lunes, 13 de diciembre de 2021

MI AMIGO MUNCHIE

Sacacuartos de la New Concorde de Roger Corman que trata de conseguir su público dentro de la platea infantil a partir del enésimo —y tardío— exploit de “E.T. El Extraterrestre” (¡ya en 1992!). Para tan infame misión, que mejor que encargar el proyecto al más adecuado para acometer proyectos infantiles; Jim Wynorski.
Curiosa de por sí, más curioso resulta el que se la considere una secuela original de “Munchies”, artefacto más acorde con sus tiempos que este, que canibalizaba, de la peor manera posible, el éxito de “Gremlins”.
Se trata de un producto muy consciente de lo que es, que se rodó durante 18 días para tener rápidamente su estreno limitado en una sala perdida en algún lugar de Tennesee y, luego, con un mes de diferencia, ser estrenada directamente en el mercado del vídeo y la televisión por cable donde no le fue difícil duplicar sus costes. Sin embargo, y pese a su autoconciencia, dudo bastante que ni Corman, ni Wynorski, ni tan siquiera Chuck Cirino, que compuso la simpática banda sonora sintetizada, fueran conscientes en ningún momento del material tan espantoso y aterrador  que estaban facturando para los críos.
“Mi amigo Munchie” supuso el debut en la gran pantalla de una de las jamonas recurrentes del cine USA de finales de los 90 y primeros 00, que siendo una niña, es aquí el interés romántico del chaval protagonista: Jennifer Love Hewitt.
La sinopsis se la pueden imaginar; un niño de familia desestructurada y víctima del mini-buying (y digo mini-buying porque sus compañeros de escuela tampoco es que sean muy crueles con él), un buen día se encuentra en el interior de una mina un sarcófago en el que habita una pequeña criatura de cabeza desproporcionada que, nada más ver al muchacho, le dice que va a ser su nuevo amigo. Esta criatura tiene poderes mágicos y un tremendo espíritu juerguista, por lo que en su afán de ayudar al niño con sus problemas escolares, lejos de resolvérselos, le causa aún más con su torpeza.
El crío pronto descubrirá, gracias a la ayuda de un profesor medio loco amigo suyo, que la criatura es en realidad un ser milenario que ha estado dando por saco en todas las civilizaciones desde que el mundo es mundo.
Mientras, la madre del muchacho, viuda, tendrá que vérselas con el play boy de su pretendiente que, cuando descubre a Munchie en una fiesta que este organiza, como personaje antagonista que es, lo secuestrará con el fin de llevarlo a un laboratorio y que la ciencia estudie a tan extraño infraser.
“Mi amigo Munchie” es un peñazo de cuidado, casi insoportable, como insoportable es la visión del bichejo protagonista con esa cabeza enorme y esos rasgos inmóviles que da más miedo que otra cosa. Un muñecajo animatrónico inútil e inmóvil, muerto, incapaz de mover nada más allá de la boca y esos ojos azules aterradores. Claro, que el puto bicharraco, al final se convierte en el único atractivo de esta película, por lo cochambroso que es, y el motivo por el cual, tras sus ventas en vídeo, exportaciones al extranjero y continuos pases por el cable, la película resultó ser rentable y Corman dio luz verde para realizar una secuela que, si no se tuerce la cosa, lo más probable es que les comente por aquí algún día. Más tirando a tarde que a pronto.
Por lo demás, y más con esa temática infantil, hay que hacer un gran esfuerzo para ver esta película sin que el santo se te vaya al cielo, porque, como el presupuesto de la misma es ínfimo, y aunque se supone que tenemos aquí a un ser milenario con poderes mágicos, la cosa escasea de todo tipo de acción y efectos especiales o imaginación, reduciéndose todo acto a eternas conversaciones entre el niño y Munchie que no llevan a ninguna parte. Una película asquerosa. Curiosamente, sin que en ningún momento dijeran que se trata de una buena película, a la crítica USA le cayó simpático el engendro.
Otro de los puntos curiosos de la cinta es el reparto; a parte de la anteriormente mencionada Jennifer Love Hewit con falda, coletas y calcetines, tenemos, dando voz al propio Munchie, a un peso pesado como Dom DeLuise, que o le hacía falta la pasta en ese preciso momento o que no sabía muy bien donde se metía, pero que, cuando le propusieron volver a dar voz a Munchie en su secuela, rechazó la oferta para ser sustituido por otro actor de relumbrón como veremos —si se tercia—.
Loni Anderson daría vida a la tetuda y operada madre del crío protagonista, y en papeles secundarios tenemos a una discretita Monique Gabrielle (modosita porque es una película infantil, claro), a Fred Olen Ray haciendo un cameito y la presencia de un actor que, no se muy bien por qué (quizás por el nombre -Nota de Naxo: por su currículum en realidad-) pero al staff de este blog nos hace cierta gracia: George “Buck” Flower.
En los tiempos del videoclub, pero ya bien entrados los 90, vi tropecientasmil veces la carátula de esta película en los estantes. Jamás la alquilé. Han tenido que pasar casi 30 años para decidirme a verla. La espera NO ha merecido la pena.