lunes, 9 de noviembre de 2020

HAZME REÍR

En los terrenos de la comedia dramática —comedia dramática porque el género mayoritario que predomina en la película es la comedia, si bien, las pinceladas de drama que contiene tampoco son escuetas precisamente— Judd Apatow firma la que, sin duda, sería, por un lado, su mejor película y por otro, la mejor de cuantas he visto ambientadas en un entorno de stand up. La película más redonda de un director que es bastante irregular e incapaz de hacer una película de 90 minutos; las suyas, siempre sobrepasan ese metraje, cuando no, sobrepasan las dos horas de duración. “Hazme Reír” no es una obra maestra precisamente por eso, porque se excede en duración, y le sobran dos o tres subtramas (no quiero imaginarme cuan pesada podría llegar a ser esa versión extendida del director que rula en Blu rays de importación…). No obstante, se trata de una película emotiva, divertida, interesante, simpática, vibrante, triste… y muy, muy bonita. Y además es una película de Adam Sandler, les guste o no, un genio de la comedia. “Hazme Reír” es una película que le sale de las tripas a su director, ya que está inspirada en experiencias reales que vivió en sus tiempos de comediante de micro, profesión esta que conoce muy bien, y que también conoce de primera mano Adam Sandler, quién de vez en cuando todavía ejerce. De hecho, antes de ser populares, compartieron piso y, de aquella etapa en la que se dedicaban a grabar en vídeo bromas telefónicas, se compone la parte inicial de la película, colando esos insertos como parte del metraje, con lo que por momentos y, por lo obvio, roza lo documental, máxime, cuando el rol de Sandler, George Simmons, no deja de ser una versión de sí mismo. Una película sobre cómicos, realizada por cómicos y para amantes del stand up, si bien, no hace falta saber absolutamente nada de esta modalidad para disfrutarla.
Cuenta la historia de un megafamoso cómico y protagonista de un puñado de horrorosas, pero taquilleras películas intrascendentes, que descubre que tiene una enfermedad incurable y que le quedan unos meses de vida. Empieza pues, a plantearse la vida de otra forma. Por otro lado, de casualidad, conoce a un joven aspirante a cómico al cual contrata como asistente, y entablan así una amistad. El contar el resto del argumento, supondría un gran spoiler, así que lo dejaremos aquí.
Se trata de una película que, a pesar de Adam Sandler, que suele poner nervioso al personal, transmite calma y sosiego. Por otra parte, es una muestra del talento innato que poseen todos los que en ella aparecen (de hecho, gran parte de su eficacia radica en las apariciones de unos jovencitos Seth Rogen —también cómico de stand up en sus años mozos— y Jonah Hill, hoy súper estrellas) que convierten la cinta en un trabajo de equipo envidiable, funcionando a la perfección; funciona Sandler, pero también funcionan Hill o Rogen, funciona Jason Swartzman, el rapero The RZA, e incluso funciona la insulsa esposa de Apatow, la insípida Leslie Man. Eric Bana, que también aparece, resulta descacharrante, cosa esta que no es de extrañar si tenemos en cuenta que Bana, en su Australia natal era cómico, no un actor de carácter como lo es ahora en los USA. Es por ello que tampoco me sorprende el hecho de que, habiendo un guion de base, los actores tuvieran completa libertad a la hora de interpretar sus diálogos, otorgándole la frescura de la que hace gala la película.
Cuando una escena se ambientaba en un show en directo, Apatow, tuvo el acierto de montar actuaciones en directo con público en su afán por llegar a transmitir en la pantalla el ambiente de los clubes de comedia, que en otras películas queda demasiado lúgubre y artificioso. Para ello, subía a los actores a un escenario a soltar su repertorio —que para la ocasión escribirían ellos mismos— y lo filmaba todo con seis cámaras para poder montar luego la escena con el dinamismo que podemos ver en la película. Sandler y Rogen, tenían experiencia probada con un micro y en público, ellos salen de ese ambiente, viven la comedia de micro, pero Jonah Hill por el contrario no proviene de los micrófonos, nunca había actuado en un show de stand up. Se preparó un texto, lo ensayó tropecientas veces, y salió al escenario con la soltura del que lleva toda la vida. Y así queda retratado en la película. Incluso, hay quien diría que de todas las actuaciones que aparecen, las mejores serían las de Hill. Salió más que airoso de la experiencia. En cuanto a la calidad dramática de Sandler, queda más que comprobada. Si Apatow pensó en él para protagonizar la película, fue porque le vio en su rol dramático de “En algún lugar de la memoria” y quedó más que convencido de que era, no solo el actor, sino el personaje adecuado para interpretar al comediante protagonista.
Todo parecía indicar, que, además de tener una cinta de calidad, “Hazme Reír” iba a ser un éxito. Pero, inexplicablemente, se pegó el hostiazo. Siendo una comedia de gran presupuesto, 77 millones de dólares, tan solo logró recaudar 71, por lo que hubieron pérdidas que, a día de hoy, con el mercado del vídeo y las ventas del film, todavía no han sido recuperadas del todo. La producción se creyó que iba a causar el efecto que la anterior película de Apatow, “Lío embarazoso”, que había costado 33 millones de dólares y recaudó 219, convirtiéndose en un éxito dentro de los parámetros del cine de comedia. Si “Hazme Reír” hubiera costado 30 millones, habría sido un negocio rentable pero, aun así, quedaría lejos de ser propiamente un éxito como si lo fueron las anteriores películas de Apatow. Y sin embargo, se trata de su mejor película con mucha, muchísima diferencia, hasta tal punto que el inevitable Rogert Ebert le otorgó una puntuación de 4, 75, en un baremo en el que la máxima es de 5, con lo que, Apatow, ya se puede dar con un canto en los dientes, sobre todo, porque “Hazme Reír”, pese a su fracaso taquillero (que en absoluto tiene que ir de la mano con el éxito personal y/o la calidad) es un clásico moderno al que el tiempo dejará en su debido lugar, que es en uno de los primeros puestos de las mejores comedias del siglo XXI. A mí, me ENCANTA.