
Pero claro, para bien o para mal, Trenchard-Smith no era Spielberg. Ni tenía su dinero. Así que canibaliza su "modus operandi" de la mejor manera que puede y optando por darle al conjunto un tono más terrenal, menos fantasioso, mucho menos espectacular y con algunas dosis de misticismo de bolsillo. Eso sí, que no falten adolescentes, que no falte un protagonista de cerebro privilegiado al que le mola inventar cosas aunque ello le meta en problemas (huérfano, por supuesto). Tampoco hay que olvidar a la vecinita enamorada, las bicicletas, el misterio y la aventura.
En este caso la historia va, como bien aclara el título español, de un lago en el que, aparentemente, habita una criatura monstruosa. El amigo Henry Thomas, de vacaciones, sin padres y mucho tiempo libre, decide desentrañar el misterio a base de aplicar sus conocimientos de mecánica casera. No debería contarles esto pero... el final es decepcionantemente racional.
Ahora bien, imagínense una peli del Spielberg de los 80 pero sin la magia, el ritmo, la diversión y los efectos especiales. ¿Qué obtenemos?... ¿¿ "Super 8" ??, ja ja ja... pues sí, también, pero eso ya lo hizo Brian Trenchard-Smith en 1986 con la peli que ahora les comento/destrozo.
¿Veredicto?, si fuera porno, diría que no sirve ni para hacerse pajas.