
En esta ocasión Cube y Epps interpretan a dos promotores de espectáculos de tercera obligados a tener contento al rapero de turno al que llevan a su pueblo y, por un lado, conseguir la pasta que han dejado a deber a todo dios (como no, gangztaz incluidos) añadiendo el hecho de que Epps se lo gasta en joyas. Por otro está el hijo de Cube, que hará de telonero del rapero al que representan y tendrá que lidiar con una falta de talento absoluta. En cuanto a la producción, la noto más pobre que de costumbre, y eso, lejos de perjudicar el resultado, creo que lo beneficia.
Por cierto, ¿han visto alguna vez en su vida un cartel más feo y, sin embargo, más atrayente que este?
En cuanto a todas estas pelis que sitúan en el mapa a Ice Cube como productor solvente (dentro de ese rollo, claro), y que tanta pasta le hacen ganar, por otro lado le desacreditan como rapero. Ha perdido toda credibilidad y más sabiendo que en el concierto que dio en Zaragoza hace unos años, se aseguró que la ciudad no era peligrosa antes de salir del hotel para darse un paseo. Eso un tipo que cantaba “Fuck the police” y militaba en “El grupo más peligroso del mundo” -los maravillosos "N.W.A"-. No somos nadie.