Película semi amateur de procedencia chilena, cuyo máximo atractivo en un principio es ese título tan explícito. Y más allá de eso, se trata de una película perpetrada por estudiantes de cine como trabajo de fin de carrera, con los ojos puestos en el cine independiente americano de los 90. Y, por supuesto, no atinan.
A base de diálogos y más diálogos, eternos, perennes, nos cuenta la historia de un muchacho que tras una experiencia no muy gratificante con una chica a la que ha conocido en un parque, decide, una noche, salir a ligar y entrarle a todo lo que se mueva. Como no lo consigue, sopesa la posibilidad de irse con una puta, pero hasta por esta es rechazado mientras su mejor amigo, seguramente, se ha pasado toda la noche fornicando con la chica que previamente él conoció en el parque.
Nada, una película vacía, un ejercicio del cole que no aprueba. El típico producto de un aspirante a cineasta que, tras ver que hacer cine no es un camino de rosas, probablemente acabe colgando los guantes. Aunque en ese sentido, Ché Sandoval, es duro de mollera: Tras este debut, y, hasta el día de hoy, le ha dado tiempo a hacer un par de películas más, así como ha escrito guiones de productos de la misma índole. “Soy mucho mejor que voh” y “Dry Martina” serían los títulos, y ver los posters resulta una experiencia un tanto irritante.
Sin embargo, “Te creis la más linda y eris la más puta”, no deja de ser un producto curioso y exótico, sobre todo por el lenguaje y la jerga que los protagonistas escupen a la hora de decir los diálogos ¡no se entiende absolutamente nada! Entre los “puta”, “huea” o “hueon” que sueltan por esas bocas, con el agravante de que, como están interpretando a muchachos urbanitas no vocalizan, hay momentos que parece que estemos escuchando diálogos de una película filipina: alguna frase en castellano entendemos, pero el resto ni para atrás. He podido comprender los diálogos gracias a que la copia que me he agenciado incluía subtítulos en inglés que me han ayudado a entenderla. Pero esto se entendía peor que un vídeo de Dinamita Show.
Como he dicho, el referente es el indie americano, pero tampoco detecto una influencia directa, quizás en un intento por desmarcarse de todo eso. Pero vamos, que da lo mismo: Esto es un coñazo de tres pares de cojones. Mala, moderna… pero no lo suficiente como para odiarla. Y eso es peor.
Por supuesto, pasó por algún que otro festival de cine chileno, por alguno más de otras partes del mundo y, en definitiva, se trata de una película más del montón cuyo archivo descargado acabará en la carpeta que, en cuanto hagamos limpieza, irá directa a la papelera de reciclaje.
Eso sí, su poster, en plan medio punk, mola bastante. Pero genera expectativas que luego la película no cumple.