sábado, 22 de junio de 2019

DOWN

Gracias a "El Ascensor", el holandés Dick Maas se convirtió en blanco de interés por parte de Hollywood. Le ofrecieron dirigir la segunda "Pesadilla en Elm Street" y un vehículo de lucimiento para Jean-Claude Van Damme. Pero Maas, quizás henchido de soberbia, los rechazó. A la larga, se arrepintió como se arrepienten los elefantes: enormemente. Tal vez por eso mismo, pasado un tiempo prudente, el cineasta se planteó "Down" como una nueva -¿y definitiva?- oportunidad para asentarse en el cine norteamericano. Pero no lo consiguió. Aunque esta vez hubo un motivo de peso: Los atentados del 11-S, ocurridos justo entre el final del rodaje de "Down" y la fecha de estreno, que se planeaba como muy amplia y fue finalmente cancelada (saliendo directamente en dvd dos años después). De hecho, nada más comenzar la película vemos un skyline con las torres gemelas. En un diálogo se hace mención a ellas y a su casi destrucción accidental. Y también se habla mucho de terrorismo. Junto al teaser del "Spider-man" de Sam Raimi y "La máquina del tiempo", "Down" fue una de las películas afectadas por tan terrible hecho. Siempre me pregunté por qué no supe de su existencia en el momento. Y por qué nunca llegó a España en ningún formato (o eso creo). Ahora ya lo sé. Y lo lamento por Dick Maas, fue un auténtico golpe de mala suerte que acabó con su sueño de conquistar América. Regresó a su tierra natal y ahí ha seguido haciendo cine hasta hoy (aunque no le va ni tan mal, ha triunfado como la cocacola en el mercado asiático con "Presa" y se prepara documental en torno a su persona).
Para la ocasión, Maas pensó que lo más fácil era hacer un remake de su película más conocida y respetada a nivel internacional, la misma "El Ascensor". Uno que contentara a la audiencia yanki. Así que aparcó los elementos oscuros, terroríficos y "humanos" de aquella (como los problemas de pareja del protagonista, en esta ocasión reducidos a la mínima expresión), se quedó con los más llamativos y los reorganizó aplicando un tono de carrusel, de montaña rusa, a ratos algo excesivo. Redujo también la seriedad del invento, añadiendo esas dosis de humor tan suyas y, por lo general, tan irritantes. El resultado es mucho más luminoso, espectacular, "grandilocuente", una auténtica fanfarria tan desmadrada que incluso un ficticio presidente de los Estados Unidos llega a formar parte de una trama que ya se deberían conocer: Los ascensores de un edificio cobran vida y comienzan a matar a la peña. Un mecánico y una periodista harán todo lo posible para resolverlo y sacar a la luz cierto misterio oculto.
Ese desesperado deseo de integración y aceptación hace suponer que Dick Maas contendrá la mala baba y los escasos pero impactantes toques truculentos del film de 1983. Sin embargo, y aunque tardan en hacerse ver, al final tenemos algo de chicha y mala uva. Retomamos las ideas que funcionaban en la original (el ciego que cae por el pozo. Encima este arrastra a su pobre perro. El vigilante decapitado. O la niña con la muñeca) y añadimos algunas nuevas bastante potentes (los odiosos patinadores y cómo la palma uno de ellos y, sobre todo, la gran escabechina que provoca el ascensor al abrir su suelo y dejar caer a un puñado de pasajeros que se estrellan salvajemente contra las bigas. Entre ellos, un niño). Al final lo que tenemos es un mejunje algo atolondrado, con momentos de considerable bajona -como su título-, pero que se salva gracias a otros bastante vibrantes.
El reparto es curioso y florido. James Marshall se había ganado un nombre gracias a "Twin Peaks", "Down" podría haber sido su vehículo de lucimiento, pero le pasó lo mismo que a Dick Maas, la mala suerte se cernió sobre él. Noami Watts, justo antes de protagonizar "Mulholland Drive", interpreta a la cargante periodista. Junto a estos, rostros tan populares como los de Michael Ironside, Edward Herrmann, Dan Hedaya, Ron Perlman y un jovencísimo Ike Barinholtz.
Ciertamente este "Down" es menos "de terror" de lo que era "El Ascensor"... y lo echamos de menos. No trasciende ni aporta nada que valga la pena rememorar, pero tampoco ofende. Como se suele decir, de Domingo por la tarde.