lunes, 29 de abril de 2013

SATANÁS, EL REFLEJO DEL MAL

Nos reencontramos con un ya viejo conocido de este blog, Ulli Lommel (pica en el nombre si quieres ponerte al día de sus pseudo-logros), para hablar de la que probablemente sea una de sus películas más populares y, ya puestos, su primer film de género puro, sin aparentes -solo aparentes- deslices artísticos.
Estamos en 1979/80, tenemos poca guita y pocas ganas de currar, pero muchas de amasar pasta, 
¿cual es el género ideal?... pues ea, hagamos una de terror y plagiemos algunos títulos estandarte... ya lo justificaremos luego con la coletilla habitual de: "Yo tuve la idea antes, pero no disponía de dinero y por eso los otros se me adelantaron (y lo hicieron mal, claro). De todos modos, mi película no es de terror, es un thriller psicológico con ribetes vanguardistas inspirado en Bergman, Kurosawa y la madre que los parió". Vamos, Ulli, confiesa que eso es lo que pasó por tu germana mente!.
Es de noche. Suena una música minimalista y repetitiva, la cámara hace lo que los listos llaman "paneo" y se centra en la típica casita blanca de suburbio americano. Dentro, una pareja se está poniendo caliente cuando, de pronto, se dan cuenta de que dos niños (los hijos de ella) están en plan mirón. Así que el amante coge al varón y, pa que no moleste, lo ata a la cama. La hija, más joven, agarra un cuchillo y le corta las cuerdas. El chaval, ya puestos, aprovecha la ocasión para asesinar al hombre con la misma blanca arma (previo paseo en cámara subjetiva hasta el nido de los amantes). Todo ello presenciado por un espejo que hay en el dormitorio. Y sí, esta notoria introducción bebe mucho, muy descarada y sobre todo sonoramente de "La noche de Halloween". Me gustaría saber cual es aquí la justificación de Lommel, porque de verdad que el elemento imitador es tan obvio que incluso parece desafiante (incluido el título, ya que en el primer "Halloween" se referían a "Michael Myers" como "boogeyman" -el  hombre del saco, por así decirlo-).
Pasan dos décadas. Ahora la niña es una mamá super-happy (interpretada por Suzanna Love, eposa del director en aquella época). El hermano, es decir, el culpable del crimen, vive con ella y, claro, se ha vuelto rarito y no habla. Juntos y revueltos ocupan una casa campestre cuya fachada se parece mogollón a la de "Amityville". Un día reciben una carta de la madre de ambos pidiéndoles que vayan a verla, lo que desencadenará los infiernos. La mujer va con su esposo hasta la casa (donde no está la madre... de hecho, esta ni tan siquiera aparece en lo que queda de película) y cuando entra en el dormitorio donde ocurrió el crimen, descubre el reflejo del amante asesinado en el espejo maldito, así que lo rompe. Mal hecho, al hacerlo ha liberado al mal (es decir, ¿era el amante de su madre el mismísimo Satanás?).
Llegan a la casa en plan "Amityville" con los cachos del espejo roto bajo el brazo, y comienzan las muertes... la mayoría de ellas altamente risibles y ridículas, pero medianamente sangrientas (atención al chaval que asoma por la ventana). Total, que en el desenlace a la prota se le pegará un cacho de cristal en el ojo (??) y se volverá un demonio capaz de levitar y lanzar destellos cegadores. El cura amigo de la familia logrará pararle los pies a base de sacrificio y sobreactuación (otra vez como en "Amityville") y todo terminará bien, salvo por el detalle que dejará la puerta abierta a varias secuelas, que las hubo. La segunda es tremenda, la tercera no la he visto y la cuarta está en proyecto y se titulará muy graciosamente "The Boogeyman 4D". O eso dice Ulli Lommel.
En fin, ¿qué decir?, pues que "Satanás, el reflejo del mal" fue una de mis sonoras decepciones adolescentes (de hecho, la conservaba en su VHS original y terminé regalándola) y motivo de que dejara de seguir la carrera del cineasta alemán. Vista ayer noche, puedo decir que sí, es rara y algo confusa e incoherente (cosa que generalmente no me molesta nada, salvo por las patéticas argumentaciones pseudo-artísticas que luego suelta el director), pero no es la mega-mierda que luego Lommel sí ha defecado (tipo "Zombie Nation", sin ir más lejos, que de tan espantosa ni siquiera reseñaré), es una cosa sosa, plana, aburrida, anodina y totalmente prescindible en la que, por cierto, sale John Carradine haciendo de psiquiatra.