lunes, 24 de agosto de 2020

CÓMO HACER EL AMOR CON UN NEGRO SIN CANSARSE

Vista a día de hoy puede parecer una película totalmente inofensiva, pero en 1989, año de su estreno, causó gran controversia por tratarse de una película que la crítica seria de los USA y los colectivos feministas consideraron racista y misógina. Puede que algo de esto haya porque los estereotipos con respecto al tamaño del rabo de los negros y a sus dotes amatorias están a la orden del día en el argumento, pero también es cierto que en el mismo se critica a la sociedad blanca, dando palos tanto a racistas blancos que tratan a las otras etnias como si fueran poco menos que violadores, como a racistas blancos no diagnosticados que se exceden en la defensa de los negros (racismo inverso), con lo cual, si hacemos una lectura total de la película, llegaremos a la conclusión de que se trata mayoritariamente de una sátira, que además incluye unos buenos chistes de pollas negras. Y eso, los yankees, lo llevan bastante mal.
Como fuere, hay que tener en cuenta también que se trata de una película canadiense hablada en francés, motivo por el cual, posiblemente, los estadounidenses también la cogieron manía. Y con todas estas motivaciones, la prensa se negó a publicitar la película (que además en su título contenía la palabra “negro” que en inglés sirve para dirigirse a los afro-americanos de manera despectiva) y sufrió algún que otro boicot por colectivos  tocapelotas de todo tipo de ideologías.
Sin embargo, si la película existe, es porque está basada en un popular best seller quebequense que, traducido a un montón de idiomas, lo que criticaba era precisamente lo mismo de lo que se le acusaba a la película. Su autor, Dany Laferrière, escritor negro para más señas, es el co-autor del guion. Y la experiencia debió gustarle porque después de esta escribió unos pocos títulos más, amén de hacer una incursión en la dirección con la película “Comment conquérir L’Amérique”.
Al margen de la falta de entendimiento entre culturas, la película casualmente se estrenó en España para el público de cine de arte y ensayo, y la vieron 52.000 espectadores. Recuerdo su estreno porque en autobuses y marquesinas, me llamaba la atención poderosamente aquél póster que nos presentaba a un negro con la polla gigante cubierta por una sábana. Aquí dio igual el racismo, la polla del negro y el cristo que la fundó.
En el argumento apenas hay trama. De primeras se nos presenta al protagonista, un negro que rompe la cuarta pared para decirle al espectador que es caníbal, escritor, y que se encuentra en Quebec porque allí no hay ningún dictador, y sí muchas mujeres blancas. Después nos pone en situación, abandona la cuarta pared,  y ya vemos que se trata de un inmigrante que tiene un compañero de piso y que, por un lado, tienen un problema de algún tipo con unos camellos de la zona que piensan que les quieren quitar el puesto y, por otro, ambos se dedican a follarse a tanta blanca como les sea posible, en un ambiente esnob donde las chicas blancas de sociedad medio alta, se desviven por recibir en sus coños una buena polla negra. Y los negros las tratan como a tontas.
Una comedieta muy ligera, concebida para intelectuales no obstante y que, curiosamente, guarda una deuda estética muy gorda con las películas ochenteras de Spike Lee a las que trata de imitar tanto en tono como en forma, por supuesto, sin los mismos resultados. Su director, Jacques W. Benoit, blanco, ya había dirigido “Le diable à quatre” unos años antes, pero tras “Cómo hacer el amor con un negro sin cansarse” no volvería a dirigir jamás, aunque ejerció de asistente del director en pelotazos del cine cultureta como pueda ser el binomio formado por “El declive del imperio americano” y “Las invasiones Bárbaras”.
Por lo demás, y como digo al principio, una película inofensiva, blanca (jejeje!) que mientras la vemos no sufrimos demasiado, pero que, si no la vemos, tampoco pasa absolutamente nada.
Eso sí, pronunciar el título en su idioma original es todo un placer para los sentidos: “Comment faire l'amour avec un nègre sans se fatiguer”. Prueben a decirlo.