Vi "Horizonte Final" en el cine "Comedia" de Barcelona y, desde entonces, siempre he tenido una opinión favorable. Incluso pasé algo de acojone, y eso ya es raro. No porque me hubiese vuelto insensible ante los escalofríos en una pantalla (el día que eso pase, dejaré de consumir películas de terror.... si no ¿¿ande está la gracia?? sería como no reírse con comedias o no ponerse palote con las eróticas. Deprimente), sino porque el miedo me suele funcionar en un entorno creíble, realista. Y, desde luego, la ciencia ficción no es, en ese sentido, lo más práctico.
Narrativamente le sobran las buenas ideas. "Horizonte Final" es el nombre de una super-nave capaz de generar su propio agujero negro con el fin de trasladarse a placer por el universo. En el viaje inaugural, por ahí 2040 (las supuestas fechas quedan graciosamente cercanas en el tiempo, es decir, las predicciones tecnológicas del guionista, Philip Esiner, no fueron muy certeras... lo mismo que sus siguientes libretos, entre ellos "Ojos de fuego 2" y ese "Crónicas Mutantes" de nefasta memoria), desaparece por completo, sin dejar rastro. Tras siete largos años, vuelve a dar señales de vida. Así que, como suele ser habitual, mandan un equipo al rescate, acompañados por el científico que la diseñó. Y ahí radica la gracia de la epopeya. La nave viajó hasta otro lugar, sí, solo que, en fin, no parece que fuera dentro de nuestra dimensión. Probablemente visitara algo parecido al infierno, un sitio repleto de caos y maldad que, encima, se ha traído de vuelta, lo que dificultará bastante la tarea a los visitantes.
Y el resultado pues mola un rato. Las referencias son evidentes: "Alien, el 8º pasajero", "Hellraiser", "La mansión encantada"... muchas (por ahí incluyen "El resplandor" en la lista y yo mismo osé mentar como sospechoso precedente "El lado oscuro de la luna"). Pero la ensalada está rica y bien servida. Como decía, hay momentos de genuino miedo (mi favorito: el niño de piernas mutiladas rascando la cortina), otros truculentos de muchísimo impacto (mi favorito -y el de mucha gente-: las horribles imágenes de lo que le ocurrió a la tripulación original.... brutal), una atmósfera inquietante, un pelo malsana, una fotografía adecuadamente lúgubre, efectos especiales más que decentes, buenos y carismáticos actores (destacando al dúo protagonista, Sam Neill y Laurence Fishburne). Mucho entretenimiento bien empaquetado con escasos deslices... pero los tiene. Y eso es lo que, a la larga, impide que "Horizonte Final" ascienda de buena a cojonuda.
El clímax final se pasa tres pueblos. Es de esos recargados, verbeneros, pirotécnicos y excesivos que tanto me molestan, más en este caso, donde hasta su llegada prevalecía cierta contención, muy efectiva a la hora de provocar tan maravillosa inquietud. Pero, en fin, ya se sabe, Hollywood, los noventa y el británico Paul Anderson a la dirección, un señor que suele descontrolarse mucho si le dejan. El suyo es un caso muy peculiar. Despuntó con un thriller de cierto prestigio -"Shopping: de tiendas"- que le abrió las puertas de la meca del cine, pero en su vertiente más comercialucha. Sin embargo, él pareció encontrarse muy a gustito, dejándose llevar por el lado más popular, facilón y complaciente del business. Así lo demostró con su primer encargo, "Mortal Kombat", y lo que vino después de la reseñada, como "Death Race: La carrera de la muerte" o, muy especialmente, la ristra de títulos que complementan la franquicia "Resident Evil" (donde conoció a Milla Jovovich, con quien se lió y terminó formando una familia). Él mismo ha declarado alguna vez que se siente muy satisfecho con "Horizonte Final". Y no le faltan motivos.
Cierra el sarao un tema tan adecuado y noventero como el "Funky Shit" de los "Prodigy".