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jueves, 7 de mayo de 2009

DESCANSE EN PIEZAS

Nada como la sinceridad para empezar una reseña: Esta película es jodidamente mala... o mucho peor, aburrida del cagarse. Está contada con lentitud y una parsimonia que induciría al sueño al más nervioso de los seres humanos. Sin embargo, tengo muchos y buenos recuerdos asociados a ella, y dado que este es mi blog, pues me sale de los cojones enrollarme al respecto.
Lo mejor de "Descanse en piezas" (título aparte) es su caratula.... yo diría más, su funda videoclubera, ahí de color rojo. Tenerla entre las zarpas se la pone dura hasta al más exigente de los fetichistas. Pero vamos, que lo que mola es la maravillosa ilustración del póster (muy Sciotti... ¿o es que será de Sciotti?).
La primera vez que la vi fue, justamente, en una Maratón de Cotxeres de Sants, de cuando se celebraba solo un Sábado en un cine de barrio. A esta la acompañaban "Cujo", "Pesadilla en Elm Street 3" y "El destripador de Nueva York". Como ahora es toda una costumbre en tan maravilloso evento, ya entonces el público reaccionaba muy apasionadamente ante lo proyectado, y en el caso de "Descanse en piezas" fue con palmas siguiendo el tema musical de los créditos, gritos con el primer sustazo (el único, de hecho... lo mejor junto a la notable escena de los músicos de cámara) y berridos de desaprobación con cierto giro argumental bastante tramposo. Como ven, no es para menos que me emocione hablando de "Descanse en piezas".
Con este título el previamente reputado José Ramón Larraz iniciaba su trilogía de los terrores, al que seguirían la todavía-más-aburrida "Al filo del hacha" (como "Descanse en piezas", producida por el inefable José Frade) y la todavía-muchísimo-más-aburrida "Deadly Manor". En el reparto tenemos a gentes asociadas al terror hispánico (o el eurotrash en general) tan entrañables como Jack Taylor, Patty Shepard, Tony Isbert o Fernando Bilbao. Por encima de todos ellos, y en plan rol estelar, está la estrella de segunda, venida muy a menos, Dorothy Malone. El guión corre a cargo del prolífico Santiago Moncada, con una laaaarga serie de libretos afincados en el cine popular, entre los que destacan -no por buenos, sino por curiosos- aquellos dirigidos por Jesús Franco.
La historia va de una pareja que recibe como herencia unas propiedades, o algo así, habitadas por una serie de personajes de lo más siniestros. Poco a poco, la rubia prota (que se pasa media peli levantándose en pelotas de la cama para ponerse una bata) irá descubriendo que todos ellos son muertos vivientes... y comenzarán los problemas... problemas que recuerdan un poco a lo que se desarrolla a nivel vecinal -y marital- en "La semilla del diablo"... o no.
Lo dicho, la peli es durilla... pero también se trata de un producto curioso y exótico surgido en un momento en el que el terror estaba totalmente olvidado por la industria nacional -buenos tiempos-, así que, aunque solo sea por ello, "Descanse en piezas" merece mi simpatía.

domingo, 10 de mayo de 2015

LOS FOTOCROMOS DE "GOMIA, TERROR EN EL MAR EGEO"

De este absoluto clásico del trash dirigido por Joe D´Amato (Aristide Massaccesi a la hora del café), con el estupendoso título original de "Antropophagus", hemos hablado largo y tendido tanto en formato escrito como en formato audio. Por todo ello, no me enrollaré al respecto... aunque ni falta que hace, porque los fotocromos de marras son absolutamente DIVINOS, ¿a que sí?, y después de todo una imagen vale más que mil palabros.
Por si alguien se lo pregunta, el cartel del final no es ni el poster, ni el press-book, ni nada raro, iba dentro de la bolsita de los fotocromos -como siempre, en mi caso, cedidos por el George Eastman patrio, Alex Gardés- cual si fuera uno más, y me trae mogollón de recuerdazos, como cuando vi por primera vez esa maravillosa ilustración del grandioso E.Sciotti en los polvorientos estantes de un video-club de Hospitalet y casi me vuelvo loco de placeddddd.
¡Abracadabra!....












domingo, 28 de julio de 2013

SANGRE DE HÉROES

En un futuro indeterminado, aunque claramente post-apocalíptico, existe un juego que es así como el rugby pero a lo bestia, donde la peña se ahostia hasta partirse la crisma con el único fin de clavar una calavera de perro en un palo. Los piraos que se dedican a ello se hacen llamar "Juggers". La prota de nuestra historia es una muchacha ambiciosa que quiere formar parte de un equipo de estos que va de pueblo en pueblo machacándose, curándose las heridas y ganándose las garrofas. Pero existen dos categorías, los que luchan en plan cutre en la desértica superficie y la liga oficial, que es "todo lujo" y se celebra bajo tierra, en lo que llaman "la ciudad roja". Resulta que el capitán de nuestra heroica panda es un ex-jugador profesional al que echaron por tirarse a la pava incorrecta... pero ahora quiere recuperar la gloria perdida, por lo que arrastra a sus muchachos hasta la civilización subterránea y desafía al equipo local. Las hostias serán como panes y correrá la sangre... la sangre de héroes, que es más o menos como originalmente se conoce a esta peli en algunos países de habla inglesa, "The blood of heroes", aunque en otros fue bautizada como "Salute of the Juggers".
Se trata de una co-producción entre Estados Unidos y Australia del año 1989 escrita y dirigida por un nombre de cierto peso, David Webb Peoples. Y si digo lo de "nombre de cierto peso" no me refiero a sus tareas como director, ya que "Sangre de héroes" es su única aportación (si no contamos un corto documental previo), en realidad todo el prestigio que Peoples arrastra se debe a su faceta como guionista. Ahí van algunos de los libretos que ha tecleado: "Blade Runner", "Lady Halcón", "Leviathan, el demonio del abismo", "Sin Perdón", "Soldier" y "Doce Monos". Caziná. ¿Que por qué no volvió a dirigir nunca más?, pues no lo sé a ciencia cierta, pero podría ser que "Sangre de héroes" no fuera una experiencia que se saldara con éxito. A España llegó directamente en vídeo y tampoco podemos decir que haya hecho mucho ruido, algo desconcertante si tenemos en cuenta que, sin ser nada desorbitante, sí hay cierta guita de por medio y que el reparto es lo suficientemente sólido, basta un repasico para darse cuenta de ello: el eterno Rutger Hauer, Joan Chen (entonces bastante de moda por su intervención en la serie de David Lynch "Twin Peaks"), Vincent D´Onofrio (que para la ocasión añade un Phillip a su nombre), el simpático Delroy Lindo (al que tengo en gran estima desde que interpretara al excéntrico inventor del rayo perforador en la reivindicable "El Núcleo") y en un escueto papel, Richard Norton, "actionjero" de serie B con un impresionante y admirable curriculum (ha compartido pantalla con Jackie Chan, Chuck Norris, Michael Dudikoff y tropecientos más). Sin salirnos de esos parámetros, y ya rizando el rizo del friquismo, en tareas de "coordinación de dobles" localizamos a Guy Norris, veterano en estas lides, director él mismo de algunas muestras de "actioners" de segunda fila (con Richard Norton en algunos de ellos) y que, a pesar de las apariencias, no tiene ninguna relación familiar con... bueno, ya sabes.
"Sangre de héroes" es un entretenimiento del todo correcto ideal para una tarde de Domingo, que es justamente cuando yo la he consumido. En sus escasos 90 minutos de duración no encontrarás nada especialmente genial, ni original, ni chocante (salvo las hostias que se meten unos a otros, aunque a un nivel muy standard de truculencia), pero tampoco nada ofensivo en un sentido básicamente negativo (porque a veces, amiguito, lo ofensivo también puede ser bueno!), está bien hecha toda ella, en general y, como decimos en mi pueblo, pasas el ratico.
Pues ni tan mal, ¿no?.

