lunes, 22 de noviembre de 2021

LA LUNA DEL LOBO

Daniel Petrie Sr. fue uno de esos artesanos canadienses que hicieron las americas y se buscaron un lugar en Hollywood. De hecho Petrie es el patriarca de un clan de cineastas y ejecutivos de estudio que se han dedicado en cuerpo y alma al cine.
No obstante Daniel Petrie, lejos de tener atisbos autorales, se toma la dirección como un trabajo, se trata de hacer películas al peso y por eso el director desde que emigrara a los estados unidos en los años 50 se siente cómodo en el ámbito televisivo. Así que factura a lo largo de su dilatada carrera tropecientos telefilmes y tropecientos episodios de las más variopintas series. Eso no es óbice para que eventualmente se ponga tras las cámaras en proyectos de mayor enjundia y envergadura, y que incluso se saque de la manga algún que otro clásico ochentero; suyas son películas como “Un paquete con seis”, “Distrito Apache” o “Cocoon: el retorno”, pero su hábitat natural es la televisión.  Dentro de este campo ha ganado infinidad de premios aunque no tiene ninguno que sea especialmente relevante como sí lo fueran sus películas para cine, pero, eso sí, Petrie es el inventor de la estructura del telefilme clásico tal y como lo conocemos. Lo suyo es hacer dramas para proyectar después de las noticias como el que fabrica relojes: Automáticamente y dando el resultado esperado.
En ese sentido “La luna del lobo” es el paradigma del telefilm y, por ende, del aburrimiento. Y mi acercamiento al mismo se debe, más que por la carrera de Petrie, por la temática; no deja de ser una película de hombres lobo.
Basada en una novela de Leslie H. Whitten “Moon Of The Wolf”, la cosa va sobre el caso de una mujer degollada que aparece en un condado de Louisiana. Aunque el cuerpo está hecho un estropicio, las autoridades sospechan que el autor de este asesinato haya podido ser uno de los amantes de la interfecta, por lo que se iniciará una investigación que lleva a pensar al Sheriff (y al espectador) que cualquiera puede ser sospechoso. Se barajan hipótesis como que la mujer puede haber sido devorada por perros salvajes, hasta que finalmente descubrimos que el asesino es uno de los implicados en todo este fregado, que se transforma en hombre lobo las noches de luna llena.
Imagínense un telefilme al uso de los años setenta. Un planteamiento inicial y luego todo el rato planos medios de gente haciendo preguntas  a otra gente que les responde. Se van dejando pistas justo en el momento en el que la imagen funde a negro para dar paso a la publicidad, y se vuelve al punto donde lo habíamos dejado tras los anuncios. Y así hasta el final. Pues eso es “La luna del lobo”, puro tedio, casi una tortura que es imposible ver entera sin que hagamos escapaditas al smartphone ahora que existe.
Claro que la cosa se anima cuando hace acto de presencia el hombre lobo, de maquillaje somero y que pretende imitar el look clásico del personaje, el de la Universal de los años 40, mientras que viste impecablemente con camisa diplomática y pantalones de pinzas.
La película carece de sangre o elementos escabrosos, pero al menos vemos al lobo traspasando vidrieras, saltando y dando zarpazos como dios manda. Solo que esto ocurre al escaso cuarto de hora de terminar la película. Hasta entonces, un eterno bla, bla, bla de señores y señoras con los 50 ya cumplidos. Únicamente para completitas.
El reparto está lleno de secundarios ya talluditos del cine clásico como puedan ser Royal Dano (“Ghoulies 2”), David Jansen (“Terror Nuclear”), Geoffrey Lewis (“Doble Impacto”), John Davis Chandler (“El fuera de la ley”) o  Barbara Rush (“Cuando los mundos chocan”).
“La luna del lobo”, al ser un título televisivo con unos cuantos años de antigüedad, pasó recientemente a engrosar las listas de películas americanas en dominio público, por lo que me extraña bastante que no exista ni una sola edición en DVD de la película en España. Claro que ¿Quién quiere conservar una copia de esto?