lunes, 18 de enero de 2021

PIZZA, BIRRA, FASO

A finales de los 90 y gracias a su paso por los distintos festivales de corte respetable,  una peliculita Argentina de menos de 300.000 pesos de presupuesto, sentó cátedra allá por donde pasaba. La crítica fue unánime emparentándola directamente con la nouvelle vague y el neorrealismo, y el público, eminentemente cultureta, se rindió a los pies de la película. Por el estilo, maneras y lo que contaba, “Pizza, Birra, Faso”, impulsó lo que los medios de comunicación llamaron “Nuevo Cine Argentino”.
Recuerdo el revuelo formado por la película en la época y recuerdo su paso por cines. Para también soy consciente de que, como suele pasar con todo el cine cultureta de los noventa, su tiempo de vida es escaso; vamos, que con las mismas, se dejó de hablar de esta película.
Ventitantos años después doy con ella y decido verla. Y, que quieren que les diga. Es una película de lo más mediocre.
Un grupo de chavales marginales sobreviven gracias  a pequeños atracos y  robos de todo tipo. Y pasan sus días así, mientras se alimentan a base de pizza y cerveza. Y el “faso” se ve que es tabaco. Y punto.
Nada más comenzar la película, con un atraco en un taxi, viendo cómo se desarrolla la historia y, detectando las intenciones de aleccionar al espectador, de concienciarle de la situación y, en definitiva, de transmitir un mensaje, supe que, al final de la película, alguno de los protagonistas moriría de manera violenta. Y si llega a ser una quiniela me llevo el premio gordo; mueren dos de ellos. Una película cliché. Nada que no haya visto antes en películas de autor latinas de mucha mayor calidad y, a todos los efectos, más crudas como “La vendedora de rosas” o “Huelepega”, de similares intenciones que esta pero un poco más honestas y entretenidas, gracias también a las ingentes cantidades de sensacionalismo que incluyen. O, mucho mejor rodado con fines tan honestos como los comerciales, en cualquiera de las películas de nuestro cine quinqui.
Si validamos cine quinqui como etiqueta, “Pizza, Birra, Faso”, sería una película quinqui para los que no ven cine quinqui. Pero más allá de eso es una película aburrida, retorcida y mal hecha. En aquella época había muchos casos. No nos olvidemos de que películas españolas hoy olvidadísimas como “El Bola” o “Barrio”, eran equivalentes patrios de la que nos ocupa, films vacíos, mal hechos, destinados a públicos estáticos, rancios, asépticos, que las consumen en el momento preciso, para luego endiosar otra película del mismo calibre que, al igual que esta, olvidarán pronto. Se pretende concienciar socialmente, denunciar, por encima del hecho de ofrecer una película, sin lugar para lo lúdico, sólo para los mismos coñazos de siempre.
Poco más. Sentía curiosidad por esta cinta argentina tan en boga en los 90 y, al verla, me he quedado igual que estaba. Papelera de reciclaje.
Después de esto, los directores Israel Adrian Caetano y Bruno Stagnaro continuaron haciendo cine de temática social, documentales, cintas sobre okupas…. Terriblemente aburridos. Luego, con las vacas flacas, a televisión. Y su película más importante, “Pizza, Birra, Faso” hoy ya no la recuerda nadie. Hale, a hacer un pedido a Papa John.