Típico producto zetoso y setentero concebido exclusivamente para sacar unas perrillas a costa de los pajilleros de los cines.
Su título, “The Boob Tube” hace referencia a una expresión yanki que se utiliza para denominar a la televisión, es decir, al electrodoméstico; un boob tube, es una televisión, pero su traducción literal sería tubo de tetas, y ahí es donde está el ingenioso chiste del título, ya que obviamente, lo que explota el film son las tetas.
Por otro lado “The Boob Tube” es también una parodia de corte erótico al estilo de aquellas películas humorísticas de los años setenta como “Made In Usa” o “Tunnel Vision”, cuya estructura narrativa consistía en emular los contenidos de un canal de televisión ofreciendo una serie de sketchs que, a su vez, parodiaban contenidos televisivos, pero en concreto, se inspiraba en la película “The Groove Tube” de Ken Shapiro, que nos presentaba a un primerizo Chevy Chase, y que tuvo un éxito relativo. “The Boob Tube” se limita a tomar nota de aquella y muestra al espectador una serie de escenificaciones de corte erótico que se burla de los populares soup opera de la época (es decir, los culebrones televisivos) y una serie de caricaturizaciones de spots publicitarios que son la excusa perfecta para enseñar tetas, que es lo que en realidad pretenden.
La gracia del asunto está en que la película fue ideada y concebida por gente que en realidad se dedicaba a la televisión y, sin proponérselo, resultó ser visionaria en el sentido de que fue rodada en vídeo de la época —tal y como se rodaban los soup opera— y luego hinchada a 35 mm. como se haría estilísticamente muchísimos años después en otro tipo de películas.
Sin embargo es fallida en todos los aspectos, primero, porque cualquiera diría, por ese título, que nos encontramos ante un suculento festival de tetas, pero tetas, lo que se dice tetas, las que vemos son sugerentes y jugosas, pero más bien pocas. Poco tiempo en pantalla, quiero decir.
“The Boob Tube” es una película que con esa premisa de las tetas, realmente se pretende un artefacto humorístico, solo que el humor aquí ejecutado tiene bastante poca gracia. En segunda instancia, la película no funciona ni a pilas.
Lo bueno es que no sufrimos demasiado porque tan solo dura una hora, pero lo cierto es que, salvo por los créditos iniciales en los que vemos a una hermosa muchacha duchándose y dándose bien de jabón como dios la trajo al mundo —y que a poco que seamos sensibles y sepamos apreciar la belleza, nos pondremos como una moto—, la película es bastante light en el sentido erótico. El resto, chapuceros segmentos sin gracia, sin brío y más aburridos que un Barça-Madrid.
El otro punto a favor es que podemos ver en ella a la espléndida, sensacional y despampanante Colleen Brennan, antes de aquella maravilla de sex comedy que era “¿Con quién me acuesto esta noche?”, previamente a convertirse en chica Russ Meyer y con mucha anterioridad a ponerse a zampar pollas en el porno, que es la industria del cine en la que más prosperó… lo que pasa es que en “The Boob Tube” no se explota su potencial en la justa medida. Sale poco.
El director es un tal Christopher Odin, que probablemente fuera un seudónimo utilizado por algún artesano de la televisión, porque con ese nombre, no se le volvió a acreditar en película ninguna; Esta sería la única.
Para ver por pura antropología y, después, papelera de reciclaje.