sábado, 5 de octubre de 2024

LOS OJOS DEL MAL 2

Las hermanas Jen y Sylvia Soska comenzaron su andadura por estos mundos audiovisuales de dios colaborando interpretativamente en los desmanes de Lucifer Valentine, un tipo que a finales de los dos mil se obcecó en facturar las películas más repulsivas imaginables. De esas nacidas para provocar el mero "shock" a base de acumular imágenes extremas y desagradables sin una trama de base. En algunos casos, con la burda excusa del arte. Concretamente, él y las Soska coincidieron en una titulada "ReGOREgitated Sacrifice", lista para provocar la náusea... pero también el aburrimiento y algo de risa en su empeño por ofendernos.
Corren muchos rumores chungos en torno a Lucifer Valentine. Que si pederasta, abusador y acosador. Seguramente por ese motivo, las Soska decidieron borrarlo de sus filmografías, aunque tampoco ellas se libran de arrastrar un pasado turbio, relacionado con ciertas ideas ultra-derechistas, un jardín en el que no voy a meterme. Si quieren saber más, hurguen por la red.
En cuestiones de dirección, debutaron con "Dead Hooker in a Trunk", a la que siguió el pequeño "hit" "American Mary". Su buena prensa les ayudó a ascender un modesto escalafón, formando así parte del extenso elenco autoral de "The ABCs of Death 2" (inédita para mí como consecuencia de lo insufrible que me me resultó la primera parte). Presupongo que fue este el aval para que "Lionsgate" y "WWE" les confiaran la secuela tardía (con ocho largos años de diferencia), y directa para el mercado del dvd, de "Los ojos del mal".
Era la primera vez que las Soska curraban para un estudio profesional, totalmente alejado de sus primeros escarceos "indies / amateuristas" financiados por los papuchis. ¿Y qué pasa? pues que, o los gerifaltes presionaron mucho para que se ciñeran a lo establecido, o es que en semejantes condiciones las muchachas perdieron su identidad, porque el film resultante podría haberlo dirigido Manolo el del bombo y nadie hubiese notado la diferencia. Y no lo digo por falta de calidad, o cutrismo, o absoluta negación... para nada, cumple perfectamente con los mínimos exigidos. Lo digo porque, en fin, estamos ante un producto desangelado, muerto antes de nacer y que no rezuma ni pasión, ni absolutamente la más mínima característica distintiva.
Danielle Harris, quien se ha ganado un puesto de honor en el género por su intervención en las secuelas menos lustrosas de la saga "Halloween", es la forense encargada de dar un repaso a la ristra de cadáveres salidos de la entrega previa, asesino incluido, Jacob Goodnight (de nuevo encarnado por el wrestler Kane). Ello le obliga a anular su fiesta de cumpleaños, finalmente trasladada hasta la misma morgue por obra y gracia de su panda de colegas (entre los que figura la morbosamente atractiva Katharine Isabelle, adorada por el fandom gracias a su intervención en la saga "Ginger Snaps", así como un papelico secundario en "Freddy vs Jason") lo que nos prepara el escenario perfecto para que el psycho-killer se levante de la camilla y comience la escabechina.
Y sí, mucho me temo que, a rasgos generales, todo es tan previsible y coñazo como suena. Salvo por dos detallitos. Jacob Goodnight dudando de sus actos durante unos segundos (pero, ¿¿no se suponía que le iba sacar ojos de sus cuencas?? a tenor de lo visto en esta secuela, o se le ha olvidado, o ha cambiado de hobby) y el inesperado destino que le tienen reservado a cierto personaje. Por unos momentos parecía que las Soska habían decidido echarle ovarios, ignorando ciertos dogmas narrativos atados a la fórmula. Pero no, todo se queda en meramente anecdótico. Y, oiga, uno se ofusca... se ofusca porque, viniendo de dos pavas abiertamente declaradas fans del terror, y salidas de cierta escena "indie", podría acusarlas de haber desaprovechado la ocasión de aportar entidad y dignidad a un producto de pura naturaleza crematística, de esos que los estudios -y directores en busca de una primera y desesperada oportunidad-, desprecian y en los que invierten cero interés, echando mano de salidas narrativas vergonzantes e insultantes para el espectador / fan, básicamente tratándolo de imbécil (y, créanme, en "Los ojos del mal 2" hay unas cuantas de esas), limitándose a contentar sus supuestas pocas exigencias a base de sangre (encima, escasa), escotes (y digo escotes, porque de tetas, nada) y unos cuantos guiños / homenajes (cierta camisa azul igual a la del "Ash" de "Evil Dead" -no es un delirio mío, las mismas Soska así lo reconocen-) o referencias tan evidentes que duelen (en este caso, por lo de situar un slasher en un hospital donde llega el cadáver del asesino de rigor, tiraríamos de "Viernes 13 - 4" o "Halloween 2 / ¡¡Sanguinario!!") Contrariamente, Jen y Sylvia Soska se limitan a cumplir con la papeleta, sin esforzarse demasiado ni aplicar gota de su supuesta devoción por el formato. Claro que, visto lo visto, casi mejor así, porque cuando han dado libre albedrío a dicha pasión, les han salido 
remakes o secuelas tardías disfrazadas de tributo a pesos pesados como David Cronenberg / "Rabia" o George A. Romero / "La noche de los muertos vivientes". Y, créanme, consumir la primera de ellas fue peor que hundir mis peludas pelotillas en un estanque lleno de barracudas mutadas.
Me he hartado de vomitar a los cuatro vientos que no hay peor director para una película de terror que un auto-indulgente fan del género. Sobre todo los de última hornada, que solo viven por y para esa clase de cine, escasamente interesados en cualquier cosa no etiquetable como tal y nadan en chorreante felicidad acudiendo a las "Cons" para adquirir el muñeco de Freddy que se tira pedos o los mocasines de Chucky. El caso de las Soska vendría a ejercer de ilustrativo y doloroso ejemplo.