sábado, 12 de octubre de 2019

WE ARE MONSTERS

Sonny Laguna y Tommy Wiklund son ya viejos conocidos de este blog. Después de que el primero dirigiera en solitario el "slasher" "Blood Runs Cold", comenzaron a currar juntos con "Wither", descarada imitación -rozando lo legal- de "Posesión Infernal" (y por lo visto les va el tema, porque ya han anunciado un nuevo proyecto titulado "Haunted Evil Dead" con cabañas habitadas por entes malignos. ¡Eh! nada que objetar, ¡les comprendo!). El momento álgido de su carrera compartida fue cuando dieron el salto al mercado norteamericano con la simpática "Puppet Master: The Littlest Reich". Pero antes de eso estuvo esta "We are monsters", otro de sus refritos de subgéneros propios del cine de terror o exploitation. 
Si ves una peli de Laguna + Wiklund en la que una mujer es secuestrada por unos tipos, encerrada en una cabaña y sometida a toda suerte de abusos, incluidos los de índole sexual, ¿qué es lo que puedes esperar? Muy sencillo, su versión/aportación del/al famoso e infame "rape and revenge", películas de violación y venganza a las que pertenecen títulos tan populares como "La última casa a la izquierda" o sobre todo "La violencia del sexo".
Sigamos con el cuestionario. Dejando de lado la "rape", ¿qué es lo que más destaca en esta clase de productos? pues muy sencillo: la "revenge". Sabes que, antes de llegar al the end, la víctima de turno logrará zafarse de sus agresores y acometer la esperada, deliciosa, merecida y necesaria venganza. Y por lo general, esta suele ser casi más regocijantemente brutal y truculenta que la misma violación. Viniendo de estos dos chavales, que ya han demostrado con anterioridad su tendencia a regodearse en el material más gore de sus películas, pues imaginaos el clímax de "We are monsters", una auténtica burrada en la que no faltan genitales castigados.
Por lo demás, pues los actores cumplen bastante bien y el acabado técnico, a nivel general, está decente.
Que la movida dure menos de 80 minutos contribuye a que sea aún más soportable. Y no me estoy refiriendo a las escenas extremas (cualquiera que haya consumido esta clase de cine, las aguantará sin demasiados problemas), sino al aburrimiento, que afortunadamente nunca termina de imponerse del todo.
Bien.