sábado, 13 de junio de 2020

MALEVOLENCE

"Malevolence" surgió en plena resaca del neo-slasher que atacó nuesas neuronas a finales de los 90. Seguramente si destacó y recibió un poco el trato propio que hoy reciben las pelis bendecidas (o maldecidas) por el fenómeno "hype", se debió a que se apartaba de los preceptos de la mentada corriente e intentaba recuperar sus orígenes. ¿Cómo? inspirándose en los clásicos. Es decir, un mucho, pero muuuucho, de "La noche de Halloween" y unas gotitas de "La matanza de Texas". Tanto como para que Stevan Mena, director + guionista, se currara también una banda sonora a base de sintetizadores a lo John Carpenter. Hoy ese dato sería explotado hasta el agotamiento, pero entonces no llamó tanto la atención.
Por todo ello, en su día tenía muchas ganas de verla. La alquilé cuando tuve ocasión. No me gustó nada, ni entendí tanta monserga, así que mi cerebro se encargó de olvidarla e ignorar las dos secuelas que esputó. Dieciséis años después me entra el mono de darle una oportunidad. A la saga completa. Y me agencio la trilogía.
Volví a ver la primera. De entrada agradecí muchísimo que no comenzara con un grupo de adolescentes chillones subidos a una furgo. Algo es algo. En este caso son unos ladrones que roban un banco, secuestran a una mamá y su hija y todos terminan en una casa abandonada a merced de un asesino encapuchado. Al origen de este le dan mucho bombo, tanto al principio como al final. Que si en los USA desaparece mucho crío y tal y pascual. Pero nada, chorradas, lo que aquí tenemos es un slasher que atufa a clasicorro en todos sus fotogramas. Está bien rodado, es sobrio, con momentos intensos y tal... pero la verdad es que, en esencia, resulta increíblemente aburrido. Lento hasta la desesperación. Una lentitud que, al carecer de atmósfera o de algo medianamente llamativo, fresco u original, se hace insoportable. Vamos, estuve toda la peli luchando contra el insistente descenso de mis pesados párpados. Al final me rendí, cerré la tele y fui a la cama. Al día siguiente la retomé, pero mis impresiones no mejoraron demasiado. Sigo pensando que es un coñazo. Habrá quien diga que, al fin y al cabo, en eso consistían los slashers de catadura clásica, en aburrirse. Pues sí, puede que solo sea la percepción negativa de un cuarentón nostálgico, porque a mi pareja le gustó, así que nunca se sabe. En cualquier caso, es lo que hay.
Me dije a mi mismo que, independientemente de todo ello, vería las tres y las reseñaría, así que en una semana podrán leer todo respecto a la segunda parte. De nada.