viernes, 15 de febrero de 2019

CHICOS CATÓLICOS, APOSTÓLICOS Y ROMANOS

Hubo hace unos años, en Buenos Aires, un fenómeno teatral en el que un grupo de actores adultos interpretaban a un grupo de niños de colegio católico que se cuestionaban que era, o no, pecado y, en su afán por esquivar el pecado, acababan cometiendolos todos antes de recibir la comunión. Esta obra se tituló “Chicos católicos, apostólicos y romanos” y, gracias a las hordas de jovencitos que asistían al teatro a verla y a sus comentarios en las redes sociales, la obra se viralizó y el boca a boca hizo el resto. Con la tontería la obra se convirtió en un éxito rotundo que se tiró más de siete temporadas en cartel y que se representaba en las regiones más recónditas de argentina, recurriendo en esas ocasiones a actores locales.
Lógicamente, el paso natural a un éxito de esas  características, era el salto al cine, por lo que el principal ideólogo del invento, Juan Paya, decide usar el título de su obra como reclamo y ofrecer una película que no tiene absolutamente nada que ver con lo que se había visto en el teatro. Así, usando el elenco principal que también tenía la obra, sitúa la acción 20 años después de lo que aconteció originalmente en esta, y tenemos a sus protagonistas, ya adultos, enfrentándose al demonio en consecuencia de la que liaron en su adolescencia, que en una sesión de espiritismo dejaron escapar a Jesucristo que poseyó el cuerpo del tío de uno de ellos, y el demonio ulula a sus anchas dentro del cuerpo de una mujer (¿???).
Un completo desbarajuste que no hay por donde cogerlo, ni soy capaz de verle gracia alguna.
La película entera es una competición entre los actores Nicolás Maiqués y Darío Barassi, a ver cual de los dos, interpretando a un homosexual y a un  obeso respectivamente, es más histriónico. La cosa se torna, y por mucho que yo les diga no se pueden hacer una idea, insoportable. Una hora y veinte de metraje que he aguantado estoicamente a fuerza de resoplar.
Sin embargo, al igual que buscando info en internet sobre la obra me encuentro con mogollón de  material que hace referencia a su  éxito masivo, apenas si encuentro un par de reseñas sin enjundia sobre la película, por lo que todo apunta  a que, el film,  en contraposición  a la obra de teatro, no ha debido funcionar al mismo nivel en lo que a taquilla se refiere.
De todas formas, quizás sea porque el humor es muy localista, pero la verdad es que me ha parecido una de las películas más espantosas que me he visto ultimamente. Con las tragaderas que yo tengo…
El actor que hace de mariquita loca, Maiqués, de gran reputación en Argentina, sencillamente es para matarlo. Menudo recital de berridos nos brinda…
Horrorosa.