PD: Nótese que el poster aquí empleado lo firma el gran gran E.Sciotti.

jueves, 25 de diciembre de 2014

CARPETAS CINÉFAGAS (Y OTRAS ESPECIAS)

Había en mis tiempos de escolapio una característica del todo típica que consistía en adornar tu carpeta o carpesano con imágenes representativas de tus gustos y apetencias. Podías tirar de las pegatinas que regalaban las revistas destinadas a la porción del mercado que tu representabas o demostrar algo más de personalidad y currártelas tu, a base de recortar, fotocopiar o incluso dibujar.
Yo, como buen aficionado al cine de género, con especial y orgullosa inclinación por el terror, no iba a ser menos. A lo largo de mi no demasiado extensa y sí notoriamente fracasada carrera estudiantil, lucí muchas carpetas armoniosamente decoradas, siempre acorde a cuales eran mis obsesiones en el momento. También pude disponer de algunas ya diseñadas para tal menester, aunque esas fueran las menos.
Afortunadamente tuve la buena idea de conservarlas casi todas, en parte por su aún útil función archivadora. Únicamente lamento la pérdida de una de ellas, pero que no forme hoy parte de mi colección obedece a una aplastante lógica: su tamaño. Estaba pensada para salvaguardar hojas de formato Din-A3 y, claro, acabó siendo un trasto gordo, pesado y molesto que terminé aniquilando. Sin embargo, recuerdo perfectamente qué imágenes la ilustraban. Ambas, obvio, acorde a su tamaño: La de la familia matarife de "La matanza de Texas 2", ahí posando, pero sin letra ni logo alguno, y una secuencia muy llamativa de "En los límites de la realidad", aquella que nos muestra a una moza de espaldas abriendo una puerta por la que asoma un ojo gigantesco. Recuerdo perfectamente que, en el metro y de camino al cole, la estampa de "Leatherface" y los suyos era inevitable blanco de muchas miradas, cosa que me incomodaba, sí, pero no tanto como para renegar de ella. Ni por el forro.
Por fortuna, el resto de mis carpetas escolares reposan en el armario. Y un buen día se me ocurrió que sería divertido y entrañable recuperarlas todas, fotografiarlas y desmenuzarlas aquí, en este nuestro/vuestro blog, dedicado -en parte- a rememorar cinéfagas primeras experiencias.



Cuando intentaba recordar cuál de todas las carpetas que siguen era la primera, hubo una pista que me ayudó a decidirme por una candidata. ¿Y en qué consiste esa pista?, pues en su mala ejecución. No a la hora de elegir las imágenes, ni mucho menos, si no a la hora de situarlas. Tal como quedó, una de las caras estaba boca abajo en relación a la otra. Error. Que no lo hiciese correctamente en esta ocasión es lógica muestra de mi inexperiencia (ya que no volví a cagarla igual again), ergo, esa ha de ser la primera.
¿Y qué encontramos en ella?, pues un muestrario infinito y generoso de lo más variado. Propio también del novatillo, con los gustos aún no del todo definidos. Por ejemplo, en la cara A, por así llamarla, encontramos clásicos del calibre de "La Niebla" o "Halloween 3". Uno de mis slashers favoritos, "La Quema". Un poco de la música que me gustaba entonces ("Blues Brothers", "Motorhead".... y bastante heavy, lo que me choca porque nunca me tiró mucho ese tipo de sonido, aunque supongo que me atraía más a un nivel estético, por sus habituales cubiertas a base de elementos horroríficos... como ese "Eddie" ("Iron Marisamaiden") en plan piloto de guerra. También vemos a los "Creedence" -que me molaban entonces por su participación en los soundtracks de John Landis- y ¿¿¿Pink Floyd?? que imagino sería puro relleno. Si no, no me lo explico). También nos damos de bruces con referentes a algunos "blockbusters" clásicos como "Los Cazafantasmas" y "Regreso al futuro" (cuyo vinilo gozaba mucho escuchando) y sendas cubiertas de las bonitas novelas de terror editadas por Martínez Roca (ver más abajo). Complementan el sarao dos calaveras dibujadas por el menda, siendo la más grande una imitación de la que protagonizaba la versión en comic de "El día del padre", según "Creepshow", de la mano de Bernie Wrighston. La guinda la pone Monty Python y la que entonces era mi peli favorita del grupo, "El sentido de la vida". ¡Y que no falte "Viernes 13"/Jason!, aunque sea en plan "cameo carpetil".


En la segunda cara retomamos el tema "Creepshow" -por entonces mi absoluta number one. Hoy es la number two, lo que tampoco es moco de pavo-, destacando esa curiosa ilustración promocional extraída de un "Fotogramas" de la época. Una no muy sincera declaración de amor al noveno arte a base de imágenes mangadas de "Vampus" o "Rufus", referencias a Richard Corben -mi dibujante favorito en el momento, junto a Wrighston-, a Moebius (??) y a "Torpedo", que me gustaba mucho. En lo musical nos encontramos con el "Salve" de la "Polla Records" (entonces recién comprado en formato casete), un guiño punk -en esos tiempos comenzaba a interesarme por la subcultura del imperdible- y una tímida referencia al "Thriller" de Michael Jackson. Sí, amigos, yo fui de los que se cagaron de miedo viéndolo. Destaca H.P.Lovecraft en lo literario, autor al que me acerqué a través del cine, y aunque intenté leer algunos de los libros que aparecen en la foto, nunca logré conectar con ninguno de ellos. Arriba de todo, el encabezamiento de las tiras humorísticas y macabras de Pierino extraídas de "El Papus". Era un dibujante que me gustaba y se adecuaba mucho a mis apetencias grotescas.
Lo que más me llama la atención es que gran parte de los recortes aquí expuestos, sobre todo los de música y literatura -y de escueto tamaño- están recortados de un popular catálogo que solía llegarnos a casa por correo, "Discoplay" (¡gracias Don Olid!).


Como apéndice, comentar de pasada la costumbre que tenía de incluir "caramelos" en el interior. Y pal caso, lo que aquí tenemos es la adecuada incursión de portadas de la colección súper terror de Martínez Roca, destacando las antologías de "Las mejores historias de terror" o la adaptación de "La noche de los muertos vivientes" de John Russo. El "Spy vs. Spy" de la revista "Mad", que entonces leía. El libro de H.G.Wells que inspiró una de mis pelis antiguas favoritas, "El tiempo en sus manos" y, cómo no, el mítico "Stryker" de Cirio H. Santiago.
Brutal.



Pa la siguiente carpeta decidí no matarme tanto y tiré por lo fácil. Carteles grandes, ambos extraídos de las páginas del "Fotogramas", justo cuando se estrenaban oficialmente ambas películas. El de "Viernes 13, 3ª parte", que explotaba a tope el elemento tridimensional, siempre me ha parecido precioso, uno de mis favoritos de la saga.


El otro, pues a decir verdad únicamente lo escogí por la presencia de Clint Eastwood sujetando una gran pistola, a lo "Harry Callahan" que, como verán a continuación, ha sido siempre una presencia constante en mis preferencias decorativas. Aquí no interpreta al gran "Dirty Harry", y la película resultante ni siquiera me gusta, pero pal caso, no importaba mucho.


