sábado, 18 de enero de 2025

THE ASTROLOGER

Con el visionado de "The Astrologer" saldo una cuenta pendiente que arrastraba desde hace años, cascarme todas, y remarco TODAS, las películas que componen la filmografía -como director- del ínclito James Glickenhaus. Misión cumplida. Ya me siento una persona más sabia. Pero también más herida... me explico.
Que la hubiese dejado para el final obedecía a una simple razón, la fama que arrastraba de ser un auténtico tocho. Cuenta la leyenda que, viéndola en pantalla grande junto a una audiencia, Glickenhaus, sudando sangre ante el sopor reinante, flipó cuando una escena medianamente llamativa, que asoma a lo largo del interminable periplo (y eso que solo dura una hora y escasos dieciocho minutos... pero, créanme, se hace tan larga como una de Andrei Tarkovsky consumida boca abajo y con agujas clavadas en las pelotillas), provocó una reacción general de leve entusiasmo. Será la del villano apuñalando a una tipa, porque no hay mucho más ande rascar, la verdad. Así, tras semejante epifanía, decidió trufar su siguiente proyecto de esos "momentos llamativos", y con el milloncejo prestado por su papuchi, puso en marcha el film que, este sí, le haría inmortal, "El Exterminador". Gracias a dios.
Y es que cuesta muchísimo discernir qué demonios pretendía James Glickenhaus cuando se decidió por "The Astrologer" como debut. ¿Es una película de autor, es de explotación, se apuntaba a alguna moda punzante de la época (astrología, conspiraciones, sectas...)? Lo de considerar que con ella el novato cineasta pretendía algo más arty, más prestigioso, tendría sentido porque, en fin, ya suele ser un mal común (miren el caso de Tobe Hooper, por ejemplo) Aunque, entonces, las escasísimas aportaciones netamente "exploitativas" que asoman en algunos momentos descuadrarían. Por ejemplo, mi escena favorita: Una moza joven, rubia y de buen ver (Monica Tidwell, ex-chica "Playboy") pide a una pitonisa que le lea las cartas. A los cinco minutos, y digo cinco, esta le comenta que está influenciada por no se qué rollo malévolo y, si quiere la salvación, primero debe desnudarse por completo. Ole y ole. Obviamente, no tardamos nada en ver a la chavala despelotada, en un plano innecesario de "cambio de vestuario". Y no será el único. El final de la película es totalmente desconcertante, a base de monólogo de la misma pava como dios la trajo al mundo. Jamás ver una señora sexy sin ropajes me "destrempó" así. No se puede elegir un modo más "bajonista" de concluir un largometraje.
Todavía ahora desconozco de qué cojones se supone que va "The Astrologer". No me enteré de nada. Entre mis maltrechas neuronas, y lo leído por ahí, deduzco que el argumento vendría a ser algo parecido a lo siguiente: Hay una corporación medianamente secreta que estudia el signo zodiaco del personal para, así, descubrir su potencial. Andan obsesionados con una especie de gurú malvado surgido en la India que no para de joder la marrana (nótese que cuando el film muestra sus crímenes, estos resultan ser imágenes totalmente genuinas de cadáveres, niños incluidos. Todo muy malrollero y muy "mondo"). Vale, eso está muy bien. El problema aquí es que también se habla de la reencarnación de jesuscristo vía la vagina de una aspirante a nueva virgenmaría y desconozco ande encaja todo ello. La movida se supone inspirada en una novela del ignoto John Cameron. Nada que ver con aquel surgido del clan Raimi y mutado a eventual socio de los Coen, este del que hablo era en realidad suegro de James Glickenhaus (vamos, que igual adaptó su novela por mero compromiso con la parienta). Y hablando de "Camerones", la banda sonora viene firmada por el futuro compositor de "Terminator" y tantos otros clásicos, Brad Fiedel. Al temible gurú indio lo interpreta Mark Buntzman, socio de Glickenhaus en la producción, quien años después dirigiría por primera y única vez, aunque no cualquier cosa: "Exterminador 2". Murió en 2018, RIP.
"The Astrologer" me ha recordado al "cine" de Neil Breen, es decir, furruños raros y costrosos, mal paridos, pero repletos de pomposas pretensiones filosóficas, místicas e interdimensionales que terminan sumiendo en pura confusión mental a los pobres incautos que los consumen. Dicho de otro modo, el primer film de James Glickenhaus es un coñazo de aúpa, un caos total incomprensible y un aburrimiento soberano, con los peores tics del peliculismo barato de los setenta. Así pues, si les apetece jamesglickenhausearse, olvídense de ella y comiencen por su segundo largometraje. Tampoco digo que sea perfecto... de hecho, ninguna de sus películas lo es... pero, desde luego, tampoco ninguna resulta tan inútil y prescindible como la reseñada.
Disponen de "Ultimatum", "El protector", "Blue Jean Cop", "McBain" y dos en formato audio, "El silencio de los inocentes" y "Time Master".
¡Bon Appétit!