Ezio Greggio es, sin duda, un personaje interesante.
Presentador de televisión, comediante, periodista, guionista, productor y
director de cine, además de ser el principal responsable del Festival de cine de comedia de Montecarlo, no
hay palo del mundo del espectáculo que Greggio no toque en Italia. Hombre
orquesta de la farándula y popular a nivel nacional. Lo que ocurre es, para que
me entiendan, que Ezio Greggio no es un artista de primera calidad; es más bien
de tercera. Si tuviera que poner un equivalente español, a bote pronto, el
único que se me ocurre es Rody Aragón.
Sin embargo, puede alardear de, en el mundo del cine,
haberse quedado bien a gusto.
Greggio, amante apasionado de la comedia, lo es sobre todo
de Mel Brooks. Es un fan enfervorecido que, cuando pergeña una comedia, la pone
en el mapa con un reparto americano
removiendo Roma con Santiago para conseguir la financiación necesaria para
pagar cachés y, si le es posible, contar con los mismos actores con los que
contó Brooks en sus películas. De esta forma, fue durante la producción de su
película más afamada, “El silencio de los borregos” que en su afán por reunir
un reparto tan marciano como apetecible, contacta con su ídolo para que le haga
un cameito en la película. Mel, debido a los contactos que el Italiano tiene,
accede a aparecer, cuando una vez en el set es testigo directo
de cuanto ha influenciado su cine en el del italiano. Greggio habla maravillas
de Brooks, de sus películas y, en consecuencia, se hace amigo tanto de Brooks,
como de su segundo de abordo, Rudy de Luca. Se hacen amigos, pero íntimos, nada
de medias tintas. El feeling entre el italiano y la leyenda de la comedia es
total.
De hecho, cuando Mel Brooks rueda “Drácula, un muerto muy contento y feliz” contacta con su amigo europeo porque le hace ilusión que
aparezca en ella, y ahí tenemos a Greggio en un cameo. Su amistad le va
a la zaga con Rudy de Luca, por lo que su siguiente película, tras el pequeño
éxito internacional de “El silencio de los borregos”, sería una suerte de spoof
muy deudor de la saga de “Agárralo como puedas” titulado “Killer Per Caso”, que
cuenta con un guion escrito a cuatro manos junto al propio De Luca, además de
protagonizar ambos la película junto a Dom DeLuise.
Las relaciones entre la factoría Brooks y Greggio van de
perlas, por lo que para su siguiente
film, también sobre un guion según De Luca, Greggio tira la casa por la ventana
y se trae a italia al mismísimo Mel Brooks para que sea el protagonista
absoluto —junto a él, por su puesto— . Brooks está en ella
por pura amistad y consciente de que la industria italiana no tiene que ver con
la americana (y a día de hoy, casi con ninguna otra porque se encuentra
agonizando) rebaja considerablemente su caché para estar en ella. El resultado
de esta marciana amistad se inmortaliza en una de las películas con menos razón
de ser de la historia, esta “Pasado de rosca”.
Es una absoluta paradoja, porque al final, lo que está
haciendo Ezio Greggio es poner a uno de los más grandes genios de la comedia
americana en la que probablemente sea una de las peores comedias de la
historia. No se puede ser más sosa. No la salva ni Mel Brooks. Es más, está
para matarle completamente.
El hijo de un potente empresario vive bajo su yugo. Sin
embargo un día sufre un infarto que le dejará maltrecho y moribundo en el
hospital dándole el doctor escasas semanas de vida. Así, este le pide a su hijo
la última voluntad, que es volver a ver por última vez al americano bajito que
le salvó la vida durante una batalla en la Segunda Guerra Mundial. De este modo,
el individuo parte a Estados Unidos a buscar a ese tipo. Cuando da con él,
resulta que está ingresado en el manicomio, pero se las apañará para sacarlo de
allí y que así vaya a ver a su padre. Con lo que no contaba es con que está más
loco de lo que se creía y va a convertir su travesía hacia el lecho de su padre
en una auténtica locura.
Y ya, tan solo es un recital de aspavientos, muecas y
horribles gags perpetrados por Greggio y Brooks, mientras en un segundo plano,
al personaje de Greggio le sale un interés romántico.
Todo ello servido con cadencia televisiva, sin ninguna
gracia y con una acusada ausencia de talento por parte del hombre que orquesta
todo eso, que no es otro que Ezio Greggio. Es como cualquiera de las películas
de la saga “Natale” (en la que Greggio también ha participado en un par de
ocasiones), pero con mucha menos gracia. Nos enfrentamos a algo malo, malo,
malo, pero malo de verdad, y da mucha pena ver ahí a Mel Brooks haciendo algo
tan flojo, pese al esfuerzo que le pone el tío.
La película pasó más bien discreta por las taquillas
italianas y, quizás por la mera presencia de Mel Brooks, también llegó a
nuestro país, muy de puntillas, en formato vídeo. En los USA tuvo un estreno
reducido, además de ser el país que editó la única edición en DVD que existe en
el mundo.
No se lo que opinarían Mel Brooks y De Luca tras ver el
engendro, desconozco como continuarían sus relaciones después de esta película
insufrible, pero lo cierto es que tras ella no volvieron a trabajar juntos. De
hecho, Greggio no volvería a dirigir cine hasta 2011 que se pegaría la machada
de rodar la primera película italiana en 3D, que lleva por título “Box Oficce
3D: Il film dei film”, justo en el momento en el que la cinematografía italiana
pasaba por uno de sus peores momentos. Después ya, Greggio se refugiaría en la
televisión como tantos y tantos trabajadores del cine italiano.
Desde luego, la mera existencia de esta película ya la
vuelve un producto a tener en cuenta y al que dedicarle un sufrido visionado.
Por otro lado, yo me imagino que, por muy mierda que sea, tener en ella al
mismísimo Mel Brooks como prota fue un
verdadero placer para Greggio. Porque esto no es como hacer “Kika” y
traerte a Peter Coyote. Esto es hacer una comedia con el más grande. Ya solo
por eso…