Nunca he sido mucho de metal extremo. Es complicado hablar de los matices que separan ciertos estilos, pero diría que "si había algo de punkismo" en ello, podía tolerarlo (pongamos por caso, así a bote pronto, "Extreme Noise Terror" o "Septic Death"), pero si entrábamos en lo propiamente metal, y nos dirigíamos hacia el Death Metal o el llamado Grindcore, la cosa se complicaba. Traté de consumir a algunos de estos últimos, como "Assück", "Agathocles", "Cripple Bastards" o los nacionales "Violent Headache", pero no había manera. De hecho, se podría decir que soy un traidor a la causa, porque mis discos favoritos de dos bandas tan representativas de semejantes vertientes como "Carcass" y "Entombed" son, justo, aquellos más detestados por sus fanes al apartarse de su sonido característico para aspirar a cotas un poco más, ummmmh, ¿rockanroleras?. No sabría decir, estoy hablando, como supondrán, de -en respectivo orden- "Sawnsong" y "Wolverine Blues". Luego está el Black Metal, al que me aproximé tras conocer todo el mamoneo que ocurrió en las Noruegas (en un viaje que hice a Oslo visité la famosa tienda... if you know, you know) y "Burzum" o "Dark Throne" fueron los únicos que, más o menos, me interesaron temporalmente, hasta que me aburrieron. Vi a "Emperor" en vivo y todo el rato me sonaban igual (justamente, en ese mismo evento también acudí al show de "Carcass", pero tampoco puedo decir que me impresionaran demasiado). Así pues, estaba cantado que el improbable romance entre la versión más cafre del metal y yo no podría materializarse jamás.
Y entonces, un día, de la manera de más tonta, descubro a "Gutalax". Grupo nada menos que Checoslovaco dedicado en cuerpo y alma al Grindcore. Aunque ellos mismos usan la absurda etiqueta de "Gore 'n' Roll". Tal vez por eso se han convertido en el primer combo del ramo al que he dedicado escuchas íntegras, papeándome dos lp´s enteros, sin -casi- saltarme canciones ni -casi- aburrirme demasiado. La clave está en varios factores. El primero, que no abusen de una técnica que detesto muy común en el Grindcore, el "blast beat". Puede que sea el mayor problema que tengo con respecto a esa clase de sonido. Salvando distancias, me recuerda a la monótona batería metralleta del pop-punk rollo "Nofx". Los "Gutalax", muy sabiamente, únicamente la utilizan cuando debe ser, que es poco. Luego, la voz. Me chifla. El sonido gutural propio del Grind llevado ya al absurdo total y completo, convirtiéndolo casi en un croar de rana desquiciada, o un eructo profundo e interminable. "Gutalax" no se esfuerzan en hacerse entender, y supongo que tampoco importa mucho, porque todas sus letras, sus discos y sus portadas giran en torno a lo mismo: caca. Escatología al poder. Siempre con mucho, mucho, mucho humor de por medio. Pero mucho. Y que me perdonen los puristas, pero creo que es el único modo de enfrentarse al sonido extremo del Grindcore, a través del humor. Así, con discos titulados "Shit Beast ", "Shit Happens!" o "The Shitpendables" y portadas como las abajo expuestas, uno se pregunta para cuanto más dará el chiste.
A la hora de elegir un tema, me he decantado por aquel que me los descubrió, aparecido en el disco "Shit Beast" y exóticamente titulado "Polykani Semena Z Postarsiho Jelena"....