viernes, 19 de octubre de 2018

EL MUNDO SIGUE

Una de las películas malditas del cine español, que además traía consigo justa fama de obra maestra, es esta “El mundo sigue” de Fernando Fernán-Gómez. Y por supuesto, se trata de una magnífica película, probablemente una de las mejores películas españolas de aquella época, si bien, ni por asomo sería la mejor película de Fernán-Gómez como director (ese honor lo tiene, a todas luces, “El extraño viaje”) como se venía diciendo hasta ahora, ni tampoco es una obra maestra. Aunque le falta el canto de un duro para serlo.
Fernán-Gómez que en aquellos primeros años 60 trabajó a destajo en cine y teatro con el afán de acumular un buen número de pesetas y, cual Juan Palomo, autofinanciarse esta película que nadie quería financiar, no previó que lo que estaba filmando era un material demasiado explícito para la España de los años 60. Puede que sea la película más antipática y visceral del cine español, así como la más corrosiva y realista. Nada de lo que ocurre es amable en “El mundo sigue”. No hay ni una gota de humor en la película. Y eso, en unos años en que la estética pop de las españoladas de entonces, y el tono festivo de casi todo film rodado en aquella época (incluidos los dramáticos) era lo que se imponía en el cine. De cara al extranjero, España es la tierra del vino, la fiesta y la alegría, cuando Fernán Gómez, bajándose en una novela del falangista  y gafe J.A. Zunzunegui— estaba sugiriendo que los españoles podían no saber nada de nada, pero sí de fútbol y de toros, a la par que nos mostraba una suerte de historias protagonizadas por miserables, en unos tiempos en los que ser un ciudadano de extracto social medio/bajo era bastante parecido a lo que nos mostraba la película. En ella,  una familia completamente disfuncional tiene que soportar las envidias y rivalidades de dos hermanas, una de ellas medio prostituta y la otra casada con un ludópata que se deja el jornal en las quinielas mientras sus hijos se mueren de hambre. Y en torno a esas dos tramas, van sucediéndose otras subtramas menores que enlazan directamente con estas dos principales. Por el camino, veremos  la miseria humana de aquellos años en todo su esplendor, ya sea en forma de prostitución, violencia de género, ludopatía, robos… dicho así parece una tontería, pero para la época lo que muestra la película no era poca cosa. Además del lenguaje explícito de la cinta, que usaba el lenguaje popular de la calle lleno de tacos y  e improperios, que fue suavizado en el guion para su cita con la censura. Pero de ningún modo esta película iba a pasar inadvertida para la censura, cuyo yugo condenó a este film al ostracismo.
“El mundo sigue” no se quedó en las latas de puro milagro. La película, almacenada durante dos años,  se estrenó en el cine Buenos Aires de Bilbao en Julio de 1965, de manera clandestina y de tapadillo. Apenas estuvo un par de semanas en cartel y en programa doble. Ni tan siquiera Fernán Gómez se enteró del estreno de su película. Su estreno a pequeña escala, no se debe a motivos políticos, sino porque las distribuidora  Nueva Films, necesitaba en catálogo películas españolas para así poder cubrir la cuota que le permitiría tener también films extranjeros estadounidenses de corte taquillero. Se decantó por el estreno de “El mundo sigue” como podía haber estrenado cualquier otra.
Después de aquello la nada más absoluta se apoderó de la película.
Sin embargo, en 2015, Juan Estelrich, hijo del co-productor de la cinta Juan Estelrich padre, se hace con el negativo de la película que se encuentra en un estado lamentable por el abandono y el paso del tiempo y decide poner unos estros a su servicio para la restauración digital, con motivo del 50 aniversario, acto este que, entre otras cosas, servirá para que unos y otros se den palmadas en la espalda, ya sea por formar parte de la película, ya sea por desempolvarla y, en el lado bueno de todo esto, la gente de A contracorriente films se encarga de darle una nueva vida comercial en salas, cosa que derivó en una estupenda edición en Blu Ray que me sirvió para descubrirla, verla y, sobre todo, disfrutarla como un enano. Porque aunque veo en la cinta carencias que los estudiosos y eruditos se empeñan en no ver para no emponzoñar la fama de gran película maldita con la que venía la película de serie (tiene algunas torpezas en el montaje, así como algunas interpretaciones que se van de madre y un par de tempos muertísimos), estás son más propias de la época, incluso de la falta de presupuesto que del no saber (las del no saber son más propias de otros films de Fernán-Gómez como “Pesadilla para un rico” que los eruditos o no conocen, o hacen como que no conocen) y, sin duda, estas se ven absueltas gracias a otras muestras de virtuosismo en el montaje, una historia que engancha, y una dirección estupenda. Amén de representar la cara b del cine español de los años 60, un bocado de realidad, y una bofetada a la censura, que consideró esta película lo suficientemente peligrosa como para hacerla desaparecer, y una rara avis. El como se gasta el personaje de Fernán-Gómez la poca pasta que tiene en las quinielas, en una secuencia de más de cinco minutos, acongoja.
Una verdadera suerte que se haya recuperado esta cinta.