miércoles, 24 de febrero de 2010

KOMODO CONTRA COBRA

Lo sé, lo sé, si en el fondo soy yo el que se lo busca. Con las neuronas aún humeantes tras el visionado de ese "The curse of the komodo", y tengo la poca decencia de comerme otra ración más, made in Jim Wynorski, de lo mismo. Si de aquí unos años me quejo de dolores en el córtex, recuérdenme que fue mea culpa.
Pues eso, el golfo de Wynorski se oculta una vez más tras el alias de "Jay Andrews" para contarnos básicamente lo mismo que "The curse of the komodo", pero alterando minucias. Y encima este es un producto para televisión, por lo que de entrada debería ser peor... sin embargo, en el universo wynorskiano nada se rige por la normalidad, y no, no es ese el caso.
Está claro que "The curse of the komodo" y este "Komodo contra Cobra" se rodaron "back to back", me suda el níspero que ambas estén fechadas con un año de diferencia... tanto los decorados como algunos de los actores se repiten. Sin ir más lejos, la deliciosamente fea Glori-Anne Gilbert y sus tetazas vuelven a asomar en esta peli, la diferencia es que, tratándose ahora de un telefilm, no las enseña. Huele a "aprovechamiento de recursos" a la legua... más con Jim Wynorski (alumno de Roger Corman) a los mandos.
Un grupo de ecologistas se interna en una isla para sacar a la luz los sucios experimentos ilegales que el ejército americano desarrolla a base de agigantar cosas. Naturalmente irán acompañados del típico mercenario duro, pero buencha, encarnado por un desganadísimo Michael Paré (todo un clásico de este tipo de productos). No tardarán mucho en cruzarse cara a cara con komodos del tamaño de una casa y cobras igual de gordas. Y sí, para que nadie se sienta estafado, el flim termina con un enfrentamiento entre ambos bandos.
Bueno... tampoco hay nada nuevo aquí... la historia está llena de clichés y momentos absurdos (un tipo que puede escapar de una amenazante cobra, pero prefiere quedarse delante de ella para que se lo zampe... otro que ve cómo su hermana es asesinada por un komodo, y sólo necesita 10 minutos para superar la tragedia... etc), los CGI son bastante chusqueros (un pelín menos que en "The curse of the komodo"), pero en general la cosa se soporta razonablemente bien, tiene su ritmillo e incluso alguna buena idea, poco explotada por el escaso presupuesto, como que las sanguijuelas también han triplicado su tamaño. Eso sí, solo se la recomiendo a estómagos curtidos en cachivaches video-cluberos de parecido calibre.
La música, muy jamesbondiana ella, se la debemos al gran Chuck Cirino.