Ryûhei Kitamura, director de la visible pero poco más "El vagón de la muerte", se marca una epopeya entre el terror y el thriller desarrollada en tiempo real, con un único escenario y un reparto ajustado. No se puede decir que el suspense chorree todo lo que podría. En cualquier caso lo que sí chorrea es la sangre, y no poca. Cierto es que esta clase de películas bordean siempre el sopor de forma peligrosa, y "Blanco Perfecto" por momentos coquetea con el, pero nunca llega a dejarse atrapar y, lo que es aún más destacable, cuanto más nos aproximamos al desenlace, más se anima el cotarro y más crece nuestro interés.
En el reparto destaca Graham Skipper, habitual del terror "indie" al que le encanta morir cruentamente allá donde se marque un papelito.
Dios bendiga a los largometrajes de 90 minutos.
INCIDENT IN A GHOSTLAND : En cuestión de largometrajes, el francés Pascal Laugier tiende a alternar sistemáticamente lo bueno con lo malo. Su primera obra, "El Internado", era un tostón. Por contra la siguiente, "Martyrs", estaba un rato bien. Envalentonado abordó la número tres ya en terreno norteamericano, "El hombre de las sombras", que se saldó con otro producto mediocre y aburrido. Por ley tocaba que su cuarta película saliera bien y puedo decir que las expectativas se han cumplido.
"Incident in a Ghostland" narra la historia de una madre soltera con sus dos hijas, muy distintas ellas (la sensible fan de H.P.Lovecraft aspirante a escritora y la rebelde y encabronada), que aterrizan en un viejo y siniestro caserón familiar donde serán atacadas por un par de grotescos psicópatas. Tras enfrentarse a ellos y vencerlos, la futura escritora crecerá y se convertirá en una mujer de éxito, mientras que la otra acabará extremadamente traumatizada. Será durante una visita puntual de la primera que las cosas comenzarán a torcerse y la realidad dará un giro inesperado para muy mal.
A Pascal Laugier ya le gusta sorprender con volteretas narrativas inesperadas, y en esta ocasión no solo reincide en ello, es que además le sale bien. La película arranca de manera tremendamente intensa, con secuencias de violencia que sin ser muy truculentas, impactan. Los villanos están muy logrados y resultan inquietantes. En cualquier caso, y cuando parece que la historia se encalla, viene el mentado giro y con él se recuperan el interés y la intensidad. Así nos mantiene hasta el final, logrando que al salir el "The End" la sensación sea bastante satisfactoria.