Y es que una película que se titula “Sexo Sangriento” era,
para la época, un reclamo absoluto. Y no hay engaño posible, hay sexo y hay
sangre… lo que no hay es película.
Y es que toda ella, desde el primer hasta el último
fotograma, es material de relleno…No hay argumento, ni historia, ni cristo que
lo fundó, cuando la intención es que si la haya, y además bastante pretenciosa.
Les cuento: La película comienza con un cartel que nos advierte que estamos en
los años 40. Un niño que jugando a pelota, acaba metiéndose en una especie de sótano,
es sorprendido por una sombra que nos hace presagiar lo peor. A continuación, títulos
de crédito, un coche cuya radio anuncia la muerte de franco. Todo ello muy
largo, muy denso. Después, una serie de escenas de parloteo en las que
detectamos que la protagonista es fan de todos los rollos paranormales. Después
esta se mete en un coche y se va con otra pava a un caserón, dónde los caseros,
un hombre y una mujer, les reciben, a pesar de que no sabemos a que cojones van
allí.
Tienen montones de conversaciones absolutamente
gilipollescas, las dos tías se enrollan, el casero las observa… entra en juego
un cuadro con un tío bigotudo y unos pocos asesinatos y se acaba la película. Y
del niño de la pelota, que se ve que dar lugar a lo que ocurre aquí, no se vuelve
a decir ni pío.
No se entiende absolutamente nada. Y los productores
debieron pensar lo mismo, a juzgar por unos rótulos al final de la película,
que explican que en los años 40 había muchas casas encantadas, y ahí ya deduce
el espectador que es que se trata de una casa encantada. Un absoluto
desbarajuste, una chapuza máxima que hay que ver para creer. Pero es tanta la
inutilidad de Esteba, que ni siquiera consigue el humor involuntario del que
hacen gala estas películas… aquí tan solo nos aburrimos con las secuencias
largas, y no entendemos nada. Ni vemos nada, porque la iluminación es tan
penosa, que en interiores cuando está todo oscuro, no se ve absolutamente nada.
Ahora, como toda película malísima, siempre hay cosas que
molan. Las que tiene este pedazo de mierda, molan muchísimo; Por un lado,
Esteba no tenía ningún talento ni nada que se le pareciese, pero el tenía que
llegar a la hora y cuarto de metraje como fuera, y al tratarse de una película
de terror, tenía que introducirlo, que remedio le quedaba... Así, en su afán de
rellenar, consigue escenas propias del cine experimental más puro, sin que el
se lo planteara siquiera, intercalando en medio de la película, y sin venir a
cuento, planos de una calavera con ojos, sangrando (que aunque está bien encuadrado
el plano, intuimos que alguien derrama la sangre sobre la calavera con una
botella desde arriba) con planos de algo que parece ser el ojo en plena
descomposición de un cadáver, usando para ello el gran angular. Pues eso está
muy bien, oigan. Al igual que una escena en la que la casera, le mete por el
coño a la prota unas tijeras, haciéndole sangrar (y de ahí lo de “Sexo
Sangriento”).
Sin embargo, las escenas de erotismo, con el lesbianismo por
bandera, son lo más largo, aburrido y anti erótico que podemos echarnos a la
cara. De hecho, las habitaciones del caserón dónde estas transcurren, son tan
rurales que parece que estén en la habitación de un sucio burdel… pero Esteba
cumplía con su cometido: El de meter folleteo ahí.
Absolutamente insoportable, no obstante, el cúmulo de
subnormalidad, de desorden, de desvergüenza (para la banda sonora se roba un
tema de “Goblin”, que además, creo que es plagiado, es decir, que se vuelve a
grabar por otra gente, un tema que ya existía, y se mete ahí, sin permiso) y
las –accidentales- cosas buenas de la película, la convierten en una cosa muy
interesante para mí, y si les gusta de verdad el cine malo (que ya me duele la
boca de decir que el verdadero cine malo, no es el que te divierte y con el que
te echas unas risas, si no aquel que no hay por dónde cogerlo, y aburrido hasta
la desesperación), entonces, descaradamente, recomiendo su visionado.
En el reparto tenemos a una
decadente Mirta Miller, que ya tenía que aceptar lo que le diesen, a
Ovidi Montllor, que lo mismo le daba salir en una prestigiosa película de
Imanol Uribe como “La fuga de Segovia” que en esto ¡en el mismo año!, Y Diana
Conca y Vicky Palma, habituales explotadas del cine “S” que trabajaron poco,
poniendo como ejemplo de sus trabajos, la cojonudísima “Secta Siniestra” del
amigo Iquino, o “La caliente niña Julieta”, respectivamente.
En cuanto a Esteba, su filmografía entera es, cuando menos,
interesante.