sábado, 18 de junio de 2022

EN LA OSCURIDAD

Si buscas la palabra artesano en el diccionario, no dudes que aparecerá una imagen de Jonathan Liebesman, un cineasta hollywoodiense con tanto talento como escasez de personalidad. Todos sus largometrajes hacen gala de un estupendo acabado y son bien digeribles, pero a la par, carecen de alma. Te pones a verlos con cara de palo y terminas exactamente igual, sin haber movido ni una ceja. Luego, automáticamente, los borras del cerebro. Muchos dirán que ese es el peor cine de todos, el que no deja huella. Al menos las pelis malas de verdad te provocan alguna sensación. Y sí, es posible que sea cierto. Pero también lo es que son productos perfectamente visibles y no ofenden. Puedes consumirlos mientras piensas en la compra u ojeas el móvil, y no pasa nada. Aún así, dudo mucho que al filmmaker le encante todo eso. Y, seguramente, tampoco sea muy fan del cine que le ha tocado parir a tenor de su primer cortometraje: un super-drama ambientado en la época de los nazis que hay quien califica de obra maestra. Nacer en los USA, y muy especialmente Los Angeles, puede tener ventajas si aspiras a ser director de cine. Pero también desventajas, ya que allí el rollo "autoral" no se estila mucho. Es fácil imaginar aquello plagado de frustrados aspirantes a Fellini o Godard resignados a ser meros emuladores de Spielberg.
"En la oscuridad" fue el primer largometraje de Jonathan Liebesman, una producción de horror que si da escalofríos no es por lo que cuenta, sino por su condición genérica: El pueblo que da título al film en v.o. -Darkness Falls- vive sumido en una maldición. El fantasma de una mujer injustamente ajusticiada se la tiene jurada a los niños que lo habitan, sobre todo cuando pierden su último diente de leche -no pregunten-. En eso que la hermana de uno llama a su pretendiente, quien en el pasado logró zafarse de la fantasma, para que le (L)eche una mano. El espectro hará lo imposible por saldar su cuenta pendiente y, de paso, arramblarse unas cuantas almas de más. La coña es que únicamente puede atacar / moverse en la penumbra, así que más te vale llevar una linterna en el bolsillo con las pilas bien cargadas.
Cuando se estrenó "En la oscuridad" por ahí 2003, hubo quien la calificó como pequeña promesa del fantastique. Por ello la alquilé esperanzado y, en fin, lo que vi me dejó más frío que si hubiese puesto a remojar los testículos en nitrógeno líquido. Luego consumí otras películas del amigo Liebesman como "La matanza de Texas: El origen", "Invasión a la tierra", "Ira de Titanes" (estas tres en pantalla grande) o "Ninja Turtles", y con todas me pasaba exactamente lo mismo.
Lo cierto es que "En la oscuridad" dispone de la receta que activa los resortes del miedo, en una época en la que no era tan común. Faltaba un poquito para la llegada de "Insidious" y "Expediente Warren", productos con los que guarda ciertos paralelismos, pero salieron muchísimo mejor. De ser un poco más despierto Liebesman, "En la oscuridad" podría haberse adelantado a todo aquello. Sin embargo, prefirió aparcar las sutilidades y la atmósfera, desaprovechar ese fantasma tan bien diseñado por Stan Winston (cuyo horrible rostro se supone sorpresa, pero luce perfectamente en el cartel), así como todo el rollo de oscuridades y gemidos en la penumbra, y decantarse por un exceso de sustos baratos (acompañados siempre de la inevitable e irritante subida de volumen) y un clímax verbenero más propio del cine de acción que del terror. Es cierto que esta parte va a piñón y entretiene. Pero, es lo que digo, al terminar te quedas vacío. Muy parecido al momento que te limpias la corrida tras una sesión de ciber-sexo.
Curioso remarcar que uno de los guionistas es John Fasano, nombre que sonará a aquellos más o menos puestos en cine "trash". Antes de reciclarse a competente autor de libretos dentro de cierto mainstream, Fasano dirigió varios "clásicos" del peliculismo chusquero como "Al filo del infierno", "Zombie Nightmare" (en este caso de manera no acreditada), "Black Roses" y "The Jitters" ¡Tela! Otro de los guionistas, James Vanderbilt, acabaría responsabilizándose, nada menos, que de teclear la estupenda "Zodiac" de David Fincher (y, también, la más reciente entrega de la saga "Scream").
En el reparto destacan las presencias de una muy jovencita Emily Browning y, sobre todo, Angus Sampson, quien interpretaría a uno de los "cazafantasmas frikis" en, justamente, la saga "Insidious". Aquí, por contra, se marca un rol totalmente opuesto, el de matón.