La fricadilla la pone el breve anuncio del video-juego, por entonces aún una práctica bastante verde, inspirado en "Viernes 13". No es que lo tuviese, o lo hubiese jugado en casa de un amigo... de hecho, nunca llegué ni a verlo, pero se trataba de algo relacionado con la saga en cuestión, lo que era ya suficiente argumento para recortarlo y añadirlo.


En este caso recurrí de nuevo al tema imágenes grandes, solo que aquí tuve la decencia de utilizar algo hoy bien valorado por el aficionado medio, una fotografía promocional de "Re-Animator", de esas que solían adornar las vitrinas de los cines (vamos, lo que llaman "fotocromo"... y por cierto, ¡¡menudo es!!, ¿dejarían hoy día usar una imagen así de extrema?). En ella vemos uno de los momentos álgidos, más sangrientos, grotescos y gran guiñolescos del famoso y estupendo film de Stuart Gordon, cuando un zombie (el papá de Megan) le revienta los ojos a la cabeza del Dr.Hill, poco antes de aplastarla como un melón. No hace falta decir que me ALUCINABA ese panorama, por su exageración, su locura, su demencia y su rojo abundante. Absolutamente salvaje. Recuerdo cuando una persona adulta vio la carpeta y cínicamente me dijo: "Veo que ahora te va el romanticismo". Con todo debo abrirme a ustedes y confesarles que, por entonces, aún no había visto "Re-Animator", así que con material como ese mi imaginación volaba libre y peligrosamente.


La cara B resulta harto reveladora. Como ven, son los carteles franceses de "From Beyond/Re-Sonator", "Howard, un nuevo héroe", "El día de los muertos" y "Viernes 13, 6ª parte: Jason Vive", lo que significa que me encontraba en pleno apogeo de mis lecturas gabachas. Todo ese material salió de las páginas de "L´Ecran Fantastique" que, junto a "Mad Movies" e "Impact", conformaba mi generosa dieta de lectura cinematográfica por esos tiempos.
No hace falta decir más.



Por lo visto eso de poner un solo cartel no me satisfacía tanto, y para la ocasión -y la siguiente- decidí retomar el tema "collages", solo que aquí partiendo directamente de fotocopias. Eran los tiempos en los que había descubierto la revista "Fangoria" -la yankee, claro- y con ella el fascinante espectro oscuro y chungo del cine fantástico y de terror, su lado más "trash", algo que se refleja mucho muchísimo en esta interminable galería de rostros.
Lo normal era que los chicos adornaran sus carpetas con cantantes sexys, modelos, actrices. O en un caso pre-homosexual, jugadores de furgol. ¿¿Y qué es lo que hago yo??, colar las caras de un puñado de señores de mediana edad o más -cada uno con su respectivo nombre debajo-, casi todos hombres de negocios de escaso talento y algunos más interesados en sacar dinero del bolsillo de los posibles espectadores impresionables que de crear cine. ¿Quiénes eran estos elementos?, fácil: Al Adamson, Andy Milligan, Jesús/Jess Franco, Frank Henenlotter, Aristide Massaccesi (Joe D´Amato), David DeCoteau, Ted V. Mikels, Charles Band, David Friedman, Herschell Gordon Lewis, Lucio Fulci, Roger Corman y Fred Olen Ray (en una foto que casi está de espaldas). La créme de la créme. Junto a ellos, temas tan propios de ese tipo de movidas como el cine de caníbales o "Santo, el enmascarado de plata". Nótese ciertas manchas de rojo-granate en las esquinas de las fotos... sí queridos, era tempera, en un intento de hacer más cantoso el tono "sangriento" del invento (dulces ingenuidades).
Y por aquello de no perder las buenas costumbres: "Harry Callahan" en un ladito (con un contundente "My hero!" encima de la foto) y el Steven Seagal de "Por encima de la ley".
A esta carpeta podríamos bautizarla tranquilamente como la "trash-carpet".
Fascinante.


Si el caso anterior era algo bizarro, el de ahora roza la locura.
¡¿Fred Olen Ray, el ínclito cineasta zetoso, como motivo central de una carpeta?!. Miedo da. Pero sí, queridos, así de fan era yo entonces del director de "Alienator" (que decora ampliamente el collage), "Del espacio profundo", "Los Dreggs", "Días de horror y muerte", "Commando para matar", "El poder de las armas", "El misterio de la pirámide" y otras que no aparecen en la imagen como "Biohazard", "Alien Dead" o "Beverly Hills Vamp".
Recuerdo que, tras mirarla atentamente, un compañero de aula me dijo: "¿Te gusta la violencia, eh?". Pues sí, pero solo en la pantalla, chavalote.



En la cara B del caso que nos ocupa se recupera un poco cierta cordura. Aunque tampoco mucho.
"Blood Feast", el inevitable "Harry Callahan", su entrañable parodia televisiva "Sledge Hammer", más macarrismo con "Yo, el jurado", el cartel de "Re-Animator 2/Metamorphosis" según san Luigi Montefiori (que es una puta bazofia, pero esa ilustración me gustaba mucho... ¿será de E.Sciotti?, eso explicaría muchas cosas) y, consecuentemente acorde a la presencia de San Fred Olen Ray, un guiño a Jim Wynorski con dos de sus obras cumbre, "The Return of Swamp Thing" y, sobre todo, la inmortal "Deathstalker 2".

Posdata: La imperdonable ausencia de imágenes en ambos lados, a base de tijera bruta, obedece a alguna causa de reciclaje que, ahora mismo, no recuerdo claramente (aunque puede distinguirse el nombre de Linnea Quigley, lo que significa que la carpeta también luciría cierto erotismo barriobajero).


MENCIONES ESPECIALES:

Las dos carpetas que siguen se alejan un poco del grupo. Una por temática y otra por fabricación. Pero merecen estar aquí... entre otras cosas porque, en fin, son las que faltaban para completar el repaso… y porque me sale de los cojoncillos.


El punk rock como temática ha salido ya alguna vez, tímidamente, a lo largo de este periplo, pero realmente no se impuso hasta mediados de los años 90.
Pal caso tenemos a Jayne/Wayne County (el travesti punk del Nueva York originario que hacía poco había visto “live”). Una ilustración extraída de un número de la revista "Vibraciones" del año 77. En esa época era muy fan (y mantenía relación epistolar) con el grupo "Wat Tyler" y a falta de alguna imagen más representativa, utilicé esa del bailarín tirolés. A su lado, la pegata número uno de mi fanzine "Suburbio", y el nombre de una banda que desentonaba un poco en el conjunto (de ahí que su presencia fuese tan poco llamativa), los militantes "Crass". A su lado, un dibujo muy especial de John Holmstrom, el famoso padre de la revista "Punk Magazine" y portadista de "Ramones". En medio, y ahí luciendo a lo grande, la que era mi banda absolutamente favorita, "The Lurkers". Justamente, el tipo con el perro y la bandera es Arturo Bassick, que en aquellos tiempos lo lideraba.
Retornamos a la parte baja, extremo izquierda, y descubrimos la pegatina número dos de "Suburbio".
A su lado, el logo de los mediocres "Chelsea", "Sham 69" (y no entiendo muy bien el motivo de que estén ahí) y la divertida imagen macarra de uno de los integrantes de "Spider Babies", grupo de garaje cazurro.



