sábado, 25 de noviembre de 2023

LIGHT BLAST

La primera vez que consumí esta película, hace tres décadas y pico (viene fechada en el sagrado año de 1985), me llevé una impresión positiva. La encontré sorprendentemente entretenida. Eso hace incomprensible que, ante semejante reacción, no la copiara de vídeo a vídeo para incluirla en mi colección. O, al menos, la alquilara una segunda vez. Llevaba sin verla desde entonces, así que "algo malo" tenía que haber ahí. Era ya momento de echar luz al misterio.
Un científico tarado y resentido amenaza a la ciudad de San Francisco con destruirla si no le dan un montón de dineros. ¿Cómo? pues usando un láser potentísimo que hace explotar relojes y derrite objetos -y personas- como si fueran mantequilla al sol. El típico policía socarrón y echao palante será el que se ponga con el caso, investigue, mate a unos cuantos y salve la papeleta.
Pues sí, enigma resuelto: No me la copié en su día, y no volví a alquilarla, porque "Light Blast" es un rollo. ¿Entonces, a que vino esa sensación de positividad? Seguramente gracias a las escenas de efectos especiales, tan cutres como encantadoras. Concretamente, las de peña derritiéndose tienen toda la pinta de intentar recrear, a lo chusco, el final de Ronald Lacey en "En busca del arca perdida". Un poco lo que en su día hizo Luigi Cozzi con "Contaminación: Alien invade la tierra" respecto al pecho estallando de "Alien, el 8º pasajero" . Pillo el elemento más shock del film de éxito y, como buen exploiter, lo replico tropecientas veces a lo largo de la película. Teoría que no es de sorprender teniendo en cuenta que tras "Light Blast" se oculta otro clásico del subproducto italiano, Enzo G. Castellari. Incluso esta vez se curra el guion a pachas con un tío de extrañísimo y sospechoso nombre... ¿Titus Carpenter? ¿En serio? (obviamente, en realidad se trata del italiano Tito Carpi, con un extensísimo CV de películas de acción, erotismo, comedias y demás, entre ellas varias del mismo Castellari)
Y, claro, si le quitas los momentos de mayor impacto truculento a "Light Blast", lo que queda es... bfffff... muuuuchas escenas de transición que no aportan nada, pesquisas detectivescas eventualmente coronadas por algo llamativo, pero demasiado poco. Pal caso, pues algunas explosiones, algunos "stunts" jodidos (de verdad, ¿qué loco se prestaría a escenas de ese porte en una de bajo presupuesto, especialmente confeccionada por fetuccinis?), violencia y sendas ideas graciosas, como esa tanatpractora que ahostia al prota y este, cuando se rebota, le importa un pimiento que sea una tipa -y guapa-, la machaca que da gusto y remata de un balazo. Al final, inevitable extensa persecución sobre ruedas por las calles de San Francisco. Y, by the way, que se sitúe ahí, la ciudad de "Harry Callahan", no es lo único que nos trae a la mente a tan magno personaje, la misma idea de un criminal amenazando a los capitostes de la ciudad o la del policía entregando el dinero en un maletín a base de recorrer la urbe, contribuyen a ello. Pero, por desgracia, eso no otorga más lustre al film de Castellari.
Protagoniza el sarao todo un rey del zetismo, Erik Estrada, quien, como muchos de su porte, vivió momentos de cierta gloria en los setenta/ochenta gracias a una serie de televisión ("CHIPs"), para terminar con los huesos en el cine de baja estofa, siguiendo a rajatabla las órdenes desordenadas de señores como Andy Sidaris, Gene Quintano, Joseph Merhi o el inevitable Fred Olen Ray, además de mucha caja tonta, el medio donde mejor se manejaba.
En España "Light Blast" fue distribuida por "Dister" tirando de una maravillosa ilustración del gran E.Sciotti y otro detalle muy de la época: por aquello de ocultar el origen italiano del dire, quitan lo de Enzo G. y se quedan con E.Castellari, que suena menos flagrante.