Si algo bueno tiene "Wishmaster" es que parece... no, parece no, ES una peli hecha por fans del género directa para fans del género. O por lo menos, por gente que lo respeta y sabe perfectamente cómo alimentar a su fiel seguidor. Y yo eso, amiguitos, lo agradezco.
A causa de una serie de variados infortunios, un enorme ópalo de fuego cae en manos de una moza. Resulta que dentro del pedrusco vive atrapado un Djinn o, lo que es lo mismo, un genio cuyo único fin es salir y dominar el planeta. Nuestra prota deberá hacerle frente y pararle los pieses.
Uno de los aciertos de "Wishmaster" (desconozco si realmente original, pero al menos yo entonces aún no lo había visto) es la idea del genio concededor de deseos como ente malvada y que otorga lo que le piden de modo siempre muy mal intencionado y pernicioso. Resulta especialmente divertido ir descubriendo a lo largo de la película cómo el Djinn putea a la peña convirtiendo sus sueños en pesadillas. Este mismo es otro punto a favor del pitote al interpretarlo con mucho gracejo y carisma Andrew Divoff (es tal la coña que incluso en un momento dado, y antes de cometer una fechoría, lanza una mirada directa y cómplice al espectador). Al mejunje hay que añadir unos efectos especiales dignos e imaginativos (en este apartado nos encontramos con el también director Gary J. Tunnicliffe y el mítico Screaming Mad George) y mucho gore bien jugoso, aunque no especialmente traumático gracias a su abierta pátina fantasiosa y exagerada, que lo hace tan disfrutable como inofensivo.
Cuidao, no digo que "Wishmater" sea un joyón del copón, hay numerosos momentos para el ridículo absoluto, sustos baratos a mansalva y no menos ingredientes risibles, como las muecas de la actriz protagonista, algunos gestos del mismo Djinn o mi instante favorito, cuando este exclama con voz cavernosa: "¡Pues a la mierda!". Sin embargo, nada de todo esto molesta realmente, tal vez por lo que decía de que la peli es un regalo para los fans del terror menos exigentes y con más sentido del humor, o simplemente gracias a su espíritu festivo, la absoluta falta de pretensiones y que, ¡coño!, entretiene lo suyo. La historia está lo suficientemente bien hilvanada como para no aburrirnos.
Dirige Robert Kurtzman, antiguo integrante del reputado clan de efectos especiales KNB Group y director de pelis como "Enterrado Vivo" o "The Rage" (quien se marca un cameo como víctima decapitada). Produce/apadrina un Wes Craven en la cresta de la ola -en cuanto a popularidad- de su tormentosa carrera, habiendo dirigido un año antes la exitosa "Scream". Entre actores principales, secundarios y cameos, nos vemos cara a cara con Robert "Freddy" Englund, Kane "Jason" Hodder, Tony "Candyman" Todd, el eterno secundario de culto George Buck Flower, Ted Raimi (hermano de Sam), Angus "El hombre alto" Scrimm (como narrador), Reggie "Phantasma" Bannister, Howard Berger (del grupo KNB), Joseph "El día de los muertos" Pilato y Dan "Terroríficamente muertos" Hicks. El guionista, Peter Atkins, tiene en su haber títulos como "Hellraiser 2, 3 y 4" o "El puño de la estrella del norte". La música la firma Harry "Viernes 13" Manfredini. La canción final es de "Motorhead". Y hay aparición especial para la legendaria publicación "Psychotronic Video"... lo que yo decía, del fan para el fan.
Muy al contrario de lo expuesto hasta el momento, las secuelas dejaron bastante que desear. "Wishmaster 2", más cutre y barata, la dirigió un acabadísimo Jack Sholder y aún tenía la suerte de contar con Andrew Divoff en el rol de genio, algo de lo que no pueden presumir ni la tercera, ni la cuarta entregas, más enfocadas al público adolescente idiotizado por el mismo terror-poppy que, justamente, puso de moda Wes Craven.