Y estos, pues no necesitan presentación.
A día de hoy dudo mucho que los "Toy Dolls" fueran genuino punk. Siempre he visto a su líder, Olga, como un currante que se disfraza cuando toca y luego vuelve a la normalidad de su rutinaria existencia. Pero eso no quita que, en sus buenos tiempos, los "Toy Dolls" me ENCANTABAN y, de hecho, en cierto modo fueron los culpables de mi afición al punk rock. Así que merecían un lado entero de la carpeta para ellos solos... y más con una imagen tan ideal como la de este single de su divertida canción "James Bond lives down our street".


A esta, obviamente, lo que le tengo es mucho cariño, tratándose como se trata de merchandising oficial surgido a raíz del estreno del legendario "Superman" de Richard Donner con Christopher Reeve. Comprado en la época, se entiende. Sorprendentemente ha durado en bastante buen estado hasta nuestros días. Tengo algunos amigos completistas del personaje que han demostrado interés en hacerse con ella guita mediante, pero de momento prefiero conservarla.

jueves, 22 de enero de 2015

CENA CON EL VAMPIRO

Uno de los cuatro infames telefilms que Lamberto Bava dirigió para la caja lerda bajo el título común -serial- de "Brivido Giallo". Los otros son "Disturbios en el cementerio", "Efectos sobrenaturales" y "El Ogro". A cada cual, peor. ¿Es "Cena con el vampiro" -del 87- la excepción que confirma la regla o se suma al apestismo reinante?.... si de verdad les interesa saberlo (y si de verdad no se imaginan la respuesta), sigan leyendo esta fútil y estúpida crónica.
Fiel a las incongruencias propias del más zafio terror italiano, una bailarina, una aspirante a cantante pop, una actriz de tipo shakespeariano y un humorista irritante se presentan al casting de la nueva epopeya de terror de un importante y enigmático cineasta, Jurek. Todos ellos son seleccionados y conducidos a una gótica, barroca y bonita mansión para que conozcan al caballero. Después de que se les proyecte una antigua peli de vampiros en blanco y negro, hace acto de presencia el supuesto señor director, que se confiesa auténtico chupasangre y les explica que si les ha reunido no es para ofrecerles ningún papel, sino porque los considera lo suficientemente puros (??) como para que puedan matarle y acabar con su milenaria agonía... si antes no se los carga él, se comprende. Y eso es todo. El resto de la peli, pues ya se lo pueden imaginar, carreras y más carreras por la mansión huyendo del vampiro, intentos de acabar con él, etc, etc... y yo, que la vi tumbado en la cama, haciendo esfuerzos titánicos para no caer rendido. Claro que ya iba preparado. La consumí en su día, cuando era novedad en el video-club, y ya entonces me pareció un soberano rollo. Ni tan siquiera el paso del tiempo ha actuado en su favor.
Para la ocasión, y tal vez consciente de lo que tenía entre manos, Bava Junior tira un poco de elemento humorístico, destacando ese doble del "Aiiigorrrr" de "El jovencito Frankenstein" que ejerce como cocinero y criado del vampiro. Tal es la guasa que en un momento dado se refieren a él directamente como Marty Feldman. Toma cha!. Aunque en general todo el elemento cómico retrotrae más otro Frankenstein, a aquel infame "Idem a la Italiana" de funesta memoria y que expoliaba con muy poco "savoir-faire" el clásico de Mel Brooks.
¿Algo más digno de mención?... quizás la curiosidad de que, a diferencia del resto de títulos que conforman ese "Brivido Giallo", en "Cena con el vampiro" sí se apuesta por una escueta dosis de truculencia, condensada la mayoría, que no toda, en la película dentro de la película. Y aunque tenemos efectos muy dignos, destacando por un lado el maquillaje del mismo chupasangre en su versión "geriátrica" (cortesía de un Luigi Ciminelli muy inspirado en "Nosferatu"), por otro encontramos tres secuencias de stop-motion alucinantemente cutres -para un producto como este, mínimamente "pro"- pero, a su vez, ridículamente majas (impagable esa mano mutando).
En cuestión de personal, Lamberto Bava se rodea de varios habituales y no menos clásicos individuos del “fantastique” de su tierra como son: el legendario guionista Dardano Sacchetti, Luciano Martino (hermano de Sergio y productor de espagueti-exploits), Simon Boswell a los teclados, Sergio Stivaletti a los efectos y, pa redondear, E.Sciotti firmando el cartel que, como de costumbre, le da mil patadas a la película.
De los actores me quedo con el señor vampiro, interpretado por George Hilton, un auténtico veterano en las lides del cine popular italiano (lo has visto en westerns, bélicas, giallos, eróticas, polizescos...) y con la cara-de-muñequita de Yvonne Sciò, cuya trayectoria es tan curiosa que incluye cosas como el tercer "Torrente" (urgh!) o "La pantera rosa" del 2006.
Cuando Lamberto Bava se puso manos a la obra con "Brivido Giallo" venía de dirigir sus películas más emblemáticas no sin cierto éxito, los "Demons" y "Crímenes en portada" (entre medio cae una inédita para mi, "Morirai a mezzanotte"), por lo que no me acabo de explicar por qué accedió a hundir definitivamente su carrera pariendo este cuarteto de ñordillas (rematada con ese apestoso remake de "La máscara del demonio").
En fin... ¿¿chi lo sa??.

miércoles, 19 de marzo de 2008

BRONX, LUCHA FINAL

A día de hoy es casi un objeto fetiche, esas caratulas regordetas, en las que una ilustración fabulosa (generalmente firmada E.Sciotti) es rodeada por un marco rojo. Y encima de todo esto, un logotipo bien visible, "JF Video Films", es decir, José Frade, a quien debemos toda la deliciosa amalgama de producciones de segunda -y tercera- fila procedentes del país de la pasta (la que se come, digo) y que tuvieron el detalle de inundar los estantes de los video-clubs por allí los ochenta. Para la mayoría de los que hoy las veneran, son solo piezas de museo. Pero los de mi quinta lo vivimos en directo, cuando este tipo de cine era lo habitual que alquilar un fin de semana (a cien pesetas, si había suerte). Fulci, Lenzi, Castellari, Martino... innumerables son los artesanos del cine chungo que tuvieron el honor de pasar por las arcas del Sr.Frade. En este grupo también entra el inmortal Aristide Massaccesi, que para cada peli nos sorprendía con un nuevo seudónimo.
En este caso se trata de Steven Benson y, como era de ley en la época, lo que aquí tenemos es el necesario exploit del cine post-apocalíptico que puso de moda "Mad Max 2" (y "1997: Rescate en Nueva York") y volvió a relanzar Enzo G. Castellari con su saga del Bronx. Massaccesi, siempre al final de la cola, observando, decidió copiar al original y a la copia del original, pariendo esta peliculilla que incluso, desde mi modesto punto de vista, supera a las andanzas de Mark Gregory. Cierto es que muchas de estas películas, sin importar el género al que se suman, con los años han envejecido fatal, y vistas ahora la mayoría resultan insoportables (por aburridas), pero "Bronx, lucha final" se mantiene bastante bien, no cansa en exceso y acaba dejándote con una sonrisa de satisfacción.
Rodada con una evidente falta de medios (nada como una peli post-apocalíptica para aprovechar las ruinas de al lado de casa), por el relato pululan míticos nombres asociados a esta clase de productos como Al Cliver, George Eastman, Moira Chen (también conocida como Laura Gemser) o Gordon Mitchell, ex-actor de peplums reciclado en toda suerte de exploitations.
Como dato curioso, mencionar que el film arranca básicamente como lo haría años después "Perseguido" (que también copiaba algunos uniformes de "I Guerrieri dell'anno 2072", según Lucio Fulci), con un concurso televisivo en el que un tipo es, eso, perseguido por una serie de caza recompensas de lo más carismáticos. Claro que la novela en la que se basó "Perseguido" (según Stephen King bajo el alias de Richard Bachman) se publicó un año antes que "Bronx, lucha final". Entonces la pregunta es, ¿quién copió a quién?.

