Los tres actos de una narración, principio, nudo y
desenlace, en el mundo de los trucos de magia tienen otro nombre, la promesa,
el giro y el prestigio. Este último acto, el prestigio, es la vuelta de tuerca
final que debe dejar al espectador anonadado. El ejemplo más conocido
popularmente es el final de El Sexto Sentido, ese fue un buen “prestigio”. En
esta película de Nolan, este prestigio se adelanta un poco al final de la
cinta, no causando tanta impresión como debería. Además el principio y el nudo
del film se entrelazan con flashbacks continuos, llevándonos la acción del
pasado al presente, pero sin llegar a marear al espectador.
A finales del siglo XIX en Inglaterra, dos jóvenes magos
trabajan para su mentor. Realizando un peligroso truco, la mujer de uno de
ellos fallece. Desde ese momento la rivalidad de los magos se convertirá en una
obsesión para los dos. Cada uno intentara superar o copiar y mejorar los trucos
del otro cueste lo que cueste. Robert Angier (Hugh Jackman) es de los dos, el
mago estrella, el que consigue hacer que los trucos luzcan como un espectáculo
digno de ver. En cambio, Alfred Borden (Christian Bale) es un mago magistral técnicamente pero más
soso que una barra de pan sin sal. En la cima de su rivalidad, Borden sorprende
al mundo con un truco de teletransportación. Angier muerto de envidia, y aun
con ganas de venganza por la muerte de su esposa, intentara copiar ese truco
por todos los medios. Lo consigue hacer para el gran público pero usando un
doble, algo que Borden no parece hacer. El personaje de Jackman no está
satisfecho por no haber descubierto como lo hace Borden, lo que le sumirá más
aun en su obsesión. Al final tendrá que amenazar a Borden para que este le
descubra sus trucos. Lo único que Angier saca en claro es Tesla, haciendo
referencia al científico Nikola Tesla (David Bowie). Así Angier atravesara el
atlántico para que Tesla le construya una maquina que le permita
teletransportarse. Cuando lo consigue, los efectos no son los esperados y Tesla
aconsejara al mago que no la utilice nunca, pero Angier ve algo más que un
truco magnifico, ve una forma de vengarse definitivamente de Borden.
Esta es una gran producción, con actores que cobran un
pastizal y un director que también se llevara lo suyo calentito para casa. Se
invirtió mucho dinero y eso luce en la ropa, en los extras, en la decoración,
en la factura general de filme, pero si el guion es simple, da igual las paladas de dinero que eches por
encima. Y es que las motivaciones de los magos nos dan bastante igual, uno
quiere venganza pero que con el tiempo esta se diluye para dejar paso al ego, y
el otro solo quiere ser el mejor mago del mundo aun a riesgo de sacrificar toda
su vida (puuuuuf esto ya lo vimos en Oliver y Benji o cualquier manga similar) Así
pues con lo que más disfrutara el espectador (hablo desde mi punto de vista) es
cuando hacen trucos, que de acuerdo, al no ser en directo pueden hacer todas
las trampas del mundo, que aun así a mi era lo que más me gusto de la película.
El Prestigio, ese giro de guion final,
como cuento al principio llega demasiado pronto, restándole toda la
fuerza que podría tener, aunque tengo que reconocer que si que sorprende,
aunque solo sea un poquito.