Fernán Gómez se quejaba de que nunca había tenido la
completa libertad para hacer una película como a él le hubiera gustado, dónde
lucirse como director, que nunca le habían dado ofertas ni presupuestos acordes
a eso, pero que cuando alguien le requería para hacer una película, siempre se
le llamaba para parir algo de autor, y
que le cabreaba sobremanera, que no se contara con él para hacer algo
de género, de consumo masivo que atrajera
a los espectadores a las salas. Así que alguien le contrató para que hiciera
una película con esas características, y así nace esta “Pesadilla para un
rico”. La idea era hacer un “hit” del cine español.
Así, creyendo ingenuamente que lo que funciona en
televisión, ha de funcionar también en taquilla, Fernán-Gómez contrató los
servicios actorales de Carlos Larrañaga, entonces muy popular gracias a su
papel en la serie “Farmacia de Guardia” y a Beatriz Rico, también muy famosa
por el programa juvenil “Hugo” de tele 5.
Además, como para darle el sello de calidad al producto,
este parte de un argumento que nunca llegó a convertir en guión el guionista
habitual de Luis Buñuel , Luis Alcoriza, que falleció años atrás. Partiendo de
esa idea, Fernando Fernán-Gómez elaboró el mongoloide libreto de esta película.
Cuenta la historia de un individuo que va a ascender a
presidente en una gran corporación empresarial, con el poder que eso conlleva.
El día de una fiesta que organiza en su casa para políticos y demás entes, una
muchacha proveniente de un ambiente marginal se le sube al coche ya que está
siendo perseguida por su pareja y sus amigos delincuentes. En cuanto bajan de
este, es para ir a tomar champagne, y acto seguido, tras una llamada a casa
advirtiendo que llegará tarde, se van a un apartamento dónde follarán… hasta
que de repente, la muchacha, aparentemente, yace muerta en el lecho. Ante tal
tesitura, el hombre tendrá que ingeniárselas para hacer desaparecer el cuerpo y
que su vida, y sobretodo, su estatus, no corran peligro.
Rodada con una torpeza de principiante, iluminada con
linternas y montada por un tipo que, o bien se estaba vengando por algo que le
habían hecho o bien, como le pagaban poco, le hacía a desgana, esto
es una autentica joya del cine “Trash” -del involuntario, el de verdad-, puesto que, aunque
inevitablemente con el tiempo sus autores debieron percatarse de que aquello
que habían creado era un pedazo de mierda cuyo interés brillaba por sus
ausencia, se rodó con idea de hacer un producto, no ya comercial, si no súper
comercial.
Es el típico guión escrito por un señor ya muy mayor, que al
introducir en la trama personajes jóvenes y de ambientes marginales, escribe
los diálogos de estos como él cree que
hablan, alejándose esa jerga millones de kilómetros de la realidad y provocando
la vergüenza ajena del espectador. Así, si encima vemos como escupe esas
mamarrachadas una actriz, follable, eso sí, pero tan limitadita como es Beatriz
Rico, las risas están aseguradas. A saber: “Para el carro, que yo de prosti
nada”, “¿No tienes un refu al que podamos ir?”, “Me gustas hasta mojarme, pero
ahora tengo el Niagara entre las piernas” o, sobretodo, “¿En que estás
pringado?” para preguntar que a qué se dedica, son las perlitas que asoman por
la boca de la actriz, dando vida a su personaje. Personaje que por otro lado,
proviene del macarrerío y los barrios bajos, dónde los raterillos de unos
quince años llevan coleta, suelen violar a sus novias saliendo indemnes y
amenazan con una navaja a una Beatriz Rico que rondará los 30 tacos, pero que
rula con ellos aquí y allá e incluso es pareja de uno. Las
conversaciones que tienen en la discoteca a base de jerga de esta inventada por
Fernán-Gómez, que se creería muy probo pero que demostró que era un ignorante con
este guión, por lo menos a lo que a la marginalidad se refiere.
Por otro lado, la voz en off de Larrañaga que de vez en
cuando aparece para contarnos lo que va a hacer o la escenificación de los pensamientos
del personaje son de absoluta
vergüenza ajena, dignas de alguien que no sabe hacer una película y tras
estrujarse mucho los sesos, decide añadir estos elementos.
Además, diré que la iluminación es nefasta, y si en
las escenas nocturnas no se ve absolutamente nada, las de día no se ve mucho
más… eso si, lo suficiente para percatarnos, en las escenas en las que
Larrañaga conduce, que por la altura, este está en lo alto de un trailer, o
eso, o los neumáticos de su Jaguar descapotable han de medir dos metros.
Y ya para rematar, la banda sonora de un tal
Alexander Lubomirov Kandov. Esta se compone de metálicas melodías de
sintetizador, cercanas a las canciones de Luixy Toledo pero con intención
de Walter Carlos, que no solo no pegan con las imágenes que estamos viendo,
sino que además son una porquería. Unos chirridos que no dejan de sonar,
prácticamente, durante todo el metraje, llegando a poner al espectador de los
nervios.
Y es que todo en “Pesadilla para un rico” es ridículo y
estúpido, todo es lamentable y risible, situaciones, diálogos,
interpretaciones… ¡Todo! Lo que por otro lado significa que, para los amantes
del cine malo, esto es una delicatessen.
Fíjense que en España se han hecho toneladas de cine malo,
incluyendo las de Michael Skaife (o Miguel Madrid) o las de Germán Monzó. Bien,
pues “Pesadilla para un rico” es peor que todo eso, y encima, los responsables en ningún momento son conscientes de la basura que están haciendo.
No me despeino afirmando que, probablemente, sea la peor
película del cine español. Les invito a comprobarlo. Y no la dirigió ningún
“outsider” un poco “borderline” ni ningún paleto, la dirigió Fernando
Fernán-Gómez, al que los plumillas tienen mucho respeto y que consideran películas
suyas como “El Extraño Viaje” o “El viaje a ninguna parte” obras maestras. Pero
pasan por alto esta, y cuando no lo hacen, se refieran a ella como “La película
más maldita de Fernán-Gómez” cubriéndola con ello con una pátina de misterio.
Hipócritas…
Fue un fracaso absoluto que consiguió congregar
en salas únicamente unos 80.000 espectadores, en tiempos en los que el cine
español estaba de moda y en alza.
En el reparto, haciéndolo igual de mal que todos, Álvaro de Luna, Carmen Elías, Manuel Alexandre (este lo hace bien, como siempre), y como
macarrilla violador, el “triunfito” Naim Thomas.
A descubrir.