viernes, 6 de noviembre de 2020

A LA LEGIÓN LE GUSTAN LAS MUJERES... (...Y A LAS MUJERES LES GUSTA LA LEGIÓN)

Rafael Gil, director de marcada —y orgullosa— trayectoria franquista, conocido sobre todo por adaptar con éxito a la gran pantalla las novelas de Vizcaíno Casas (“…Y al tercer día resucitó” o “Hijos de papá”), hace su aporte a la comedia española de toda la vida con desiguales y mediocres resultados. Se trata de “A la Legión le gustan las mujeres... (…Y a las mujeres les gusta La Legión)”.
Cuenta la historia de un grupo de legionarios que, en plena guerra civil, tienen que ir a rescatar a la novia del Alférez. Esta ha caído en zona roja, por lo que deberán infiltrarse y, mientras cumplen con su gloriosa hazaña, se desarrollarán las más variopintas situaciones, con la prostitución y la juerga como telón de fondo. Un poco de todo esto, quizás inintencionadamente, tomaría prestado Luis García Berlanga para “La Vaquilla”, con la que guarda sutiles similitudes.
Verdaderamente, la película es una puta mierda. Pese a vendernos una propuesta picantona, su humor acaba tornándose blanco, siendo el único elemento verdaderamente cómico la relación que mantiene el personaje interpretado por Ricardo Palacios y una cría de oso común, que ataviada con gorrito de legionario, habla en off soltando socarronas puyitas a su amigo militar y a los que le acompañan. Intuyo que este elemento cómico, además, no fue premeditado, sino ideado e incluido en la sala de montaje, espontáneamente e in situ, como ya era menester en la época. Erotismo soterrado pre-destape (recuerden que Franco daba sus últimos coletazos) y anacronismos criminales, completan el pack. Pero no deja de ser curiosa la historia que hay detrás: Rodada en 1975 pero retrasado su estreno por problemas de distribución, la película no conoció vida comercial hasta ya bien pasados los primeros meses de 1976 y la muerte de Franco, por lo que fue recibida de manera bastante fría por parte del respetable; no era muy adecuada, a comienzos de la transición, una película con mensaje claramente fascista. Su estreno en salas fue accidentado: En Barcelona, y en clara protesta hacia un título con reminiscencias machistas, grupos feministas arrojaron cubos de pintura a la fachada del cine dónde se estrenó. A eso hay que añadirle los altercados que sufrieron las inmediaciones de la misma sala, días más tarde, cuando la CNT decoró el cine a base de pintadas con tan mala suerte que se personaron en el lugar los grises, gasearon la zona, y acabó aquello como el rosario de la aurora. El cine la retiró de cartel para proyectar cualquier película americana y evitar así los altercados. Aun así, resultó ser un éxito de taquilla reuniendo a casi un millón de espectadores durante su periplo.
En el reparto tenemos nombres secundarios del cine español como puedan ser Luis Varela, Paco Cecilio, Manolo Codeso y un largo etcétera, que si bien ninguno destaca más que otro al ser esta una película coral, también es cierto que todo el reparto está más que correcto.
Como anécdota, comentar que en su edición videográfica en los años ochenta, y como ocurría con muchas de estas películas de los sesenta o setenta a la hora de editarlas, “A la legión le gustan las mujeres (…y a las mujeres les gusta la legión)” sufrió una metamorfosis en la caratula de la cinta de alquiler: Estando en boga por aquellos días las películas de Mariano Ozores interpretadas por Andrés Pajares y Fernando Esteso y co-protagonizadas por Antonio Ozores y Juanito Navarro, esta aprovecha un dibujo contemporáneo de cualquier otra película con Juanito Navarro, para colárnoslo en la misma como protagonista absoluto junto a Codeso. En realidad la aparición de Navarro en la misma se reduce a una escena de menos de un minuto, pero en aquellos años, sin duda, vendía mucho más la presencia de Juanito Navarro que la de cualquiera de los verdaderos protagonistas, así que, sin escrúpulo alguno, se convirtió a Juanito en protagonista. Entrañables los años del videoclub español que engañaba al público con total descaro y sin consecuencias al respecto.
Por lo demás, bueno, una españolada dentro de un saco.