lunes, 13 de junio de 2022

ROCKULA

Una de las últimas películas producidas por Cannon y posiblemente la peor tratada de aquellos postremos años de producción, entre 1987 y 1988.
“Rockula”, que no pertenecía a los productos gordos que Cannon facturaba aquellos años (“ Masters del Universo”, “Superman IV”…) —se trata de una producción de millón y medio de dólares—, se rodó en 1988, justo antes de que la compañía de Menahen Golan y Yoran Globus se declarase en bancarrota, y sí ya de por sí los productos a los que habían metido pasta sufrieron los daños colaterales del estipendio Cannon, imagínense ustedes los productos pequeñitos que se salían del punto de mira comercial de los israelíes. Por este motivo, “Rockula” se estrenaría en pocos cines, de tapadillo y sin importarle a nadie en absoluto. Su vida posterior en vídeo-clubs sería ínfima y su distribución internacional mínima, por eso nunca llegaría a nuestro país en modo alguno.
En cualquier caso, esta comedia de terror musical es, igualmente, una de las películas más flojas de aquella época, motivo también por el que no se ha convertido en un producto de culto; no se la reivindica ni a hostias, porque aunque tiene todas las papeletas para un redescubrimiento por parte de los fans de la nostalgia (estética new wave, neones y luces rojas y azules a cascoporro, un protagonista con su propio fandom como es Dean Cameron — uno de los bromistas de “Juerga Tropical”, esta sí, una película de verdadero culto—, y sobre todo, la dirección de Luca Bercovici, el director de “ Ghoulies” que ejecutaba, con esta, su segunda película), no es ni la mitad de divertida de lo que se nos propone y los numeritos musicales aburren a las bestias hediondas; es mala de cojones. 
Aunque por otro lado, cuenta con una página de fans en Facebook que podríamos considerar una irreductible aldea gala (al final todo tiene su fandom). 
Un vampiro joven, de 400 años de edad, se lamenta porque todavía no ha podido perder la virginidad. Resulta que en su momento se le lanzó una maldición bajo la cual, su amada, morirá a manos de un pirata que le quita la vida a esta con una pata de jamón, justo antes de que el vampiro pueda hacer el amor con ella. Cada 20 años esta amada se reencarna y vivirá de nuevo el romance con este vampiro, pero cada 20 años vuelve a ser asesinada por un pirata en circunstancias parecidas. En esta última reencarnación, nuestro vampiro intentará por todos los medios que su amada no muera y, así, perderá de una vez por todas su maldita virginidad.
Por otro lado, este vampiro es de lo más atípico, puesto que no es partidario de morder en el cuello a humanos y se alimenta de la sangre que le donan en el hospital, además de gustarle el ajo, mantener discusiones acaloradas con su reflejo en el espejo y forma parte de un grupo musical llamado Rockula, con el que queda patente la modernidad del personaje.
El caso es que la trama se va desarrollando torpe y lentamente y, para más inri, de vez en cuando interrumpida por el numerito musical de rigor que se suele desarrollar sobre un escenario y que, más que animar la papeleta, nos sume en la más profunda de las depresiones. Además que nada de lo que cuenta es divertido o novedoso y todo el tiempo tengo la sensación de haber visto esto antes. ¡Ah! Sí, lo he visto… en “Besos de vampiro”, “El Vampiro Adolescente” y “El aprendiz de Vampiro ”. Mira que son todas malas… pues esta es la peor.
Luca Bercovici, posteriormente, no volvería a alcanzar la notoriedad que como director obtuvo con “Ghoulies” rodando un buen puñado de películas mediocres. Sin embargo, se montó su empresa de producción en Bulgaria y ahí anda, produciendo películas y series en ese extraño país…