jueves, 23 de julio de 2009

BLOOD RED PLANET

De los hermanos Polonia ya he hablado en otras ocasiones. Lo hice en las reseñas de "Splatter Farm" y "Feeders", lo hice cuando desafortunadamente uno de los dos falleció, y lo hice para las páginas del fanzine "El Buque Maldito". Sin embargo, nunca me cansaré de decir una y otra vez que lo que fascinaba de este par era su honestidad a prueba de bombas y su aparente inocencia. Se apartaban muy mucho del típico videoasta americano especializado en horrores truculentos, los Polonia tocaron muchos palos dentro del "fantastique", y cuando ves sus pelis, aunque indiscutiblemente cutres, en realidad están bastante bien rodadas y montadas. Vamos, que su cutrismo es más por la precariedad de medios, porque capacidad no les faltaba. En ese terreno, los brothers gastaban un maravilloso morro incapaz de superar. ¿Para qué disimular las carencias?, mostraban sus cartas invitando al espectador -que siempre se cree más listo- a jugar con ellos, a creerse lo que veían... era como ir al teatro... ya sé que el árbol de cartón es de cartón, pero aceptaré que es un árbol y me dejaré llevar.
Si esa característica siempre destaca en las pelis de John y Mark Polonia, en el terreno de la ciencia ficción la cosa se desmadra. Porque, sí amigos, "Blood Red Planet" es pura ci-fi, el gore es mínimo y todo gira en torno a un equipo enviado desde la tierra para detener una invasión extraterrestre comandado por el también incomparable Jon McBride, habitual del universo Polonia (director de sus propias pelis, la más famosa de las cuales es "Cannibal Campout") y que, durante un tiempo, formó equipo con los gemelos co-dirigiendo (y actuando en) algunos largometrajes, este del que os hablo entre ellos.
McBride y John Polonia son los mejores actores del cotarro (lógico si son, junto a Mark, los directores... ya saben, la pasión que le pone el autor de la pieza siempre está por encima de la que los siguen), el resto dejan bastante que desear, especialmente el que hace de médico, un auténtico incapaz capaz de arrancarnos más de una carcajada. Pero para risas tenemos el monstruo invasor (un puppet creado por el entrañable Brett Piper... pero puppet al fin y al cabo. Los efectos especiales se reparten entre infográficos de tipo básico y maquetones tremebundos) y todo el atrezzo... ¿cómo explicarlo?, digamos que se dejaron los ahorros en la ferretería del barrio. Si se creen que una mesa de edición puede ser los mandos de una nave espacial, que un tipo es capaz de salir al espacio con un casco de moto, unos guantes de lana y un mono (y para pisar un planeta alienígena, nada como una mascarilla contra el polvo y unas gafas protectoras de plástico!!) o que un proyector de diapositivas puede ser la versión pobre de "Hal 9000", entonces sean bienvenidos al universo de este par de encantadores chalados.
Si, ya, todo muy bonito... pero ¿¿y la peli??... la verdad es que es un poco tostón ya que, como en la más común de las series Z, los realizadores suplen la alta falta de medios con no poca verborrea. Aún así, es imposible no mirar "Blood Red Planet" con cierta simpatía, aunque solo sea por la falta de humos y la desconcertante sinceridad con la que John Polonia, Mark Polonia y Jon McBride te presentan su producto.
¡Filosofía casera al poder!.