Una de las películas malditas del cine español, que además
traía consigo justa fama de obra maestra, es esta “El mundo sigue” de Fernando Fernán-Gómez. Y por supuesto, se trata de una magnífica película, probablemente
una de las mejores películas españolas de aquella época, si bien, ni por asomo
sería la mejor película de Fernán-Gómez como director (ese honor lo tiene, a
todas luces, “El extraño viaje”) como se venía diciendo hasta ahora, ni tampoco
es una obra maestra. Aunque le falta el canto de un duro para serlo.
Fernán-Gómez que en aquellos primeros años 60 trabajó a
destajo en cine y teatro con el afán de acumular un buen número de pesetas y,
cual Juan Palomo, autofinanciarse esta película que nadie quería financiar, no
previó que lo que estaba filmando era un material demasiado explícito para la
España de los años 60. Puede que sea la película más antipática y visceral del
cine español, así como la más corrosiva y realista. Nada de lo que ocurre es
amable en “El mundo sigue”. No hay ni una gota de humor en la película. Y eso,
en unos años en que la estética pop de las españoladas de entonces, y el tono
festivo de casi todo film rodado en aquella época (incluidos los dramáticos) era
lo que se imponía en el cine. De cara al extranjero, España es la tierra del
vino, la fiesta y la alegría, cuando Fernán Gómez, bajándose en una novela del
falangista y gafe J.A. Zunzunegui—
estaba sugiriendo que los españoles podían no saber nada de nada, pero sí de
fútbol y de toros, a la par que nos mostraba una suerte de historias
protagonizadas por miserables, en unos tiempos en los que ser un ciudadano de
extracto social medio/bajo era bastante parecido a lo que nos mostraba la
película. En ella, una familia
completamente disfuncional tiene que soportar las envidias y rivalidades de dos
hermanas, una de ellas medio prostituta y la otra casada con un ludópata que se
deja el jornal en las quinielas mientras sus hijos se mueren de hambre. Y en
torno a esas dos tramas, van sucediéndose otras subtramas menores que enlazan directamente
con estas dos principales. Por el camino, veremos la miseria humana de aquellos años en todo su
esplendor, ya sea en forma de prostitución, violencia de género, ludopatía, robos…
dicho así parece una tontería, pero para la época lo que muestra la película no
era poca cosa. Además del lenguaje explícito de la cinta, que usaba el lenguaje
popular de la calle lleno de tacos y e
improperios, que fue suavizado en el guion para su cita con la censura. Pero de
ningún modo esta película iba a pasar inadvertida para la censura, cuyo yugo
condenó a este film al ostracismo.
“El mundo sigue” no se quedó en las latas de puro milagro.
La película, almacenada durante dos años, se estrenó en el cine Buenos Aires de Bilbao
en Julio de 1965, de manera clandestina y de tapadillo. Apenas estuvo un par de
semanas en cartel y en programa doble. Ni tan siquiera Fernán Gómez se enteró
del estreno de su película. Su estreno a pequeña escala, no se debe a motivos
políticos, sino porque las distribuidora
Nueva Films, necesitaba en catálogo películas españolas para así poder
cubrir la cuota que le permitiría tener también films extranjeros
estadounidenses de corte taquillero. Se decantó por el estreno de “El mundo
sigue” como podía haber estrenado cualquier otra.
Después de aquello la nada más absoluta se apoderó de la película.
Sin embargo, en 2015, Juan Estelrich, hijo del co-productor
de la cinta Juan Estelrich padre, se hace con el negativo de la película que se
encuentra en un estado lamentable por el abandono y el paso del tiempo y decide
poner unos estros a su servicio para la restauración digital, con motivo del 50
aniversario, acto este que, entre otras cosas, servirá para que unos y otros se
den palmadas en la espalda, ya sea por formar parte de la película, ya sea por
desempolvarla y, en el lado bueno de todo esto, la gente de A contracorriente
films se encarga de darle una nueva vida comercial en salas, cosa que derivó en
una estupenda edición en Blu Ray que me sirvió para descubrirla, verla y, sobre
todo, disfrutarla como un enano. Porque aunque veo en la cinta carencias que
los estudiosos y eruditos se empeñan en no ver para no emponzoñar la fama de
gran película maldita con la que venía la película de serie (tiene algunas
torpezas en el montaje, así como algunas interpretaciones que se van de madre y
un par de tempos muertísimos), estás son más propias de la época, incluso de la
falta de presupuesto que del no saber (las del no saber son más propias de
otros films de Fernán-Gómez como “Pesadilla para un rico” que los eruditos o no
conocen, o hacen como que no conocen) y, sin duda, estas se ven absueltas
gracias a otras muestras de virtuosismo en el montaje, una historia que
engancha, y una dirección estupenda. Amén de representar la cara b del cine
español de los años 60, un bocado de realidad, y una bofetada a la censura, que
consideró esta película lo suficientemente peligrosa como para hacerla
desaparecer, y una rara avis. El como se gasta el personaje de Fernán-Gómez la
poca pasta que tiene en las quinielas, en una secuencia de más de cinco
minutos, acongoja.
Una verdadera suerte que se haya recuperado esta cinta.