martes, 18 de mayo de 2010

FANTASMA DE BUENOS AIRES

Película Argentina rodada con pocos duros, pero aprovechados al máximo, dando como resultado una cosa de lo más amena y entretenida, contando a priori con todas las cartas para ser lo contrario.
Comienza como una película de terror adolescente, para luego pasar a convertirse en una comedia chusquera y terminar como un agradable melodrama costumbrista. La combinación de géneros, mezclados entre sí, dejando a un lado las exageraciones propias del bajo presupuesto y una pareja protagonista que nos cae muy simpática (un adolescente y un espíritu), hacen de la película un entretenimiento más que solvente. Si tengo que definirla con una sola palabra, esta es “agradable”.
Un grupo de amigos decide jugar a la ouija, con la mala suerte de que les responde un espíritu. Cuando deciden cortar la conexión, la copa en la que el ente espectral anda atrapada se rompe, con lo que este queda libre en la casa, con los consecuentes poltergeist.
Los chavales abandonan la casa, pero uno regresa y toma contacto con el fantasma. Este resulta ser un Tanguero de los años 20 algo canalla, que dejó una cuenta pendiente en vida. Le propone al muchacho dejarle alojarse en su cuerpo un par de días para acabar lo empezado, a cambio de contarle todos los secretos del más allá, y sacarle de dudas sobre su madre, fallecida cuando aun era un bebé. Justo ahí cambia el tono de la película para pasar a convertirse en una divertida comedia, que recuerda a esta.
El visionado, hecho con todos los prejuicios del mundo, me resultó de lo más satisfactorio, si bien es cierto que, aunque el componente fantástico y, mucho más, el cómico están más que presentes en toda la película, procura parecer un producto estándar argentino (vamos, que no son unos mega-guachis como los de "Farsa Producciones" y demás goremaníacos)… por suerte para nosotros, no lo consigue.
El director, Guillermo Grillo, curtido en el mundo del cortometraje, debuta con esta peli en el largometraje y lo hace con un suculento notable.