viernes, 9 de octubre de 2015

GOING OVERBOARD

En tiempos como los que actualmente vivo, en los que reivindico ciegamente a Adam Sandler como comediante, y su cine como eficaz vía de escape que siempre funciona, me viene que ni pintado el visionado de su película maldita. En realidad se trata de la película Underground de Adam Sandler, rodada en 16 mm. y dirigida sin mucha idea de hacerlo por Valerie Breiman, actriz amiga de Sandler a la que se le encomendó la tarea de dirigir, suponemos que para que no tuviera que hacerlo Sandler ya que tenía que actuar en toda la película. A parte, firman el guion a pachas.
Bien, No es nuevo el caso de celebridades que empiezan en producciones subterraneas. Famosos son los casos de Stallone con “El Semental Italiano” –que aquí nos vendieron como “la peli porno de Stallone” cuando no era tal cosa- o Madonna con “Un cierto sacrificio” –lo mismo; la peli porno de Madonna, que en realidad es una rompedora película Underground-. Pero en cualquiera de estos casos, ambos actores reniegan de estas películas, cuando no, hacen lo que está en su mano para hacerlas desaparecer.
Sandler ante todo es un comediante, y rodó esta peli en 1989, cuando intentaba despuntar en el mundo de la comedia por todos los medios, entre medias de sus apariciones en “La hora de Bill Cosby” y ser fichado en “Saturday Night Live”. Vamos, que no era nadie. Y rodó la peli y poco supo que hacer con ella, más allá de estrenarla de aquella manera. Sin embargo, y a diferencia de Stallone y Madonna, Sandler cuando ya se hizo megafamoso, en 1996, decidió editar la película en VHS y mostrarle al mundo sus inicios. No reniega de ellos, sino que los abraza –supongo que cuando se trata de comedia, el miedo al ridículo es menor-. Pero los abraza porque si Sandler, como buen judío que es, si hay algo que sabe hacer mejor que hacer reír, es contar monedas, por eso, igual en vez de ver afectada su carrera con este film, supo sacarle partido.
La película es espantosa, se esfuerza por mostrar un humor que no tiene gracia, y Sandler en ella, con toda su inexperiencia, no sale de plano, hace unos gags y cuenta unos chistes horribles, hace montones de muecas horrorosas y resulta peor actor de lo que de por sí es. La película, por propia naturaleza, está llena de escenas que no aportan nada, cortes abruptos en un montaje de lo más rudimentario y está resuelta toda ella a base de planos fijos. Vamos, que se abusa más bien poquito del contraplano, más bien por el desconocimiento que por una cuestión de estilo. O sea, puro cine de “Con lo puesto”. Y eso por no hablarles de la eterna escena de créditos iniciales que nos presenta a un Adam Sandler de dibujos animados que parece animado por un tipo con cierto retraso mental.
Todo esto hace que “Going Overboard” resulte para mí una película de lo más estimulante y atractiva.
Sin embargo en los USA, obviando los posibles valores anti-académicos que tenga la película,  es popular por chunga, preguntándose el fandom como es posible que tras rodar tamaña mierda, Sandler llegara a ser lo que fue tan solo seis años después. Y es que verdaderamente, si tenía una formula, aquí todavía no había dado con ella, y se nos presenta como lo peor de lo peor; absolutamente insoportable es su mera presencia. A Adam Sandler, dan ganas de matarle en esta pelí. No obstante yo creo que es una película muy Sandler. Es lo que ha estado haciendo toda su puta vida con millones en la producción, pero esta vez sin un puto duro y sin saber muy bien por donde van los tiros.
Lo bueno son las circunstancias de por qué se rodó esta película: Nada más empezar, Adam Sandler se planta frente a la cámara, y explica al espectador que lo que vamos a ver, no es que sea una película de bajo presupuesto, es que es una película dónde no hay presupuesto –luego resulta que costó 200.000 dólares. Muy poco- y que se rueda por un simple y único motivo; tienen acceso a un crucero dónde se va a celebrar un concurso de belleza en alta mar, y acceso a una cámara de 16 mm. asi que habrá que hacer una peli ¿no?
Así, tenemos lo que Sandler propone nada más empezar; una peliculita cutrona rodada en un crucero real (¿Quién no ha grabado su peli/corto en un crucero? Yo por lo menos si…) en la que se nos cuenta la historia de un camarero de barco, (Sandler) que en realidad lo que quiere es ser cómico, por lo que pretende que el cómico residente del barco, le de una oportunidad. Este resulta ser un gilipollas y no se la da, por lo que el camarero se tira la película entera intentando robarle el puesto en el barco. Por otro lado, hay una subtrama que no se entiende nada con unos asesinos Panameños enviados allí por el Comandante Noriega. Esto es un gag ideado por Sandler, porque por aquellos años los Estados Unidos estaban en conflicto con Panamá, lo que le sirve para idear una subtrama que le sirve para introducir un elemento atrevido y transgresor, pero que, verdaderamente, lo único que hace es enmierdar más el resultado.
Bueno, como película en si misma no vale absolutamente nada, pero es la típica que por lo que es, por sus propias características, suele interesarme a mí; soy muy previsible, a mí esta puta mierda me ha encantado.
Junto a Sandler en la película tenemos a Burt Young en uno de esos papeles que se ventilan en una sola sesión pero cuyas apariciones se suministran a pildoritas a lo largo de la película, cómicos amigos como Scott LaRose,  Adam Rifkin como ¡Miss España! y las presencias, antes de ser celebridades de Billy Bob Thortom y Billy Zane que hace el ridículo casi más que Sandler.
La directora Valerie Breiman,  aparece como actriz en la película de “Miss España” “El maníaco Invisible” o en “La loca aventura del matrimonio” mientras que después de este debut volvió a dirigir unas cuantas cosas más, películas de esas “para chicas” como “Amor y Sexo” o una cosa llamada “Bikini Squad”.
En definitiva; una autentica curiosidad.