martes, 6 de septiembre de 2011

LAS CHICAS DEL BINGO

Curiosa y hasta hace poco, ilocalizable película, descaradamente rodada a rebufo de LOS BINGUEROS, que obviamente, no obtuvo los mismos resultados en taquilla.
Y les diré porqué es extremadamente curiosa; La película, podría muy bien ser un “Spin Of” de LOS BINGUEROS, en cuanto que los protagonistas de esta, con los nombres de los personajes cambiados, pero interpretados por los mismos actores, son los personajes secundarios de la película de Mariano Ozores. Así pues, tenemos a una Africa Pratt, como trabajadora del Bingo, que salvo por el nombre, tiene casi el mismo perfil de la trabajadora que interpretaba en LOS BINGUEROS, y lo mismo pasa con el Cameo de Antonio Ozores y el papel de Florinda Chico. Obviamente, se trata de un “Spin Of” no confeso. Mejor dicho; es producto de la más pura casualidad, pero ahí está la cosa.
Siendo muy coral, la película cuenta la historia de distintas trabajadoras del Bingo que entre cartón y cartón ligan con viejos, y fuera del trabajo viven su propio drama. Una deja el pueblo para realizarse, otra tiene una turbulenta relación con su novio, otra mantiene al marido porque este está en paro, y otra siente debilidad sexual por los “languis” y los “estropeaos”.
Deambulando entre el drama y la comedia LAS CHICAS DEL BINGO resulta ser una película de lo más amena y entretenida, que pasa en un suspiro. Ochentera hasta la medula y, en ocasiones, y en consecuencia de esto, ridícula, resulta curioso también, ver que para la época y tratando el mundo crápula como lo trata, apenas hay destape y escenas de sexo. Casi es una película, que dentro de la crudeza de lo que cuenta, podría ser destinada a toda la familia.
Por la pantalla rulan secundarios de lujo que hacen a las chicas del bingo la vida más fácil, o más difícil: Manolo Zarzo, Agustín González, Rafael Hernández, Emilio Linder o José Bodalo, complementan, junto a los arriba mentados, y María Kosty, María José Cantudo, y Silvia Aguilar, el granado reparto.
El director del invento es Julián Esteban, que aunque como director no se prodigó mucho, si que es el curioso guionista, bajo el seudónimo de Julius Valery, de EL LAGO DE LOS MUERTOS VIVIENTES de Jean Rollin y SEXO CANÍBAL de Jess Franco.