Serie B de la era digital que se inspira en un caso real datado en el siglo XIX conocido popularmente como “Las huellas del diablo” en el cual se cuenta que en el condado de Devon, al suroeste de Inglaterra, aparecieron en la nieve unas extrañas huellas de pezuña partida en tres que atravesaban paredes y acababan en el techo de las viviendas. Un misterio que, a día de hoy, sigue sin resolver. “Dark Was the Night”, toma este hecho como punto de partida para trasladar la acción al pueblo de Maiden Woods en la América nevada y profunda.
Un buen día, desaparecen en el pueblo unos trabajadores de la madera. Las autoridades no pueden dar con ellos. Poco después, se irán sucediendo una serie de crímenes. El Sheriff y su ayudante descubrirán unas extrañas huellas de pezuñas partidas en tres, cosa esta que les despistará por completo y que les llevará a investigar, llegando a la conclusión de que el animal (o lo que sea) que está cometiendo esos asesinatos, es el llamado Windiga, una especie de bicho extraño con el que tendrán que enfrentarse.
“Dark Was the Night” comienza de forma muy reposada y seria, como si fuera una suerte de “Fargo” con monstruo. En ningún momento abandona ese etilo reposado, pero sí que es cierto que la investigación se va alargando y alargando hasta que, por fin, aparece el monstruo que trae al pueblo de cabeza, y es entonces, con la presencia del bicharraco, cuando la película pasa de ser digna a ser un cliché mal desarrollado.
Como base, el director se tiene bien aprendido aquello de que, cuanto menos se vea al monstruo más miedo da la cosa. En este caso, al bicho se le ve poco y el espectador está deseando verlo para ver si así la cosa espabila un poco, que se va anquilosando... Pero no vemos al bicho hasta el enfrentamiento final con el protagonista. Cuando vemos al monstruo en su esplendor, este está generado por el CGI más cutre y chabacano que uno se pueda imaginar, y el look del mismo, poco más que una masa informe antropomórfica con dientes, resulta ser una absoluta mierda, cosa que ni siquiera nos da tiempo a valorar porque antes de que nos demos cuenta el prota se lo carga. Y fin. Eso sí, antes de los créditos, se nos ofrece una sorpresa final de lo más tonta.
El caso es que la película empieza bien, y sus primeros 40 minutos son hasta interesantes. Después, todo el interés generado es arrojado por el retrete.
Yo creo que en la actualidad las series B no tienen razón de ser. Las series B de décadas pasadas eran películas que, bien por sus carencias, bien por su artesanía, aunque fueran malas películas tenían algo, estaban vivas, tenían de encanto. Muchas de aquellas películas, incluso, luego se convirtieron en clásicos. Las que no, sobrevivieron por cutres e hilarantes. En la actualidad, por un lado, se impone el posmodernismo y el cutrismo impostado. Se saben películas de bajo presupuesto y, con la nostalgia y la auto conciencia por bandera, se generan autenticas basuras que solo interesan a esa rama del fandom que alardea de su acusado retraso mental y que no sabe distinguir velocidad de tocino (o peor aun, sí que lo distingue pero le da lo mismo) y, por otro lado, están esas otras series B que lo que intentan es hacer, con esos pocos medios de los que disponen, la mejor película posible, pero que no llegan a hacerla condicionados precisamente por esa falta de presupuesto. Eso le ocurre a “Dark Was the Night”. Vemos que trata de ser una película de terror seria, sólo que no llega ¿Qué sucede? Que estamos en la era digital y que, técnicamente, el resultado no dista mucho de una película de gran presupuesto en cuanto a montaje, fotografía y demás. Entonces, las series B de este tipo, ni siquiera son películas que puedan provocar nuestra hilaridad, porque están demasiado bien hechas para ello. Pero no tienen alma. Nacen muertas. Y eso es lo que sucede con “Dark Was the Night”, amén de ese despropósito de monstruo que se marca, que según los responsables de la película, es un híbrido entre los muchos monstruos del folklore americano. Al final, no es más que mierda. Y es una pena porque la película comienza francamente bien.
Con todo, dura poco y no es excesivamente aburrida, por lo que, si se tienen tragaderas, en una tarde tontorrona sin nada mejor que ver, puede funcionar.
En el reparto tenemos a Kevin Durand, actor secundario de películas bastante gordas, y al eterno niño de “Unico Testigo” Lukas Haas y sus dos orejotas, sólo que ahora tiene 50 palos.
El dire, no tiene más que otra película anterior, “Enter Nowhere”, con pinta de ser como esta, pero sin bicho.
Ya digo que “Dark Was the Night” no es lo más abominable que he visto, que se aguanta bien, pero es sosa como las pipas blanquecinas sin sal de Facundo.