Clásico del WIP y, en nuestro país, de las sesiones continuas, que con un sabor inequívocamente americano en realidad se trata de un invento de una compañía alemana que, asociándose con unos cuantos productores yankees, e intentando concebir una secuela directa de “La jungla de cemento” (también conocida como “Acorralada entre mujeres”) y con la mayor mala baba posible, dan forma a esta “Rejas ardientes” que es una película sobre cárceles de mujeres, un “blaxploitation” y un melodrama al mismo tiempo. El guion fue dando tantas vueltas durante el rodaje que, sobre la marcha, se decidió no iba a ser una secuela de la anteriormente mencionada sino una película independiente. De hecho, lo es hasta tal punto, que su estrella, una ya decadente Linda Blair, asegura que cuando firmó el contrato el guion era de una manera, y cuando se terminó de rodar, no tenía nada que ver con la película por la que ella había firmado.
La Blair nunca quedó contenta con esta película concebida para su total y absoluto lucimiento, ni con ninguno de sus WIPS posteriores, ya que, dice, arruinaron su carrera. El caso es que la actriz, tras estar encasillada en el papel de Regan, después de “El Hereje: Exorcista II” decidió dar un vuelco a su trayectoria y, para demostrar que era una actriz madura que podía desempeñar toda suerte de papeles, no se lo ocurrió otra cosa que posar en pelota picada para toda suerte de revistas de contenido erótico, mostrando felpudazo y ubre. Una estrategia poco inteligente porque, lejos de llegar a los papeles adultos de las películas de estudio que ella anhelaba, gracias a su chocho moreno tuvo que hacerse fuerte en la "serie B" de la que ya nunca saldría más que esporádicamente, y donde si no enseñaba teta no interesaba su presencia. Para colmo de males, cuando rodó “Rejas ardientes”, aunque la actriz había aparecido descocada en revistas, todavía no se había despelotado en el cine y su idea era seguir sin hacerlo. Pero los productores la amenazaron con que si no se aireaba encantos en esa secuencia de la ducha que muchos recordarán, no volvería a trabajar en su vida. Y en lugar de denunciar la situación o marcharse de la producción con dignidad, la Blair decidió desnudarse en esta película… y en todas las que vinieron después.
Por supuesto “Rejas ardientes” es la parodia grotesca de cualquier WIP anterior, no existe película más amoral y malintencionada que esta, y aunque al final triunfa el bien y la moralina típica de los americanos, la galería de personajes malvados es aquí inconmensurable. No se salva ni uno
Una joven asesina a un hombre por accidente y, en consecuencia, es condenada a 18 meses de cárcel. Cuando llega a prisión pronto se dará cuenta de que ha de ser muy fuerte para sobrevivir, porque en ese horrible lugar no solo tendrá que lidiar con la condena, sino con los envites de presidiarias lesbianas que quieren convertirla en su nuevo juguetito, problemas raciales en el patio, carceleros (y carceleras) violadores que se la quieren pasar por la piedra y el alcaide que gusta de subir presas a su despacho con el fin de hacerles el amor en su yacuzzi y grabarlo en vídeo. Todo ello aliñado con fuertes dosis de sangre, violencia, desnudos totales femeninos y peleas con pinchos cada cinco minutos.
“Rejas ardientes” es una película verdaderamente exploit, su único afán consiste en mostrar morbo hasta los límites de la legalidad, por lo que en su momento se manifestaron en contra de la película toda suerte de asociaciones feministas y homosexuales que, en las puertas de los cines, la acusaban de ser poco más que pasto para vouyeurs, mostrando a las lesbianas como depredadoras en potencia de las que había que cuidarse. De poco sirvieron las protestas porque, a las dos semanas de ser estrenada, “Rejas ardientes” ya había duplicado su presupuesto inicial de 950.000 dólares, llegando a multiplicarlo por seis a lo largo de su carrera teatral.
Y es que, precisamente por todo eso por lo que protestaban las asociaciones homosexuales, es por lo que la película es a día de hoy un divertimento sin precedentes, una oda a la exageración, y de resultado tan tremendamente naif que, en pleno 2024, se queda un tanto anticuada por ingenua. Por lo demás, no da tregua, no paran de ocurrir cosas, todas ellas terribles, aunque en realidad el argumento brille por su ausencia y esto al final sea un catálogo de pinchazos, violaciones, peleas y carceleros descendientes del mismo Hitler. Una película adorable, un absoluto clásico de la carroña malintencionada.
En el elenco, además de a Linda Blair que sería la buena de la función, como némesis lesbiana sobona y violenta que le hace la vida imposible a nuestra protagonista, tenemos a Sybil Danning quizás en su mejor momento (con dos pechos similares a dos enormes cántaros de miel) además de las presencias de clásicos como Henry Silva y John Vernon (los dos malos, malísimos que hacen con las presas lo que se les antoja).
Dirige la función un tipo que, según cuentan, no tenía ni puta idea de dirigir (motivo por el cual, asegura la Danning, tuvo que ponerse ella tras la cámara en más de una ocasión durante el rodaje) y que respondía al nombre de Paul Nicholas, seudónimo tras el que se ocultaba el cineasta alemán Lutz Schaawaechter. Dirigió otro WIP titulado “La jaula desnuda” y un par de títulos más a lo largo de su carrera, de poca o nula importancia.
En España, la película fue un éxito moderado que en cines de barrio conglomeró algo más de 250.000 espectadores, pero en videoclubs fue uno de los títulos más alquilados de la época.
Ya en los 90, se hicieron dos secuelas; “Cadenas ardientes 2” y “Chained Heat 3”, que tendrán por aquí próximamente. También existe una serie de subproductos de quinta regional que formarían parte de la franquicia, si bien en ningún momento, ninguna de ellas tenga nada que ver con la original más allá del contenido erótico, lésbico y carcelario. Este expolio vendría por parte del director de “Cadenas Ardientes 2”, Lloyd A. Simadl, que hasta el día de hoy ha perpetrado, desde su pequeña productora en Republica Checa, más de 14 secuelas un tanto bastardas de la de Paul Nicholas.