El documental “Contra el tiempo” es un nostálgico recorrido a través de las anécdotas que nos cuentan algunos de estos actores de toda la vida, que bien por ser casi siempre secundarios, o porque por distintos motivos dejaron de trabajar, son prácticamente desconocidos para el público estándar o bien, han sido olvidados de la memoria popular.
El proyecto “Contra el tiempo”, que se materializa ahora en forma de estreno en salas, no es en absoluto nuevo. Su director, el escritor y amigo de esta casa José Manuel Serrano Cueto, tenía pensado hacer este documental allá por 2005, pero por líos diversos de producción, la cosa se transformó, como por arte de magia, en el cortometraje “Río Seco”, que con el mismo espíritu, se centra en la figura del mítico Aldo Sambrell.
En los albores de 2009, se retomó el proyecto bajo producción de Utopía films, pero más problemas de distinta índole (la cosa del dinero, e incluso alguno de los actores que se caían a ultima hora) la película casi acaba yéndose a pique. Así pues, con un montón de material rodado, productor y director el pasado año, tuvieron que replantearse de nuevo el proyecto. Y francamente, creo que el resultado de esta versión definitiva, sin tantos actores entrevistados como en un principio se tenía previsto, es sustancialmente mejor que el que en un principio se tenía en mente, con escenificaciones y artificios, según el press book.
Así pues, la cosa se plantea de la siguiente manera: Un joven actor, Antonio Mora, amigo del director, desea conocer a un grupo de actores veteranos, para que le trasmitan sus experiencias, le cuenten anécdotas y en definitiva, empaparse de lo que los veteranos puedan contarle. Así las entrevistas trascurren a lo largo del metraje en forma de animadas charlas, dónde nos vamos escuchando lo que todos estos actores tienen que decirnos, sin demagogia ni amarillismo, de una forma honesta, y sobretodo, contado con un amor hacia todos ellos por parte del director, que se trasmite al espectador.
Y personalmente, creo que Serrano Cueto ha construido un documental entretenido y cercano, cuyos noventa minutos al final, se nos quedan cortos.
El acierto de la película reside en el montaje. Serrano Cueto, que aparece en pantalla e incluso lleva las riendas de la entrevista a Lone Fleming, en lugar de ofrecernos una estructura típica de entrevistas con declaraciones entrelazadas, apuesta por centrar la película en bloques, cada uno dedicado a un actor. Cada uno nos cuenta su película, y cuando termina se pasa a otro, y así sucesivamente, hasta que se rompe el ritmo de la narración (que no de la película), uniendo en pantalla a dos de los actores en un reencuentro, el de Carlos Bravo y Mabel Escaño. En ese momento, Bravo pasaría a ser un entrevistador involuntario.
Con un emotivo recuerdo para el recientemente fallecido Aldo Sambrel, se finiquita la película, dejando al espectador, un buen sabor de boca. Ya digo, una gozada.
Carece de material de archivo, pero sinceramente, tampoco hace falta, porque así el documental tiene un aire como de película de ficción, en la que los actores charlan.
Como ya he dicho, al no contar con tantísimas entrevistas como en un principio se tenía previsto, se profundiza más en cada entrevistado y el resultado es más intenso.
De entre los entrevistados, me gustaría destacar a Ricardo Palacios, cuyo carisma está a prueba de toda bomba, y cuyas declaraciones consiguieron sacarme alguna que otra risotada. “Charles Bronson, un pedazo de cabrito”, según Palacios.
Junto a los ya citados, completan el “elenco” Antonio Mayans, y Fernando García Rimada.
Un documental muy cinéfilo, realizado por cinéfilos y para cinéfilos. Y con muchísima nostalgia, lo cual no siempre es bueno… en este caso, aceptamos barco.
Durante la pre-producción del documental, tuve el honor de hacer una entrevista a propósito de la película a su director en mi desaparecido programa “La hora de Ving Rhames”, que si gustan, pueden escuchar pinchando aquí.