sábado, 28 de noviembre de 2020

KM.666, DESVÍO AL INFIERNO

Que una película de terror hoy día presuma de truculenta y de "regresar a la esencia del crudo y duro horror yankee de los 70" no tiene nada de nuevo, ni de raro (ni de verdadero, témome). Pero en el año 2003, saliendo aún de la invasión de productos asépticos e inofensivos impuestos por el súper-éxito de "Scream" seis años antes, era todo un subidón para el aficionado medio (sector al que, me guste o no, pertenezco). Recuerdo haber leído en su día las declaraciones del tristemente fallecido Stan Winston, responsable de los efectos, co-productor y verdadero impulsor del proyecto, donde explicaba que su intención era justamente esa, retomar un tipo de terror más sucio, feo y duro. Casi me atrevo a decir que "Km 666" fue la primera en dar tal paso. Nadie puede discutir que impuso -no inventó, pero sí perfeccionó- el "survival horror" o, lo que es lo mismo, la combinación del "slasher" clásico con la temática de supervivencia nacida a raíz de la estupenda "Deliverance". Desde entonces, es un subgénero que ha abundado por doquier.
Varios jóvenes quedan accidentalmente atrapados en plena montaña a merced de un feo clan de antropófagos. Se las verán canutas para evitar que los cacen y cocinen.
La primera vez que vi “Km 666” fue en el cine y no me gustó. La encontré aburrida y previsible y, claro, la prometida truculencia no me pareció tanta. Sin embargo, a base de posteriores visionados se me fue ganando. Tanto como para que, cuando salió en dvd una edición especial de dos discos, me la comprara. Desde entonces nunca ha dejado de molarme.
Los protas/víctimas son todo lo guapos que pide el género, pero no molestan demasiado. Desmond Harrington da perfectamente el pego como héroe de la función y esa imagen suya sujetando la escopeta al final es muy chanante. Nadie se cree que a la chica de la peli, Eliza Dushku, la haya dejado su novio ¡y por teléfono!, pero no importa. Se supone que es la "hot girl" del sarao, pero a mí me gustaba (y me gusta) mucho más Lindy Booth, que hace de golfa con aspecto aniñado/angelical. Emmanuelle Chriqui tampoco es fea, tiene un nombre muy gracioso y puede presumir de dar vida a un personaje que, para variar, reacciona con verosimilitud ante la muerte de un Jeremy Sisto que no carga por los pelos. Además, su propio fenecimiento es uno de los momentos álgidos del film, cuando le parten la cabeza/cara en dos mitades por efecto de un certero hachazo. Estando Stan Winston de por medio, los efectos se reparten entre lo físico y lo digital. Los primeros siempre se agradecen más en una película así, pero los segundos, aplicados con mesura y corrección, no ofenden en exceso. Claro que no solo de FX vive la peli. Es justo destacar que posee también unas lustrosas dosis de un suspense muy bien facturado. La secuencia en la que los protas intentan salir de la cabaña de los malos sin hacer ruido, evitando así despertarles de la siesta, está muy lograda y consigue su fin, crear tensión.
El éxito de "Km 666" -más en video-clubs que en cines- esputó varias secuelas sobre las que pueden leer en este blog (ahí van: DOS, TRES, CUATRO y CINCO. La sexta nunca llegó a reseñarse). Evidentemente, y como es norma, la calidad va decreciendo a medida que los números se acumulan. Lo gracioso es que, fieles a su fin eminentemente comercial, todas contentan al posible espectador/fan dándole aquello que se muere por ver y que incluye recreaciones (y ampliaciones) de las muertes más brutas e impactantes de la primera parte. Lo que no hay en esta, y sí en todas las otras, es tetas... alguna ventaja tendría que tener el presupuesto escaso y el destino directo a estanterías.
La gran noticia es que ya se ha rodado, pendiente de estreno, otra secuela más, solo que esta se desvincula de las anteriores y conecta directamente con la original. Para darle más caché, han contado con el guionista de aquella, Alan B. McElroy, autor también de los libretos de "Halloween 4", "Rapid Fire" (lucimiento pa Brandon Lee) y "Spawn".
La novedad de contar con Rob Schmidt para la dirección de "Km 666" residía en que venía de un cine "indie" no especialmente afín al terror y que, por ello, iba a poner más atención a los aspectos humanos y actoriles. Sí, puede que sí. Pero tampoco le sirvió de mucho, porque desde entonces, y salvo su participación en las series "Masters of Horror" y "Fear Itself", no ha parido gran cosa. 
Entre el equipo de productores encontramos a Jefferson Richard, al que debemos varios títulos bien curiosos como “Maniac Cop”, “Dance Academy”, “Vampiros a la sombra”, el actioner zetoso “One Man Force”, “El silencio de los inocentes” y “Time Master” (ambas dirigidas por James "El Exterminador" Glickenhaus, de cuando intentaba convertir a su hijo en una estrella), “Gothika”, “Leyenda Urbana 3” y “Siempre sabré lo que hicisteis el último verano”. Aunque lo más destacable se encuentra en su escueta faceta como director. Por un lado tenemos “In search of a golden sky”, baboso melodrama de aventuras infantil protagonizado por un imposible Charles Napier y co-guionizado por el eterno George “Buck” Flower. Por otro el mucho más adecuado y oscuro “slasher” tardío “Berserker” (con banda sonora compuesta por el director de "Dance Academy", como bien apuntaba Víctor en su reseña de esta última, y Flower en un papel secundario. Todo queda en casa).  Fascinante carrera la suya.
"Km 666" no es un dechado de originalidad, cierto, pero tampoco creo que lo pretenda. Es pura "formula", la recuperación de un tipo de cine parida sin efecto nostalgia, sin gota de humor, sin referencias, ni post-modernidades varias, totalmente consciente de su condición, honesta y, por ello, efectiva. Da lo que quieres y lo hace con dignidad y talento. No creo que se le pueda pedir más.
Me la quedo.