “Ríete como puedas” donde podíamos disfrutar de las dotes cómicas de
Michael Winslow, David Hasselhoff y el israelí Zachi Noy. Gotz es uno de esos
artesanos acostumbrados a hacer films de este tipo, de corte comercial, en su Alemania
natal.
En cuanto a “Fiebre de noche de Verano”, más que para pasar
el ratillo, se le debe echar un ojo si pica la curiosidad que suele suscitar el
producto exótico.
Llegó a nuestros cine en la época congregando a más de
139.000 espectadores en las salas, así como se editó en vídeo vía Video Disco,
sin que fuera una cinta que a posteriori haya tenido mayor repercusión.