sábado, 28 de octubre de 2023

DEMONIOS NEGROS

Unos jovenzuelos andan por tierras Brasileñas en busca de sonidos autóctonos. Atusado por su interés respecto al vudú y esas mandangas, uno de ellos consigue presenciar y grabar un ritual. Al día siguiente, sendas fuerzas malignas le obligan a activar el radio-casete en un cementerio donde reposan una serie de esclavos -negros- cruelmente ejecutados en su momento. Como consecuencia, se alzarán y comenzará la venganza de ultra tumba.
Lo más llamativo de "Demonios Negros" es que gasta un inconfundible y tardío tufo a gore-fetuccini de los ochenta, especialmente por esos primerísimos primeros planos de ojos arrancados de sus cuencas, cabezas abiertas por hachazos y gargantas agujereadas mediante cuchillos. 
Cuando, justamente, uno de aquellos artesanos, el discutible Umberto Lenzi, se puso manos a la obra con esta película, era ya 1991. Hacía tiempo que los mejores momentos de Fulci, Massaccesi e gli amici habían quedado atrás. Ya nadie, nacido en Italia, abordaba el horror de línea gruesa de aquel modo, y por eso mola. Solo por eso. Lo demás queda en el reverso opuesto de la palabra molar. El look de la cinta, soso, plano y telefílmico, es inevitablemente noventero. Y los actores, + sus diálogos para borricos, dejan bastante que desear. En especial el que hace de "Jose", quien se marca un par de muecas cuando siente dolor que son pa echar una sonora risotada. Casi tanto como la caracterización de esos zombies con cara de aburridos (así resulta fácil empatizar con ellos). Y sin pasar por alto unos cócteles molotov más eficaces en su efecto destructivo que la mejor granada de mano.
Conocida internacionalmente como "Black Demons", o como "Demons 3" en algunos países -incluida Italia-, y luciendo un póster también de regusto "retro", estilo E.Sciotti -sin serlo, según me informo-, la peli es... lo que es... un truñete desprovisto de alma y color, que, no obstante, puede "disfrutarse" echándole voluntad -sobre todo por cuestiones nostálgicas- y situando el móvil cerquita, no sea que nos veamos azuzados por el abundante muermo.

sábado, 12 de febrero de 2022

MORIRÁS A MEDIANOCHE

¿Nunca se han preguntado por qué Lamberto Bava se adaptó tan bien a la televisión cuando esta arrasó con todo el cine de género italiano, especialmente el terror? ¿Por qué es uno de los pocos de su quinta -sin contar al eterno Dario- que sobrevivió a la catástrofe? En "Morirás a medianoche" tienen la respuesta. Otro seudo-giallo ochentero que el fetuccini se curró nada menos que entre los dos "Demons", donde hacía gala de un estilo colorista y gran guiñolesco debido, tal vez, a la supervisión de maese Argento. En cuanto este se ausenta, lo que obtenemos por parte de Lamberto es un cine plano, frío y aséptico como una mala cosa. Muy televisivo (y ahí tienen la respuesta al enigma, el cineasta se adaptó bien porque llevaba el "telefilmismo" en la sangre). Eso mismo se nota un huevo con "Morirás a medianoche" que, sin embargo, me ha molado un poquito -solo un poquito- más que "Cuchillos en la oscuridad". Quizás porque se mantenía virgen para mis hastiados ojos, quien sabe.
Un policía y su cornuda mujer se pelean, llegando a las manos. Todo parece que va a terminar en tragedia hasta que él se contiene y sale a por tabaco. Ella, dolorida, corre a la ducha. De pronto aparece en escena una figura misteriosa que la mata con un pico de hielo. Naturalmente las sospechas recaen en el policía pero ¿es él o un famoso asesino supuestamente fallecido que ha regresado para seguir matando?.
Todo en esta peli del 86 es rematadamente de manual. Todo. Incluido un desenlace algo tramposillo. Y su deuda con la entrañable "Tenebre" del inevitable Dario, también. La banda sonora firmada por Claudio Simonetti parece surgida de los descartes de la que él mismo compuso junto a Massimo Morante y Fabio Pignatelli para aquella. Y si nos ponemos farrucos, hasta podemos extendernos al resto de la filmografía Argentiana, porque hay un detalle narrativo directamente mangado de "El pájaro de las plumas de cristal". Tal cual (hoy lo llamarían homenaje).
En el reparto, los inevitables rostros habituales de esta clase de cine, destacando por fácilmente reconocibles los de Paolo Malco y Peter Pitsch, que venía de protagonizar "Demons". Aunque a mi me ha llamado poderosamente la atención Lara Wendel, primero porque la he reconocido de su rol secundario en -otra vez- "Tenebre" (allí salía con el pelo largo y estaba más guapa) y, luego, porque al investigar he descubierto que fue una de las protagonistas de la extremadamente polémica "Maladolescencia", famosa por incluir imágenes de niñas menores -pero de verdad- desnudándose y efectuando actos sexuales. Wendel era una de ellas. Cuando la prensa de la época le preguntó cómo había osado reunir valor a sus tan solo once primaveras, afirmó que la movía un fuerte deseo de convertirse en actriz, costara lo que costara. Lástima que tanto esfuerzo no quedara compensado cuando se retiró de la profesión en 1993.
Como detalle curioso, mencionar la escena en la que una de las chicas se tumba en la cama a leer una novela de crímenes titulada "Blood" cuya llamativa portada viene firmada por el gran -y ya fallecido- Enzo Sciotti, responsable así mismo del cartel de esta "Morirás a medianoche" (ese que ven aquí al lado) y de, como bien saben, un sinfín de maravillosos pósters de películas afines.
Aunque Lamberto Bava figura con letras grandes como "mecenas" (¿imitando de nuevo a Dario en sus escarceos productiles?) a la hora de firmar dirección, montaje y co-autoría del guion (junto al gran Dardano Sacchetti), echa mano de su entrañable alias John Old Jr. ¿Motivo? Lo desconozco.
"Morirás a medianoche" es una peliculilla que se olvida con pasmosa facilidad, pero tampoco ofende y es útil si lo que se busca es un rato de desacomplejada e intrascendente evasión.

