Por culpa de un título español fallido y oportunista que trata de canibalizar el éxito de “Resacón en Las Vegas”, es muy posible que esta película cuyo bautismo original se traduciría literalmente como “La mejor noche de todas, pasará inadvertida”, genere un efecto contrario al deseado por la distribuidora: tirará de espaldas a más de uno. Aunque tampoco es descabellado llegar a esa libre traducción del título por parte de los de marketing si tenemos en cuenta que la frase promocional original de la película reza “The Hangover will be the easy part”, que quiere decir algo así como “El resacón sería la parte fácil”.
Estrenada directamente en vídeo en España, el hecho de que sus directores sean Jason Friedberg y Aaron Seltzer, autores de algunos de las "spoof movies" más desastrosas de la historia y culpables del asesinato del subgénero, lastra la película hasta el fondo. Darle a “Resacón en Las Vegas: Ellas también” una oportunidad, es una acción de fe.
Que los realizadores solo hayan realizado "spoofs" previamente da lugar al equívoco, y no es difícil pensar que se trata de una (otra) horrible parodia de las películas de despedidas de soltero/a tan de moda en la comedia USA de los últimos años. Sin embargo, en realidad estamos ante la primera película estándar de la pareja de realizadores, una con magros resultados en su país de origen. No consiguió recaudar ni 300.000 dólares en su estreno, siendo uno de los fracasos más bochornosos de la época (los años 10), además de tener críticas demoledoras que la tildan de “verdadera peor película de todos los tiempos”. Según "The Bottom Line": “Es una pena que esta película ambientada en Las Vegas, no se haya quedado en Las Vegas”.
Con semejantes expectativas, a punto está el espectador de quitar ese disco de su reproductor cuando descubre que "Resacón en Las Vegas: Ellas también" es una suerte de “found footage” —que tan mal se lleva con la comedia— de los que no respeta los códigos y utiliza la estética del metraje encontrado con los actores grabando lo que ocurre mediante mini-cam, para luego montarla a modo de narración estándar, incluidas música ilustrando todo y planos solapados y editados.
La historia, la de siempre: cuatro amigas se van a Las Vegas para celebrar la despedida de soltera de una de ellas y la intención de presenciar un concierto de Celine Dion, cuando unas copas de más hacen que todo se les vaya de las manos y vivan las situaciones más desmadradas y rocambolescas.
Pero, para mi sorpresa, la película va avanzando y resulta no estar mal. No se trata de una comedia memorable, pero sí tiene un par de momentos suficientemente potentes para justificar su visionado, así como la fortuna de pillarnos desprevenidos con un par de secuencias que, aprovechando su condición de “found footage”, tontean con el terror, desembocando dichos momentos de tensión de nuevo en comedia, como el estupendo desenlace en el que las protagonistas son perseguidas por una enorme y obesa negra que bien podía haber sido sacada de cualquier película de posesiones diabólicas.
Curiosamente, y sin que tenga nada que ver, uno de los productores de la cinta es Jason Blum, que poco después haría fortuna con su "Blumhouse", esta vez sí, especializada en terrores varios.
En resumidas cuentas, no solo estamos ante una entretenida comedia de despedida de solteras, sino que, probablemente sea lo mejor de los incapacitados mentales de sus directores. Y de peor película de todos los tiempos, nada de nada. Hay millones peores. Esta entretiene y consigue que nos riamos un poquejo, amén de ser bastante ácrata para con el género.
Las actrices, desconocidas, funcionan por una sola cosa: tienen morbo. Pajilleros ¡saquen los kleenex!