viernes, 25 de octubre de 2019

LOS GOLFOS

El “Cine Quinqui” tal y como lo conocemos, apenas cuenta en su haber con una docena de títulos (siendo generosos) adscritos por derecho propio a esta corriente, que ocurre y se desarrolla en un tiempo concreto desde finales de los 70 hasta mediados de los 80.  Sin embargo, con la era de Internet, los aficionados al subgénero, no contentos con las muestras que nos ofrecieron de la Loma o de la Iglesia, para reivindicar ese cine que les apasiona, comienzan a elaborar listados en lo que tenía cabida cualquier película con algún elemento macarra en su haber. Así, en esos listados, figuran títulos como “¿Qué he hecho yo para merecer esto?” o “Policia”, de Almodóvar y Álvaro Sáez de Heredia respectivamente, solo porque en sus metrajes aparece algún caco, delincuente, o el mismísimo “Pirri”.  Pero nada tienen que ver con ese cine quinqui…
Asimismo, lejos de otorgarle la genuinidad del género a una película como “Perros callejeros” —que pese a quién le pese, es la primera y verdadera madre del “Cine Quinqui”—, estos aficionados tienen que buscar un referente intelectual que sirva de percutor de su género predilecto y, para ello, la película que más se asemejaba a las protagonizadas por “El Torete” era esta vieja película del plomo de Carlos Saura, ese mal director camuflado  de autor y cineasta  de prestigio (no hay  un dios que aguante una película suya). Considerando esos fans a esta película, “Los Golfos”, como la originaria de todo, se engañan a sí mismos. La incursión de este film en esas listas no otorgará a un subgénero populachero como este un halo de respetabilidad, que por otro lado, tampoco necesita.
“Los Golfos”, debut en el cine de Saura gracias a unas pesetas que desembolsó Pere Portabella para producirla, en realidad es una suerte de neorrealismo casi documental que gira en torno de los denominados maletillas, que eran jóvenes suburbiales que aspiraban a convertirse en figuras del toreo. Vamos, que lo que tenemos es una película de tauromaquia.
Y es que, en este film, una serie de maletillas sufragan los gastos que les ocasiona su pasión, el toreo, a base de dar pequeños palos en kioskos de lotería o a camioneros. Vamos, que ni tan siquiera son delincuentes propiamente dicho. En una de estas, cuando uno de ellos está ya preparado para debutar en el toreo (“arte” este que es bastante clasista), prepararán un gran robo que les servirá para cubrir los gastos que ocasionará que este joven salga a la plaza. Esto acarreará disputas y peleas entre ellos.
Por supuesto, la película, descubierta por los plumillas años después de su estreno que pese a la reputación obtenida en festivales, pasó bastante inadvertida, viene siempre acompañada de las buenas críticas que suelen acompañar al cine de Saura solo porque es cine de Saura. Bajo mi punto de vista “Los Golfos” no es ni tan siquiera una buena película, no es más que Saura tratando de imitar a Luis Buñuel, y haciendo una película totalmente deudora del cine de este (hay, en “Los Golfos”, ramalazos de “Los Olvidados”, mezclados con otros de “Las Hurdes”, con un toque moderno “Saurí”  para que no parezca que está copiando) que, para más inri, fue aplaudida en Cannes por el director maño y le sirvió a Saura para entablar con él una duradera amistad. Más allá de eso, de la posible polémica que pudiera causar un film desarraigado como este en los tiempos de Franco, no creo que “Los Golfos” sea más que una película del montón, sin más. No mala, pero tampoco para tirar cohetes.
Todo ello depende también un poco de la percepción que el espectador tenga de Saura, si le ven como ese gran director de cine español intelectual y concienciado socialmente, o como ese director que gusta en España a pedantes incapaces de acercarse al cine americano de género por puro esnobismo, que no son conscientes de que en otros países, películas suyas como “La Caza”, sin ir más lejos, son estrenadas como muestras de cine exploit, o los que, como yo, ven en el director a un sobrevalorado realizador caradura y oportunista que camufla su poca pericia tras la cámara contratando estupendos directores de fotografía que le arreglen esas películas que hace a base de filmar a gente bailando tangos o sevillanas.
En cuanto a “Los Golfos”, no es pionera de nada más que de plagiar a Buñuel, como ya les he dicho hace unas líneas.