sábado, 19 de junio de 2010

MASACRE EN EL VALLE DE LOS DINOSAURIOS

Curiosa producción italo-brasileña del 1985, muy en la línea de lo que entonces interesaba a los exploiters del pais de la pasta, quienes poco a poco comenzaban a entrar en el tramo final de la era dorada de su "serie B". Aún faltaban por asomar unos pocos títulos interesantes, pero inevitablemente la movida iría en declive hasta que la televisión se los comió a todos, incluido el director de "Masacre en el valle de los dinosaurios", Michele Massimo Tarantini, que solía firmar como Michael E. Lemick y a quien debemos un exploit tan típico de inicios de los 80 como es "La espada salvaje de Krotar" y una action-movie con Miles "Ator" O´Keeffe, "The Hard Way" (la vi alquilada en su momento, pero no recuerdo absolutamente nada de ella).
La movida va de un grupo de personajes que, por diferentes motivos, pillan un avión para internarse en la selva. El caso es que el aparato se estrella en el lugar más inadecuado y son atacados por una tribu de caníbales adoradores de fósiles de dinosaurio. Cuando el chico y las chicas guapas logran escapar de sus garras, terminan en las de unos contrabandistas de diamantes casi peores que los indígenas.
Y no, que nadie se lleve a engaño, por mucho que los términos "italiano" y "caníbal" coincidan en el mismo párrafo, y por mucho que en el mercado británico a esta peli la rebautizaran como "Caníbal Feroz 2", no estamos en terreno Lenzi/Deodato. De hecho, no hay ni una fucking escena de canibalismo. Sí un poco de truculencia (extracción de corazón por la vía bestia), pero para de contar. No van por ahí los tiros... Tarantini está más interesado en el lado aventurero y erótico del tema. En "Masacre en el valle de los dinosaurios" hay tetas para dar y regalar, incluso un escueto pero notable número lésbico. Y tampoco hay dinosaurios -aunque hubiese molado-, su presencia se limita a huesos, huellas y una inexplicable garra que aún conserva la carne y es utilizada por los indígenas para arañar tetitas... una secuencia muy simpática y que le da al rollo un aire como muy pulp.
La verdad es que el film resulta hasta entretenido, cosa en realidad poco habitual teniendo en cuenta procedencia e intenciones. Tiene ritmillo y le perdonas ese final tan chorra e inadecuado.

PD: Puestos a elegir un cartel con el que ilustrar esta reseña, me quedo con el francés, que lleva la firma del gran gran E.Sciotti!.

sábado, 21 de octubre de 2023

TEX Y EL SEÑOR DE LOS ABISMOS

Teniendo en cuenta que el western no me tira casi nada, y su versión italiana muchísimo menos, ¿qué demonios hago yo viendo y reseñando una "del ramo"? Pues porque hay una historia detrás que marca cierta diferencia. "Tex" es, junto a "Diabolik" y "Dylan Dog", uno de los astros indiscutibles del comic ítaloparlante. Supe de su existencia a raíz de que mi querida y recurrente prensa francesa hablara en sus páginas de "Tex e il signore degli abissi", la primera traslación a la gran pantalla, en carne y hueso, del personaje, encarnado además por alguien tan adecuado como el gran Giuliano Gemma y dirigida por un auténtico especialista, Duccio Tessari. ¿Y a qué se debía tal interés si, como digo, la cosa iba del oeste? Porque, tal y como lo vendían en Francia, parecía la enésima versión "exploitativa" de "Indiana Jones", más teniendo en cuenta que el film venía fechado nada menos que en 1985, cuando el western -espagueti o no- andaba casi casi bajo tierra (la gran excepción aquí sería "Silverado" de ese mismo año, pero ya me entienden) Así pues, aprovechando mi viaje de fin de curso a Italia, recorrí los quioscos de la zona buscando un tebeo de "Tex", hasta que lo encontré y me llevé una gran decepción al descubrir que eran las historias de indios y vaqueros tradicionales (nota: en uno de aquellos intentos, topé con un quiosquero veneciano que no me lo quiso vender por ser del país que era/soy. Además, entonces desconocía por completo que el personaje había sido editado en España) Por todo ello, cuando finalmente la película llegó a nuestros video-clubs, cortesía de "Vision Films Video", mi posible interés se había reducido a cero.
Hay que aclarar que lo del parentesco con "Indiana Jones" es exclusivamente cosa de uno de los carteles disponibles, gloriosamente ilustrado por E.Sciotti. Ahí aparece hasta con látigo -utensilio que "Tex" NO usa en la película-, y unas pintas más propias del famoso arqueólogo, metido en un especie de templo maldito. El cartel oficial es distinto, y no resulta tan tramposo, mucho más fidedigno al lenguaje genuino del western de toda la vida. Entonces, ¿el rollo "Indy" es cosa del aquí expuesto o está en el largometraje? Pues estar, está.
Al no haber leído con atención ningún tebeo de "Tex", no puedo afirmar ni negar que esos toques más fantasiosos sean cosa exclusiva del film. Pero algo me dice que fue una imposición de los productores, teniendo claro como tenían que, en plenos años 80, y con el cine Spielbergiano de aventuras fantásticas petándolo, era el único modo de encarar la materia si pretendían despertar el interés del público, especialmente el de tirón juvenil, bastante ajeno al western. No es la primera vez que lo vemos. Un caso muy muy parecido -y mucho más descarado- lo tenemos en la traslación del aviador británico de novela "Biggles" a la gran pantalla, metiéndolo en un berenjenal de ciencia-ficción nada propio de él.
En cualquier caso, la historia de "Tex y el señor de los abismos" gira en torno a un carro mangado repleto de rifles. Recurren al prota para localizarlo y castigar a los culpables. Entre medias, aparece una tribu de indios que odian al blanco invasor y, con la excusa de adorar a un dios azteca, solo quieren destruirlo. Esta última parte es la que toma prestados más elementos del cine Spielbergiano. Para empezar, los dardos que lanzan convierten instantáneamente a sus víctimas en momias gracias a un encantador, aunque algo tosco, efecto especial (cortesía de los hermanos Paolocci, quienes a partir de ahí currarían en títulos tan variados como "Miedo Azul", "Body Count", "Los bárbaros" y algunas películas de Bruno Mattei o Claudio Fragasso). Además, responden a las órdenes del tal señor del abismo, un menda vestido con harapos instalado en una gruta repleta de lava. El enfrentamiento final con "Tex" es de lo más tonto y deslucido (induce a pensar aquello de "¿tanto rollo para esto?") aunque, eso sí, da pie a que la gruta se derrumbe y el volcán estalle. Ya saben.
Entre las cosas buenas, los tiroteos, intensos. Los "stunts", algunos espectaculares. La polvorienta ambientación. Y que no hay historia de amor. De hecho, el único personaje femenino de toda la película es una india malvada de escasa presencia. Curioso.
Al estar rodada en España -inevitable-, los rostros autóctonos ya legendarios son innumerables, algunos con roles escuetísimos: Aldo Sambrell, José Luis de Vilallonga, Charly Bravo, Frank Braña o Ricardo Palacios. Diría que también ronda Tony Isbert. Completa la tarta "eurotrash" la presencia de William Berger como el habitual colega de "Tex", "Kit Carson".
Me gustó más el arranque que la parte final, pero bueno, considerando su naturaleza, el visionado terminó resultando pasable. Ya es algo.

miércoles, 22 de julio de 2015

LOS FOTOCROMOS (Y LA CARATULA DEL VHS) DE “YO SOY LA JUSTICIA 2”

