LEATHERFACE : Alexandre Bustillo y Julien Maury alcanzaron cierto renombre tras su más que potente primera película, "Al Interior". Pero ya saben lo que pasa cuando despegas tan arriba, que lo que viene después, por norma general, es todo caída libre. Y, también por norma general, rara vez se consigue igualar ese iniciático gran momento. Le ha pasado a Mario Bava, a Sam Raimi, a Stuart Gordon y a unos cuantos más. Bien, añadan a la pareja de gabachos en esta lista, porque sus siguientes aportaciones no solo no molaban tanto, es que resultaban bastante decepcionantes. Y mucho me temo que este "Leatherface" es, en ese sentido, una más.
Tras casi lograr reconducir las riendas de la franquicia "Hellraiser", Bustillo y Maury dan por fin su ansiado paso al cine Hollywoodiense con esta pre-cuela de la secuela del remake de "La matanza de Texas". ¿La adolescencia de "Cara de cuero"?, ¿y a quién demonios le importa?, ¿no han pensado que haciendo algo así se cepillan por completo la gracia del personaje?. La idea daba grima y, por desgracia, una vez vista puedo afirmar aquello de "¡cuánta razón tenía!".
"Leatherface" narra una especie de historia a lo "Bonnie and Clyde" con una panda de criminales jovenzuelos sembrando el terror en la norteamérica profunda. Uno de ellos, el que menos te esperas, y al que menos le pega, acabará convertido en "Leatherface". Asistir al proceso se supone que es parte de la coña. Y está contado de la manera más anodina. No hay suspense, no hay miedo, no hay inquietud. Bien rebañado en ese gore limpio y bonito tan típicamente mainstream y que era, por triste que suene, lo que justificaba la elección de sus directores. Al final, ni es todo lo truculenta que la pintan (de hecho, hay una escena de necrofilia tan desesperadamente transgresora que termina resultando incluso ridícula) ni consiguen que los devotos del género quedemos cegados ante las ingentes cantidades de líquido rojo. No nos vendemos tan fácilmente, amigos (tampoco deja de resultar irónico recordar que el film padre, el original de Tobe Hooper, lograba ser efectivo sin mostrar prácticamente ni una gota de sangre).
Mala y muy prescindible. "Leatherface" confirma lo poco recomendable que es seguir manoseando y mancillando a los clásicos modernos del cine fantástico. Que los dejen en paz de una puñetera vez. Únicamente logran empañar los curriculums de los grandes títulos (de terror o no) que pusieron color a nuestras adolescencias.
PESADILLAS : Originalmente concebida como serie de televisión, pero finalmente trasladada a la gran pantalla al considerarse "demasiado intensa", "Pesadillas" es una de aquellas películas que si no veías en los estantes de todos los video-clubs a los que acudías, es que no eran buenos video-clubs. Se trata de una antología compuesta por cuatro historias, sin ningún nexo de unión salvo pertenecer todas ellas al género que más nos gusta. La primera narra las desventuras de una mujer que sale de noche a por tabaco justo cuando un asesino muy peligroso ha escapado del sanatorio. La verdad es que es bastante sosita y el suspense no abunda tanto como se pretende, pero ni ofende ni molesta. En un momento dado me pareció ver en un papel muy fugaz, pero determinante, a Lee Ving, cantante del famoso grupo punk-pose "Fear" y actor ocasional. Intentaba aún discernir al respecto cuando comienza la segunda historia y, ¿qué es lo que se oye en la banda sonora?, ¡una canción de "Fear"!. ¿Casualidad?, pues no, porque efectivamente Ving era el tipo al que creía haber visto escasos minutos antes.
Dicha canción da inicio a la mejor historia del pack. En ella, un punkito aficionado a las máquinas recreativas, y que es todo un experto en lo suyo, vive obsesionado con superar el último nivel de un juego. Ello le llevará a colarse una noche en el salón donde está la máquina y conseguirlo... lo que no se espera son las temibles consecuencias. Este capítulo, además del halo nostálgico propiciado por el tema video-juegos, destaca al incluir varias canciones de bandas punk de la época como los mentados "Fear", "Black Flag" o "Negative Trend". Entrañable.
Habiendo dejado el listón tan arriba, las historias que siguen lo iban a tener complicado. La primera, es decir, la tercera, narra los avatares de un cura que ha perdido la fe y decide pirarse de su iglesia. En la huída topará con una siniestra furgoneta negra que de malas maneras le impide avanzar. Inevitablemente recuerda a "El diablo sobre ruedas" o a "Asesino Invisible", pero a pequeña escala. Está maja.
Cierra el sarao una de rata gigante. La típica familia yankee estupenda comienza a sufrir los desmanes de un enorme roedor que vive oculto entre sus paredes. Hay que reconocer que mientras este no sale y únicamente somos testigos de las consecuencias de sus actos, la peli alcanza niveles de inquietud potables. Sin embargo, es asomar la rata e irse todo un poco a tomar por saco. Primero por la resolución narrativa y segundo por unos bastante penosos efectos visuales. Lástima.
Con todo, el producto se disfruta bastante, ni que sea por su variedad y por todo lo que implica, a nivel estético y formal, el estar hecho en la época que se hizo.
El reparto es una delicia: Emilio Estevez, Lance Henriksen, Richard Masur, Veronica Cartwright, William Sanderson y Albert Hague (uno de los profes de la serie "Fama").
Entre los especialistas localizamos a Byron Quisenberry, director de la infame "Sábado 14 / Scream" (probablemente el slasher más aburrido de la historia).
Los guiones corren a cargo de Christopher Crowe (su nombre va asociado a "Susurros en la oscuridad", "Saigón" o "El último mohicano") y Jeffrey Bloom (director de "Playa Sangrienta").
Dirige el veterano Joseph Sargent ("Pelham 1.2.3." o "Tiburón, la venganza").