
La película cuenta la historia de un asistente social, como tantos hay que defienden causas perdidas, que propone al ayuntamiento, en fechas próximas a las elecciones, un programa en el que meterán a una familia marginal de los suburbios, en un lujoso chalét en una urbanización pija, con el fin de reinsertarlos en la sociedad. Obviamente, ni que decir tiene que eso no sucederá con la familia de marras, que son mas brutos que un arado.
Vista en la actualidad, la cosa no funciona en absoluto. En parte por la propia familia, con unas personalidades tan exageradas y caricaturescas (el hijo Mayor Johnny, es el peor, sin duda), que no logran ni caer simpáticos, ni provocar la risa, y en parte, es por unos gags de lo mas tontos, que ya en los ochenta estaban desfasados.
Y sin embargo, en muchos aspectos la película es transgresora; hay un gag, que es el mejor de la película, en la que la mamá Flodder, pilla follando en la cama a su hijo mediano con su hija mayor, le hecha a el de la cama, y les dice “A partir de mañana, cada uno dormirá en su habitación”. Un chiste de incesto, que si que es eficaz y chocante… pero ni por esas. Se acaba de joder la película con la moralina final, y ese mensaje de buenas intenciones en el que se le da la vuelta al calcetín, y viene a decirnos, que los malos no son los marginales, si no los ricos, pero que todos podemos ser amigos.
No obstante, Dick Maas, es un maquina, y la película está excelentemente rodada, con una persecución de coche que me parece sublime, y un oficio a sus espaldas que casi le vale un puesto en los USA… pero por lo que sea, la cosa no termino felizmente para el.
Me sumo, otra vez, a mi colega Naxo, para decir que merece ver la película, únicamente para ver a Tatjana Simic, en su máximo esplendor… aunque creo recordar que en LOS FLODDER EN AMÉRIKA, resplandecía mas. ¡Ah! Y no nos referimos a su talento artístico, por supuesto.