Con el cariño que tenemos en este blog a las películas de la saga que encasilló e hizo inmortal a Charlie Bronson (sí amantes del cine clásico, jódanse porque así es), en su rol del justiciero “Paul Kersey”, agrupadas y compiladas todas ellas bajo el título común de “Death Wish”, ya comenzaba a resultar catastrófico que aún no hubiésemos colado fotocromos de ninguna de ellas. Hasta hoy.
La afortunada ha sido “Death Wish 4: The crackdown”, que en España se tituló “Yo soy la justicia 2” por cosas de esas de nuestros distribuidores retardados, y que Víctor explicó muy bien en su respectiva y necesaria reseña (en realidad no lo hizo, pero era un buen modo de introducirla… la reseña, digo). A mí personalmente me parece una peli muy simpática, sencilla y entretenida. Me cae bien… aunque curiosamente en ella “Kersey” deje de ser un solitario vengador callejero para convertirse en un sicario, lo que no es tan “romántico”, pero… ¿qué más dará mientras acribille, reviente, envenene y mutile a los pillastres?.
La banda sonora mola también, así como el cartel que ilustró el gran Sciotti en su momento… claro que no es ese el que llegó a nuestros hogares vía la inevitable “Izaro-Cannon” y que poseo con orgullo en mis estantes (junto a las tres primeras… la quinta o la veo mu barata, o paso) y que, costumbre obliga, se la dejo tras los fotocromos pa hacer el pastel más completito (y presumir, ¡sí!).
Estos, cómo no, son cortesía pura y dura del “Paul Kersey” de Sitges himself, Alex Gardés.














sábado, 25 de noviembre de 2023

LIGHT BLAST

La primera vez que consumí esta película, hace tres décadas y pico (viene fechada en el sagrado año de 1985), me llevé una impresión positiva. La encontré sorprendentemente entretenida. Eso hace incomprensible que, ante semejante reacción, no la copiara de vídeo a vídeo para incluirla en mi colección. O, al menos, la alquilara una segunda vez. Llevaba sin verla desde entonces, así que "algo malo" tenía que haber ahí. Era ya momento de echar luz al misterio.
Un científico tarado y resentido amenaza a la ciudad de San Francisco con destruirla si no le dan un montón de dineros. ¿Cómo? pues usando un láser potentísimo que hace explotar relojes y derrite objetos -y personas- como si fueran mantequilla al sol. El típico policía socarrón y echao palante será el que se ponga con el caso, investigue, mate a unos cuantos y salve la papeleta.
Pues sí, enigma resuelto: No me la copié en su día, y no volví a alquilarla, porque "Light Blast" es un rollo. ¿Entonces, a que vino esa sensación de positividad? Seguramente gracias a las escenas de efectos especiales, tan cutres como encantadoras. Concretamente, las de peña derritiéndose tienen toda la pinta de intentar recrear, a lo chusco, el final de Ronald Lacey en "En busca del arca perdida". Un poco lo que en su día hizo Luigi Cozzi con "Contaminación: Alien invade la tierra" respecto al pecho estallando de "Alien, el 8º pasajero" . Pillo el elemento más shock del film de éxito y, como buen exploiter, lo replico tropecientas veces a lo largo de la película. Teoría que no es de sorprender teniendo en cuenta que tras "Light Blast" se oculta otro clásico del subproducto italiano, Enzo G. Castellari. Incluso esta vez se curra el guion a pachas con un tío de extrañísimo y sospechoso nombre... ¿Titus Carpenter? ¿En serio? (obviamente, en realidad se trata del italiano Tito Carpi, con un extensísimo CV de películas de acción, erotismo, comedias y demás, entre ellas varias del mismo Castellari)
Y, claro, si le quitas los momentos de mayor enjundia truculenta a "Light Blast", lo que queda es... bfffff... muuuuchas escenas de transición que no aportan nada, pesquisas detectivescas eventualmente coronadas por algo llamativo, pero demasiado poco. Pal caso, pues algunas explosiones, algunos "stunts" jodidos (de verdad, ¿qué loco se prestaría a escenas de ese porte en una de bajo presupuesto, especialmente confeccionada por fetuccinis?), violencia y sendas ideas graciosas, como esa tanatpractora que ahostia al prota y este, cuando se rebota, le importa un pimiento que sea una tipa -y guapa-, la machaca que da gusto y remata de un balazo. Al final, inevitable extensa persecución sobre ruedas por las calles de San Francisco. Y, by the way, que se sitúe ahí, la ciudad de "Harry Callahan", no es lo único que nos trae a la mente a tan magno personaje, la misma idea de un criminal amenazando a los capitostes de la ciudad o la del policía entregando el dinero en un maletín a base de recorrer la urbe, contribuyen a ello. Pero, por desgracia, eso no otorga más lustre al film de Castellari.
Protagoniza el sarao todo un rey del zetismo, Erik Estrada, quien, como muchos de su porte, vivió momentos de cierta gloria en los setenta/ochenta gracias a una serie de televisión ("CHIPs"), para terminar con los huesos en el cine de baja estofa, siguiendo a rajatabla las órdenes desordenadas de señores como Andy Sidaris, Gene Quintano, Joseph Merhi o el inevitable Fred Olen Ray, además de mucha caja tonta, el medio donde mejor se manejaba.
En España "Light Blast" fue distribuida por "Dister" tirando de una maravillosa ilustración del gran E.Sciotti y otro detalle muy de la época: por aquello de ocultar el origen italiano del dire, quitan lo de Enzo G. y se quedan con E.Castellari, que suena menos flagrante.

jueves, 10 de septiembre de 2009

EL ASESINO DEL CEMENTERIO ETRUSCO

Estamos ante una de las pocas (¿o la única?, "Manhattan Baby" se resistió pero al final cayó) producciones Italianas del horror de los 80 que nunca alquilé en su época (ni siquiera teniendo el sello José Frade como garantía o el fabuloso -como siempre- cartel del gran Enzo Sciotti). Sentía curiosidad, sí, pero no la suficiente. Supongo que fue de gran ayuda que Sergio Martino nunca hubiese sido un director que me interesara especialmente, y que en un viejo "Mad Movies" la calificaran de tele-film y mencionaran su ausencia de gore, justamente lo opuesto a lo que por entonces nos tenían generosamente acostumbrados Fulci y compañía.
Pasados todos estos años, finalmente reuní valor ayer noche. ¿Y?... pues bueno, si no tienes nada, nada, NADA que hacer, vale... pero no antepondría su visionado a una siesta.
Veamos... la cosa va de arqueólogos que encuentran una tumba etrusca y aprovechan el traslado de objetos antiguos para colar droga en un par de cajas, lo que la liará parda con tiros y alguien matando al reparto según un ritual antiguo. La mujer de uno de los arqueólogos tiene visiones del pasado y al final se les va la olla con la aparición de un cristal formado por anti-materia que es la clave del universo conocido y... ay, no se... la verdad es que no me enteré muy bien, algo a lo que contribuyeron los continuos parones para facer otras cosas.
El reparto es bien majo, John Saxon en un pequeño papel, un acabado Van Johnson, Paolo Malco (también presente en "Aquella casa al lado del cementerio" o "El destripador de Nueva York", entre otras) y Franco Garofalo, el mítico "Santoro" (en realidad "Zantoro") de "Apocalípsis Caníbal".

