sábado, 11 de junio de 2022

CONDORMAN

No puedo evitar sentir cierto regocijo cada vez que me enfrento al lado más exploitation de la todopoderosa Disney. De cuando intentaba apuntarse a -sacar tajada de- la moda del momento. Procedió así con el "boom" de "La guerra de las galaxias", dando como resultado "El abismo negro". Y lo mismo ocurrió cuando el "Superman" de Richard Donner lo petó. En este caso hablamos de "Condorman", película que, siendo un ilusionado infante, fui a ver al cine con algún familiar. Tan obsesionado estaba, que llegué a crear mi propia mini-explotación en formato tebeo cutre titulada "Halcon Man". O tal vez  intentase plasmar en viñetas aquello que la película, por desgracia, no supo darme. O no quiso. Ni a mi, ni al 99% de los chavales del planeta que la vieron. De ahí, probablemente, el sonado fracaso y posterior ausencia de esa secuela que Disney había planeado. Si lo miramos bien, también "El abismo negro" fue un batacazo gordo. Supongo que la compañía del ratón de voz aflautada no tardaría mucho en entender que lo suyo quedaba lejos del oportunismo cinematográfico (en su vertiente de imagen real, se entiende)
El problema de "Condorman" es que, así a lo lejos, se vende como una de super-héroes. Cosa que queda acrecentada con los fabulosos créditos iniciales, donde una versión genialmente animada del personaje sobrevuela París. Ayudan el tema musical -cortesía de Henry Mancini- a base de coros esputando el nombre del héroe y esas tipografrías tan descaradamente Supermanianas. Pero no. De super-héroes poco. En realidad "Condorman" es una peli de espías. O una parodia amable del género y, muy concretamente, James Bond, incluidos villanos tremendos y carismáticos, escenarios internacionales y toda la retahíla de chucherías high-tech. Claro, así no mola. Salí del cine brutalmente decepcionado.
"Condorman" cuenta la historia de un dibujante de cómics de super-héroes que, de rebote y por culpa de un amigo afiliado a la CIA, termina liado en tejemanejes espiosos. Le motiva el amor hacia una tipa y vivir aventuras para plasmar luego en viñetas. Llegado el momento, adoptará la identidad de su héroe alado y se enfrentará a los malos. Todo ello en un tono de comedia bastante comedida. Escasa en estridencias y exageraciones. Hay violencia, y los esbirros mueren, pero sin recrearse. Al fin y al cabo era la Disney company.
¿Qué quieren que les diga, carayo? Vista hoy, inevitablemente, despierta en mi cierta ternura. Está más o menos maja. Agradable. Tonta. Se puede ver. Pero, engaños aparte, "Condorman" queda muy lejos de ser memorable. Casi casi les aconsejaría que se limitaran a la escena inicial de créditos. Es lo mejor de todo el pitote.
El reparto luce sabroso y colorido. Michael Crawford da vida al dibujante y su vertiente heróica. Había currado junto a nada menos que Barbara Streisand en "Hello, Dolly!" y luego se haría muy popular protagonizando la comedia televisiva "Some Mothers Do 'Ave 'Em" (aquí conocida en la caja tonta catalana como "N'hi ha que neixen estrellats" y que disfruté a partir de su -tardía- emisión en el sagrado año 1985) La gloria le llegaría cuando fue fichado para poner voz y presencia al primer "Fantasma de la ópera" de Andrew Lloyd Webber. Inevitablemente, por apariencia, pelo rizado y tema super-heróico, recuerda al William Katt de "El gran héroe americano". Le acompañan Oliver Reed en plan super-villano. Barbara Carrera en plan chica guapa y misteriosa (irónicamente, dos años después haría un papel parecido en "Nunca digas nunca jamás", el regreso de Sean Connery al personaje que le hizo célebre) Y James Hampton como el amigo gordito y gracioso. Fue el padre hombre-lobo de Michael J. Fox en "Teen Wolf".
"Condorman" se supone basada en una novela titulada "The Game of X", pero de un modo tan asá que, directamente, en los créditos usan la palabra "sugerida". El dire, Charles Jarrott, es uno de esos artesanos incansables que tiene de todo. Para la misma Disney hizo también "El último vuelo del arca de Noé". Y luego un montón más de cosas entre las que, honestamente, no localizo nada que merezca la pena ser mentado.
Como apunte curioso, destacar la aparición de "Condorman" en el reciente corto "Pequeño Gran Buzz", perteneciente a los "Toy Story Cartoons".  Pal caso, da vida a un juguete con el que ningún niño quiere jugar. Cruel, certero, gracioso.