En 1997 se estrenaba esta película con un Jim Carrey en la
cima del éxito, aunque el año anterior se había dado el batacazo en taquilla con
Un loco a domicilio. Sus películas llenaban salas, y aun le faltaba lo mejor
por llegar, El Show de Truman y Man on the Moon que se estrenarían en los dos
años posteriores a esta Mentiroso compulsivo. Recuerdo ir con mis hermanas a verla
en un cine de Benidorm, habíamos ido con nuestros padres a pasar unos días de
vacaciones. La película nos encanto, nos pasamos toda la proyección partiéndonos
el culo con las apretadas situaciones en las que Carrey se ponía por no poder
mentir. Tanto nos gusto que al día siguiente encontramos un cine al aire libre
(no recuerdo si en Benidorm o en algún pueblo cercano) en la que también la
daban. Como mis padres el día anterior no entraron al cine con nosotros, les
dijimos de verla todos juntos en aquel cine sin techo y con sillas de plástico de
piscina. Lo que hizo que mi padre aceptara eran tres cosas. Uno, se podía fumar
en el cine al ser al aire libre, dos era
una comedia y ese es el único genero que mi padre ve, y tres, el cine tenía una
barra de bar donde además de bebida ponían bocadillos, para que quería mas. Así
que toda la familia entramos al recinto. Cogimos sitio, y mi padre fue a por
unos bocatas y algo de beber. A mis hermanas y a mí nos volvió a encantar la película,
nos descojonábamos con los gags aunque ya los conocíamos, y mis padres también
se rieron de lo lindo. Termino la sesión, y mientras volvíamos al hotel en
coche, fuimos comentando la película con nuestros padres, algo que el día
anterior no pudimos hacer. Y claro todo fueron risas y carcajadas en el viaje
de vuelta. Así que comprenderéis que esta película me trae muy buenos
recuerdos, no solo por el filme en sí.
Fletcher (Carrey) es un abogado que usa la mentira para
ganar sus casos. Miente a todas horas, no solo en la oficina o el juzgado,
miente para conseguir lo que quiere, pero eso le ha llevado a perder a su
familia. Su mujer ya tiene nuevo novio, y su hijo Max ya no le cree de tantas
promesas incumplidas. El día del cumpleaños de Max, Fletcher le había dicho que
iría sin falta, aunque sabía que lo tenía bastante difícil para llegar. Así que
el chaval, apenado, pide como deseo al soplar las velas de su tarta que su
padre no pueda decir ni una sola mentira durante 24 horas. Fletcher estaba en
el mismo momento que se pedía el deseo echando un casquete, al terminar la
mujer le pregunta que tal ha estado, y al no poder mentir le dice “Los he
tenido mejores”. El repentino ataque de sinceridad parece no ser más que un
desliz, así que no le da más importancia, el problema vendrá al día siguiente.
Y es que Fletcher tenía un caso de divorcio con una gran mentira elaborada y así
conseguir toda la pasta para su cliente. Fletcher se las vera y se las deseara
para llevar adelante el caso y para el día a día, ya que tirarse un pedo en el
ascensor, responder a preguntas incomodas o no darle dinero a un vagabundo, será
mucho mas difícil sin poder mentir.
La película no reinventa la rueda ni va mas allá de lo que
es, una comedia que quiere hacer reír, y lo consigue durante todo el metraje
aun hoy día. Aunque lo cierto es que si
que nos muestra algo que todos ya sabemos pero de lo que igual no somos
conscientes, y son todas esas pequeñas mentiras piadosas que decimos a lo largo
del día para poder tener una vida más sencilla y pacífica.
Es de esas películas que sin ser navideñas
suelen darla en esa época por la tele, por lo que podemos decir que es una película
familiar, aunque tiene alguna cosilla subida de tono (el primer gag en el que
no puede mentir, explicado arriba), y a Jennifer Tilly como la cliente (con las tetas a punto de explotar)
de Jim Carrey . Simpatiquísima peli.