Hay un personaje que se llama Alberto Lenzi (un casi-homenaje??), la música recuerda mucho al tema central de "Dawn of the dead" (demasiado!!) y el final sorpresivo es del todo retorcido y absurdo.

lunes, 23 de junio de 2008

DISTURBIOS EN EL CEMENTERIO

Que a Lamberto Bava no le gusta hacer cine de horror es una leyenda urbana que, con el paso de los años, cobra más fuerza. Se dice que el hombre se vio arrastrado a ello por culpa de su ilustre apellido, aunque su verdadera vocación era ser realizador televisivo (cosa a la que finalmente pudo dedicarse). Y es que, encima, las comparaciones con su progenitor eran constantes, motivo de cachondeo, y en las que siempre, siempre salía perdiendo. Todo eso explicaría por qué el bueno de Lamberto nunca demostró tener demasiada buena mano para contar historias en imágenes, y que su film más conocido (porque el más respetado es "Macabro", un tostón de tres pares de cojones) sea "Demons", locura divertidísima donde las haya, pero una patata al fin y al cabo. Pues fue justo después del subidón que le supusieron sus dos colaboraciones con Dario Argento (es decir, la mentada "Demons" y su secuela), que Lamberto Bava se dedicó a parir telefilms de terror para la RAI, a cada cual más brasa y patético. "Disturbios en el cementerio" es uno de ellos y, no, no se aleja para nada de la norma, por desgracia.
Un grupo de adolescentes mongoloides están de excursión. En una parada, entran en un colmado (regentado por el mismo Lamberto Bava y su hijo), mangan no se qué, y salen pitando. Durante la huida quedan atascados en un riachuelo, y caminando caminando, llegan hasta una extraña taberna en la que un tipo les suelta un reto: Pasar una noche entera en una lúgubre cripta. De lograrlo, podrían convertirse en los dueños de un fantabuloso tesoro.
La idea en sí no está ni tan mal, pero claro, teniendo en cuenta los pésimos actores (algunos de ellos rostros asociados a la saga "Demons"), los increíblemente estúpidos e irritantes diálogos, las situaciones ridículas y que, en esencia, la peli no cuenta nada de nada (nos pasamos una hora viendo a los chavales correr de un lado a otro de la cripta, asistiendo a las escenas más supuestamente terroríficas y, a pesar de ello, dedicar tiempo al cachondeito), pues el resultado es una S.M.A., es decir: Señora Mediocridad Acojonante. De hecho, el tesoro se lo tendrían que dar a los que la aguantaran entera y de un tirón, cuestión esta harto compleja.
Lo triste es ver en tareas de guión a Dardano Sacchetti, un nombre ligado a todas las ilustres muestras del horror italiano de los ochenta que aquí, obvio es, tenía más prisa en acabar y cobrar. Ya sabemos como es la industria televisiva... de hecho, esa es la causa -probablemente- de que "Disturbios en el cementerio" tenga un nivel menos cero de gore, y que intenten compensarlo con un humor cazurro y cabaretero (el zombie manoseando la teta de una muerta y que esta le arree un sopapo), porque los efectos especiales, sobre todo los de maquillaje, son terribles... eso sí, un "terriblismo" no carente de cierto encanto. ¡Ah!, la banda sonora la firma Simon Boswell, y a mi es que me suena muchísimo haberla oído antes, ¿en "Aquarius" quizás?. Mmmmh.
Creo recordar que "Disturbios en el cementerio" se programó en el Festival de Sitges de ese año y, graciosamente, provocó un auténtico disturbio durante el que casi linchan a su director (en este caso incluso lo apruebo).
La imagen que les dejo viene firmada por un GRANDE del cartelismo cinematográfico, E.Sciotti. Gócenlo.

sábado, 5 de julio de 2025

PAGANINI HORROR

Mientras hace siete días veíamos al Luigi Cozzi más despendolado, hoy toca centrarse en el "profesional", el artesano cumplidor, el director de cosas ultra-mediocres destinadas únicamente a rejuntar unas cuantas buenas liras para morir olvidadas. Toca hablar de "Paganini Horror", concebida por el cineasta -recurriendo, según el mercado, al seudónimo habitual de Lewis Coates - en plena etapa gris de su trayectoria, dejando atrás aquellos títulos que, no por menos chuscos, le habían proporcionado velados momentos de notoriedad, y viendo un futuro -el suyo y el del negocio- bastante poco halagüeño (justificadamente, añado).
Un grupo de pop-rock horterísimo anda en crisis. No logran componer un gran "hit", lo que cabrea como una mona a su agente. En eso que el teclista consigue la partitura original de una pieza inédita compuesta en su día por el célebre violinista Niccolò Paganini, con la idea de adaptarla a sus maneras. La elección del músico les viene de coña -al grupo y a la película misma- ya que arrastra la leyenda de haber vendido su alma al diablo a cambio de capacidades y gloria.
Embriagados de entusiasmo, deciden contratar a un famoso director de películas de terror para hacerles un vídeo-clip chévere que rodarán, nada menos, en la misma mansión veneciana donde Paganini hizo el diabólico trámite y, ya puestos, asesinó a la parienta (esto último invención de la película). Como es de ley, al poco de andar por ahí retozando y dándole lustro al instrumental, aparecerá ¿el fantasma? del violinista con ganas homicidas y pasarán un montón de cosas raras, entre ellas la apertura de un portal al mismísimo infierno.
Bien, "Paganini Horror" viene fechada el año 1988, ya con el cine fantástico "fetuccini" -sobre todo aquel de naturaleza "explioter"- dando sus últimos estertores. Según datos consultados, Cozzi pretendía inyectar a la trama su obsesión con los universos paralelos y demás zarandajas metafísicas, pero el productor, el célebre Fabrizio de Angelis -a quien como mecenas debemos buena parte de lo mejor del terror italiano de los ochenta (incluidos "clásicos" de Lucio Fulci o Enzo G. Castellari) y otros tantos furruños como director bajo el alias de Larry Ludman- le dijo que se dejara de monsergas y rodara una de terror convencional. Extrañamente, la versión que he visto sí lleva parte de todo ese material, así pues, o se trataba de un "director´s cut" (cosa bien dudosa, no es algo que se estile entre artesanos del ítalo-"trash") o en el guion original de Cozzi el asunto era todavía más desmadrado. Este venía co-escrito a medias con una de las actrices del film, la legendaria -y ya bajo tierra- Daria Nicolodi, entonces ex esposa y ¿ex? mano derecha de Dario Argento, quien le había negado sus créditos en aquellas películas de autoría compartida, incluida la intocable "Suspiria". Dicha elección narrativa -lo de las dimensiones y bujeros astrales- se agradece, porque otorga a "Paganini Horror" un algo levemente distinto, sin caer en la monotonía propia del slasher que, en principio, parece. No obstante, tampoco la salva de ser el pedazo de mediocridad que finalmente es, condimentada por actores acartonados y limitados, diálogos idiotas, truculencia discretita, ausencia de tetismo e incapacidad de provocar ninguna sensación salvo la del aburrimiento más atroz en infinitas dosis cuánticas.
Luigi Cozzi pudo desquitarse poco menos de treinta años después, desvariando a gusto en "Blood on Méliès´Moon". Algo es algo. Y, diré más, con todo lo "pura" que es "Paganini Horror" en su condición de "película de verdad" rodada a base de granulosos 35 milímetros y bla, bla, bla, me quedo con el despropósito digital posterior. Resulta bastante menos mortecino y denota el gozo que su director invirtió al realizarlo, todo lo contrario que el título ahora reseñado.
Por lo demás, pues un Donald Pleasence visto y no visto cumpliendo la papeleta a cambio de un bocata (luciendo esa sonrisilla golfa a la que solía recurrir para disimular las pocas ganas), un puñado de actores habituales de esta clase de materia (la negadísima Jasmine Maimone estuvo en "Demons", Pascal Persiano -gran apellido- en "Demons 2", Maria Cristina Mastrangeli repetiría en el futuro con el Cozzi más digital y Pietro Genuardi se prestaría a actuar en "Las puertas del infierno" de Umberto Lenzi o "Mi novia es un zombie" de Michele Soavi) y, como solía ser habitual, un maravilloso póster confeccionado -muy evidentemente antes de rodarse la película, pues la coincidencia de elementos es mínima- por ese "mostro" llamado Enzo Sciotti.