Fui a ver "El fantasma de la ópera" de Dario Argento en su pase por el Festival de Sitges del respectivo año. En plena proyección, y a pesar del supuesto tono trágico de la peli, el público comenzó a descojonarse ante lo ridículo de todo ello. Yo, que había crecido siendo fan del italiano, adorando "Tenebre", "Suspiria" o "Phenomena", no podía creer semejante falta de respeto. Sin embargo, a medida que el film avanzaba, tuve que rendirme a la evidencia: Sí, aquel "Fantasma de la ópera" era patético y risible... así que yo también me subí al carro del cachondeo reinante. Fue la primera señal de que Dario Argento estaba perdiendo su "touch". Y de ahí en adelante, todo fue cuesta abajo. Que sí, que aún tuvo tiempo de producir alguna cosa potable, como "Insomnio", su aportación a la serie "Masters of Horror" e incluso la incomprensiblemente denostada "Giallo", pero en general estaba claro que los mejores tiempos de Argento habían llegado a su fin. El día que se anunció que iba a dirigir una nueva adaptación del clásico de Bram Stoker, en 3D y producido por Enrique Cerezo, todos comenzamos a temblar. Y con razón.
No teníamos muy claro qué iba a pasar con tan absurdo proyecto una vez se terminara. Todos dábamos por sentado su pase por algún festival y, con suerte, una edición exclusiva en DVD, igual que le había pasado a otro de los Argentos recientes y más o menos soportables, "La madre de las lágrimas". Pero cual fue mi sorpresa al enterarme de que se estrenaba el Viernes pasado, y en uno de los cines punteros de Barcelona. Eso sí, dentro de un horario algo restringido ya que únicamente la daban a las 20 horas y en 2D. Si la querías en 3D, tenías que esperar hasta las 22. No tuve la más mínima duda de que quería ir a verla (al pase de las 20 horas... no me interesaba TANTO como para perderme la cena). Era totalmente consciente de que sería algo parecido a un churrasco, sin embargo, lo especial de la ocasión bien merecía el sacrificio, ¿cuando podría volver a ver una peli de Dario Argento en un cine de estreno?, seguramente nunca mais. Era todo tan anacrónico que merecía vivirse. ¿Un film italo-español de terror de presupuesto limitado, dirigido por una vieja gloria del cine fantástico europeo, repleto de un erotismo y una truculencia honestos en los tiempos que corren en los que todo es tan aséptico, tan falsamente estilizado, y en el que las multinacionales y sus productos perfectamente fríos dominan el cotarro?. Vivirlo para creerlo. Además, sin contar lo visto en Sitges, hacía muchos años que no iba al pase de una peli de Argento en un cine normal. Las últimas que recordaba eran "Los ojos del diablo" en funciones de co-director junto a George A. Romero y sus dos "apadrinamientos" para Michele Soavi, "La secta" y "El engendro del diablo".
¿Y que tal la experiencia?, pues "bien". Cuando la he calificado de anacrónica, no iba desencaminado. El "Drácula" de Dario Argento se inicia muy dolorosamente, con un supuesto vuelo rasante por una aldea que es puro CGI de saldo. Podéis tomarlo como un aviso, porque todos los efectos informáticos que seguirán están a la misma altura, la del betún caducado. A su lado, lo que hace Asylum parece el puto "Avatar". Lo que sigue, está bastante mejor. Una escena erótica de esas tan almidonadas y torpes típicas del cineasta, en la que una TREMENDÍSIMA Miriam Giovanelli luce TREMENDÍSIMO palmito (y lo volverá a hacer más adelante). Primera sonrisa, ¡que gusto recuperar esa clase de material!. Pronto nos encontraremos con más efectos de ordenador patéticos (el auténtico talón de aquiles del film, atención al tren que reposa parado en la estación), actores tirando a limitados y una ambientación correcta aunque por los pelos de un calvo. Se nota que el dinero escasea desde los créditos iniciales.
La puesta en escena de Argento es muy teatral, largos planos paridos por una cámara bastante reposada, aspecto este incrementado ante la sensación de "cartón piedra" que gasta todo el pack, desde la iluminación hasta los efectos de sonido. Casi todos ellos suenan como si alguien pisara cáscara de huevo. O mejor, como si "Calamardo" estuviera dando tumbos por el plató durante el rodaje.
Claro, de entrada todo esto choca e invita al descojone. Lo que ocurre es que, una vez asumido, comienzas a meterte en la peli, un poquito, y terminas viéndola tranquilamente hasta que concluye. A ver, que es bastante pesadica, y más teniendo en cuenta que nos sabemos la puta historia de Drácula al dedillo (y dan igual los cambios aportados por Argento y su troupe, en esencia es lo mismo de siempre), pero en fin, que se puede ver como si fuera un telefilm de esos insulsos pero pasables. Ayudan un poco las tetas (las mentadas y las de Asia Argento), la epatante pero ridícula e innecesaria aparición de una mantis religiosa gigante (???????), el gore (no excesivo, pero bien presente), arrebatos nostálgicos (esos hachazos en primerísimo plano que nos recuerdan a "Tenebre"), la simpática y fantasmagórica banda sonora del inevitable Claudio Simonetti y, sobre todo, ese envejecido Rutger Hauer haciendo de un Van Helsing la mar de bruto, que extermina vampiros y lacayos con una rapidez, facilidad y contundencia que asusta. El actor holandés es sin duda lo mejor de este "Drácula" argentiano.
Otro "clásico" que encontramos en el apartado técnico es Sergio Stivaletti, habitual chico de los efectos especiales que, supongo, se encarga aquí del poco látex que hay (porque si los de CGI son cosa suya, es pa darle de palos). Precisamente en una entrevista reciente, Stivaletti comentaba que el cine de Argento había perdido fuelle porque en realidad el director era ya un señor mayor cansado del terror y que se moría por rodar historias de amor. Bien, su "Drácula" es prueba de ello. El italiano intenta regodearse en todo el apartado romántico propio del libro de Bram Stoker, como hasta hoy han hecho casi todos los directores que lo han adaptado, pero claro, procede con ese sentido de lo romántico tan hortera, ñoño, acartonado y de "karaoke" que ya mostró en su temible "Fantasma de la ópera". Seamos prácticos, Dario Argento siempre fue un realizador eminentemente visual y en su cine los actores y los guiones no eran precisamente de lo mejor que uno podía encontrar. Claro, si le quitas los delirios estéticos, los colores chillones, la cámara circense y etc, ¿qué queda?... pues cosas como este "Drácula".
En fin, no sé muy bien qué decir. Si la miras con cariño, con afecto, pues tiene un pase y se deja ver, sobre todo si pones algo de paciencia por tu parte... pero por otro lado, no hay duda de que se trata de un producto terriblemente mediocre, cutre, pobre y almidonado. Duele pensar que tras el se encuentre el señor que hizo "Suspiria", "Inferno" o "El pájaro de las plumas de cristal".