lunes, 26 de octubre de 2015

EL SANATORIO

Descubro el cine fantástico de Costa Rica –y el cine costarricense en general, que es una cinematografía aún más nueva que la Dominicana- de la mano de un subgénero al cual  los muchachos que graban este “El Sanatorio” se están tomando por el pito del sereno: El “Found Footage”.
La película se basa en una leyenda urbana real que cuenta que en un viejo sanatorio de la provincia de Cartago, se suceden fenómenos paranormales. Hay apariciones y destaca entre ellas una misteriosa monja. Un grupo de Jóvenes se planta con su equipo de grabación allí, con la idea realizar un documental… que no llegaron a terminar.
Existen dos tipos de “Found Footage”, el que se nos muestra como material encontrado de unos hechos concretos, o el que se nos muestra en forma de falso documental, que a niveles terroríficos es menos efectivo y bastante más coñazo que el anterior. El de material encontrado se presta más a los bajos presupuestos mientras que el del falso documental es propio de producciones más caras. Bien, pues “El Sanatorio” es un “Found Footage” en el que prácticamente se cuenta con lo puesto, pero que opta por la segunda opción. ¿Consecuencias? Un coñazo aberrante y un insulto al género.
Porque estos chavales  tienen en mente lanzarse a hacer una película. Es tal en ansia y tan poco el dinero del que disponen, que siendo conscientes de las bondades que ofrece el subgénero con los bajos presupuestos se abrazan a él sin ganas. Se rueda un “Found Footage” cuando en realidad lo que se quiere hacer es una película de terror de ficción al uso. Entonces cometen el error más grande – y por desgracia, bastante común-  que es tratar un material que ha de ser austero, con todos los efectismos y pantomimas posibles. El “Found  Footage”, cuanto menos muestra, más miedo da, cuanto más  consiga sugestionarnos, mejor, por eso es esencial un look lo más videoaficionado posible, y sin pixelazos. Tiene que ser realista. Miguel Alejandro Gómez, director de la película, defeca en esto que estoy explicando. No solo es incapaz de crear una atmósfera –algo que el género trae consigo sin necesidad de forzarlo artificialmente- sino que la capacidad de dar miedo de esta película no existe. Porque hace precisamente TODO LO QUE NO SE DEBE HACER en un “Found Footage”. Así, aquí no solo vemos todos los pixelazos y fallos de la grabación añadidos a la película en pos producción, también las sombras de los espectros. Hay efectos especiales y sangre y hasta vemos a la monja, que es, prácticamente, alguien disfrazado de tal con una careta monstruosa puesta. Amén de estar montada como una peli estándar y tener banda sonora, que enfatiza los momentos más terroríficos (¿?) ¡¿Pero que mierda es esta?! Todo ello, además, con los medios más cutres y chabacanos que os podáis imaginar. O sea, que se echa a perder el único subgénero que te permite la posibilidad de hacer que te cagues de miedo sin más necesidad que la de una cámara de vídeo. Y estos  se cargan eso con sus efectos especiales de mierda y las ganas de hacer una peli.
No obstante, dudo mucho que si hubieran rodado una peli de ficción estándar con esos mismo medios que contaban, les hubiera salido mejor. Sería, igualmente, una puta mierda. Deberían haberse dejado la caretita y los F/X en la escuela de cine dónde, seguramente, les enseñaron a estos muchachos a hacer este desbarajuste.
Encima, la película es irritantemente posmoderna –porque los artífices son treintañeros posmodernos de los que se la pelan con Tarantino y “Kung-Fury”- y cuando entran en el sanatorio del título, uno de ellos lo hace con una camiseta de “Los Cazafantasmas”. Lo gracioso es que allá en Costa Rica, debe ser difícil hacerse con una camiseta con el logo oficial, así que este chaval luce uno falso muy mal hecho, que provoca hilaridad. Pero la intención sigue siendo la misma ¡Posmodernismo! Aunque probablemente de esto ni ellos mismos sean conscientes. A eso añádanle unas, también, irritantes gotas de humor, que ni vienen a cuento, ni hacen puta la gracia.
Pero al señor director, y eso a pesar de las malas críticas, no le salió mal la carta de presentación que supuso “El Sanatorio” –de la que olvidé decir que está rodada en el sanatorio real de la leyenda urbana- ya que después de esto se ha convertido en el director más taquillero de Costa Rica, con el éxito que supuso su película “Italia 90” y la que es una especie de “8 Apellidos vascos” a la costarricense, “Maikol Yordan de viaje perdido”, que cuenta la historia de un paleto de rulo por Europa, y que en el momento de su estreno superó a cintas como “El Hobbit” o “Noche en el museo III” y es ya la película más taquillera de la historia en Costa Rica. Claro, que al cine en Costa Rica, no van 9 millones de personas como aquí. He consumido el trailer de este “Maikol Yordan” y jamás he visto una comedia con peor pinta en mi vida, y es que si de comedia latinoamericana hablamos, está más que claro que los reyes de la misma son los Dominicanos, quienes la llevan en la sangre.