martes, 1 de julio de 2025

CAFÉ SOLO... O CON ELLAS

 “Café solo… o con ellas” comienza como una comedia sexual gamberra, con cuatro energúmenos rompiendo un escaparate y dándose a la fuga para pronto, en un flashback, contarnos sus devaneos romántico-sexuales. A partir de ahí, ya se nos muestra de todo; escenas de ligoteo en discotecas (discotecas desangeladas, dicho sea de paso, por culpa de la falta de presupuesto), la tortuosa relación entre el protagonista, Hugo, con su abuela franquista y, sobre todo, mucho cerdeo, mucha follada y escenas de comicidad muy a la "screwball", con uno de los protagonistas pegando un polvo mientras su amigo pide consejo amoroso a la fémina que cabalga. Esta no tiene remilgos a la hora de atenderle. Y con todo esto parece que vamos a ver una comedia desmadrada, osada y escatológica al 100%. Y en esencia, eso es lo que nos ofrece la primera media hora de la cinta. Después, la cosa se vuelve cursi, centrándose más en la cuestión amorosa que en la sexual y cualquier vestigio de incorrección política inicial desaparece haciendo decaer al conjunto hasta quedarse prácticamente en nada. No solo prevalece lo cursi, sino también el aburrimiento. A partir de ese momento, cada vez son más comunes las situaciones en las que el espectador pasa vergüenza ajena, ya sea por las mediocres y poco inspiradas actuaciones, ya sea por lo ridículo de las circunstancias en general.
Esa casi condición de "genuina comedia sexual española" es el único motivo por el que tener en consideración esta cinta.
El argumento es súper sencillo: Cuatro mastuerzos. A uno le acaba de dejar la novia y cree que pidiéndole matrimonio podrá recuperarla. Otro que se encuentra un perrito perdido; llama por teléfono al número que lleva consigo el animal y, al ir a entregarlo, aparece la dueña y se enamora perdidamente de ella. Otro lleva dos años sin follar y, mientras lo intenta y lo intenta sin éxito, de repente un día, de la forma más tonta, encuentra el amor. El cuarto se va a casar, tema este que parece no importar ni lo más mínimo ya que se toca de pasada.
Con todo, y pese a que el tiempo la ha puesto en su lugar —esto es, el ostracismo— se trata de un estreno español que fue bastante taquillero en 2007, congregando en salas de cine poco menos de medio millón de espectadores, gozando a posteriori de una carrera doméstica discreta: una escueta edición en DVD y poca presencia en televisión.
Sin embargo, remitiéndome de nuevo a los días de su estreno, “Café solo… o con ellas” fue presentada en el festival de cine español de Málaga donde consiguió el premio del público y donde tuvo una excelente recepción, así como participó (y ganó premios) en otros festivales menores.
En el reparto habituales de la televisión juvenil como Lucía Jiménez o Alejo Sauras, acompañados por Diego París, Asier Etxeandia, Javier Godino e Inma Cuesta.
Mención especial merece Terele Pávez dando vida a una descacharrante abuela neo-franquista que da bofetones a diestro y siniestro, así como suelta frases lapidarias de lo más divertidas.
Debuta en la dirección de largometrajes con “Café solo… o con ellas” el malagueño Álvaro Díaz Lorenzo, que graduado en cine por la Universidad de Sunderland en Reino Unido y curtido en el mundo del cortometraje, en 2017 hace una buena taquilla con otra comedia, esta vez más costumbrista y acorde a los gustos de la España del siglo XXI, titulada “Señor, dame paciencia”, cuyo éxito se tradujo en forma de serie televisiva en 2022. Sus siguientes películas, “Los Japón” y “La lista de los deseos”, pasaron por los cines con más pena que gloria.